viernes, 10 de enero de 2014

PERDÓN SEÑORITA, PERO.... LA VI DESNUDA!


Esto, me sucedió trabajando para una empresa que hoy día ya no existe, era una empresa dedicada a la venta, distribución e instalación de plantas telefónicas. Esta es la historia:

-Esta es la orden de trabajo, deben presentarse allí, antes del medio día. Creo que es un regalo sorpresa para una cumpleañera.  Güicho y yo recibimos la orden y nos dirigimos para la zona catorce. A haver la entrega e instalación de la nueva extensión.
-Yo creo que es por esta calle. 
-Según me informo Carlos. Pues el instaló el KSU.
-Mira ahí es. Es el numero de la dirección.
-Wao! que casona! quedamos con Güicho boquiabiertos por la belleza de la casa. La mejor del sector. Timbramos. Y alguien respondió por el alta voz.
-Sii!
-Venimos de Cissa telecomunicaciones, a hacer una instalación.
-Ahora les abro!. 
-Don Pepe, amarre a los perros. escuchamos que alguien gritaba desde una ventana del segundo nivel, cuando estos fueron guardados se abrió el portón y nos dirigimos con nuestras herramientas y el teléfono, hacia donde nos esperaba una señorita con uniforme de la servidumbre.
-Buenos días!
-Buenos!, pasen y sigánme por favor. 
-Les indico en donde deben instalar el teléfono.
Al entrar en la casa, nuestros ojos miraban por todos lados, aquella sala parecía un mall de la actualidad. A media sala, caía una cascada artificial.  Todavía quedaban indicios de la fiesta anterior.
-Sigánme,  por aquí por favor. Viendo para arriba y para los lados con cara de turistas japoneses, entramos en una alcoba, que tenia los mismos metros cuadrados que mi casa.
Güicho inmediatamente se dirigió al lugar idóneo para el aparato, mientras que yo observaba las fotografías que habían en el cuarto. Entonces escuche a la señorita del servicio acercarse a una puerta.  Era el baño. Y dijo: 
-Nena, no vaya a salir, acá están los técnicos del teléfono. Entonces, le pregunte a la señorita -Disculpe, esta es la nena. Tomando en mis  manos una fotografía, que estaba en el bouro de la cama. 
-Si!, me respondió toda emocionada. 
-Verdad que es muy bonita. 
-Vaya que si lo es! mientras tanto, mi compañero estaba sumergido en su trabajo. 
-Señorita donde esta el KSU.  le grito un poco, el Güicho
-El qué?  Respondió toda extrañada.
-La caja principal, a donde va a dar todos los teléfonos. 
-Ah!, esa cajota esta en un mueble, en la cocina. Acompáñenme y se los enseño. Cuando nos dirigíamos hacia la cocina, lugar del KSU, vi unos globos, flotando a medio cuarto; pues ya estaban desinflándose, que decían felices 20 años Julieta.
     Ya ubicados en la cocina, frente al KSU. Mi picara conciencia, me decía regresa al cuarto.
-Güicho, mientras haces los arreglos acá, yo hago las conexiones en el cuarto, para terminar lo mas rápido posible. Güicho, volteo hacia mi, con una sonrisa que decía mas que mil palabras. 
      Me dirigí para el cuarto, empuje la puerta y vi que no había nadie, entonces entre casi en puntillas, tratando de guardar el silencio que ya había en el cuarto. Me dirigí hasta donde estaba el cable, me tiré al piso, buena sobre la alfombra; pues el cuarto estaba totalmente alfombrado y procedí a conectar la roseta, cosa que se hacia en menos de un minutos. Pero yo, cual soldado en trinchera, con un silencio sepulcral, aguarde a que mi victima se asomara. Y no espere mucho pues, en eso sale Julietita, totalmente desnuda todavía le escurrían unas gotitas de agua, sobre aquella tersa y joven piel. Tenia un cuerpo, que solo ves en revistas para caballeros. Yo me deleitaba, mudo, tirado en el suelo, solo deteniendo un desarmador en mi mano y la roseta en la otra, con los ojos desorbitados, fue cuando ella se percato de mi presencia, un minuto después. Coloco de inmediato un brazo sobre sus hermosos senos y la otra mano en forma de cucharita sobre su velludo genital. Muy apenada e inmóvil, como escultura recién terminada me dijo con vos de mucha vergüenza. 
-Ay! perdón! Y yo le contestaba 
-Perdone usted! Como si fuéramos cazador primerizo y victima a punto de ser ejecutada. Así permanecimos otros segundos, diciendo exactamente las mismas palabras uno después del otro pero, totalmente inmóviles. Cuando una de  las muchachas la tapo con una toalla y se la llevo para el baño nuevamente.
Baje las escaleras, ya sin percatarme de la belleza de aquella casa. Como zombie, tratando de guardar la imagen de la cumpleañera para siempre. Mientras que el Güicho le pedía a la otra señorita del servicio, que le estampara su firma en la orden, para poder retirarnos.
Ya en el carro de la empresa, camino a otra instalación. Yo le contaba mi hazaña al Güicho. 
-Y que le dijiste. Me pregunto el Güicho
-Perdón señorita, por verla desnuda!

  SergioRaga 10.01.14


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