miércoles, 18 de diciembre de 2013

EL 007


Como todas las noches, miraba con insistencia el reloj, mi cita en la casa del vecino era ineludible. Con mucho sigilo para no despertar a nadie o se echaría a perder mi noche. Camine por el pasillo que da a la sala, y asi llegar a la cocina, mi perro rara vez se percataba de mis andanzas, así que tocó que darle un trozo de pan y allí quedó saboreándolo mientras yo atravesaba el patio para brincar la barda que une a nuestras casas. Afuera la luna alumbraba todo el vecindario, mi cuerpo temblaba no de frío, si de emoción y mis ojos se pegaban al vidrio de la ventana del cuarto de mi vecino justo al que me dirigía. Ocultándome y tratando de no dejar huella, iba por arbustos, rosales espinosos, y con cuidado de no pisar alguno de los juguetes que mi hermanito dejaba regado en el jardín. Al fin mi espalda estaba pegada a la pared del vecino, adentro se escuchaban normalmente: risas, sonido de vasos y botellas, música ligera. Pero esta vez solo se escuchaba los sonidos del silencio, un gato maullar y perros ladrar. De pronto, con giros y piruetas me oculte al arbusto mas cercano, pues la luz del cuarto de mis papas se encendió; era papá, él y su próstata iban para el baño, religiosamente al igual que yo a la casa de mi vecino. En ese momento enrollado dentro del arbusto recibimos al rociador de agua, que regaba al jardín de mi vecino. Hoy todo era raro. cuando se apagó la luz del cuarto de mis padres, salí del arbusto escurriendo, pero mi clandestinidad seguía intacta; me coloqué nuevamente en contacto con la pared de mi vecino. una luz me encegueció unos segundos. -Agh! instintivamente me lance y el arbusto y yo eramos uno nuevamente, solo que esta vez una rama del arbusto abuso de mi penetrando en alguno de mis orificios.
-Maldición!, con mi boca mordí otra rama para soportar el dolor. Mientras, la luz cegadora eran los silvines del auto de los Martínez, que regresaban de su reunión mensual. Luego, de extraer de mi cuerpo a aquel palo y de quebrar el otro con mis incisivos y escurriendo otro poco. De nuevo mi espalda estaba otra vez en la pared de mi vecino. luego de algunos segundos de observar que todo estuviera en orden; me asomé a la ventana. 
-Dios mio! 
-Mi vecino esta en peligro!  me agache por un momento a pensar que haría; no sin antes, observar a la hembra, que le apuntaba con una arma a mi desafortunado vecino que yacía con su dorso desnudo y atado a su cama. La belleza estaba sobre él encañonándole. Ella, solo tenía, un diminuto biquini y el arma en sus manos. Transcurrieron unos minutos, entonces tome mi decisión. Esas que cambian todo el resto de tu vida. Iba a arriesgar mi vida por el vecino. Allí estaba yo planificando mi ataque sorpresa. Me escabullí nuevamente arrastrando mi espalda contra la pared, mi objetivo era: llegar a la cocina y entrar por ahí, tomar una arma, llegar a la habitación y.....
-Maldición!- mi pie estaba dentro de un charco con lodo, al sacarlo perdí el equilibrio y asoté sobre un rosal, el mas cercano.
-Ay!- tremendo ardor, varias espinas estaban en mi brazo, mi codo todo raspado, entonces me sente a extraer las espinas de mi brazo. Luego de recuperar un poco de dignidad, llegué por fin a la puerta de la cocina.
-Rayos!- la puerta esta cerrada con llave.
-Bueno, tocará probar por la puerta del perro, de suerte es un labrador y no un pequinés como el mio. Era un perro negro de nombre Jack. Me agache, empuje la puertita, pensé, -creo que si paso. introduje mi cabeza y me dije, -si mi cabeza ya paso al igual que las ratas, el cuerpo también-
En esas estaba cuando.
-Oh no, Dios! -no contaba con esto-, -déjame en paz-, -solo quiero ayudar a tu amo- Se trataba de Jack, que lamia mi cara, como niño con helado en verano caluroso, desde allí veía sus colmillos amenazadores y en cada lengüetazo exhalaba un olor desagradable. Por fin, logre entrar, tome un cuchillo y me dirigí muy cautelosamente hacia la habitación, antes de abrir la puerta tome un último aliento de fuerza, me persigne y abruptamente irrumpí gritando: -Arriba las manos!. Pero, valla sorpresa que me lleve. Unos minutos después de mi bochornosa entrada nos encontrábamos platicando; él le contaba a la hermosa compañera que  yo era quien lo observaba todas las noches y entonces, ellos me contaron a lo que se dedicaban. Y que lo que yo habia hecho por él era de héroes. -Entonces soy su asistente.
-jaja! no. Si mucho serás mi aprendiz. 
-y ahora vete. 
camine hacia la puerta, tome el picaporte, ya iba sin dudas, conocía su historia y el éxito de mi vecino con todas esas  mujeres hermosas. -Ya sé lo que quiero ser cuando sea grande -pensé-
Al abrir la puerta, una vos tierna y femenina, me dice.
-Espera jovencito, aún no se tu nombre.
 -Yo le respondí:
-Bonavides!...  Jaime Bonavides! sonreí y me retire.
......-por cierto, el número que identifica dentro de la agencia a mi vecino es el 700. 
-Si logró, ser uno de ellos, utilizaré el mismo número, en su honor. Solo que al revés.


SergioRaga 18.12.13


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