lunes, 10 de marzo de 2014

MI CACHORRO ES UN.....!!

Como cada tarde al regresar a casa del trabajo, mi pequeño y peludo amigo, corría como loco por toda la casa, su cola se batía a una gran velocidad y sus patas delanteras golpeaban a mis piernas como dándome un cordial saludo, con un su hueso plástico en su boca, señal de bienvenida. Así, era todos los días. Luego de cambiarme de ropa por un atuendo mas cómodo y de beber una cerveza, tome la correa de Waldo, éste se sentaba frente a mi, un tanto inquieto, pues él sabia que eso significaba, nuestra caminata diaria.
Luego de colocarle la correa a Waldo, nos encaminamos por nuestro itinerario de costumbre, Waldo caminaba con gallardía delante de mi, oliendo al caminar: arbustos, postes, neumáticos, troncos de árboles etc, lo típico de un perro normal, mientras nos encaminábamos por nuestra acostumbrada ruta, algunos niños salían al encuentro de mi blanco y peludo amigo con sus inconfundibles manchas café, él era muy atento con los niños, los vecinos nos saludaban como cada tarde. Ese día, era algo particular pues, estaba haciendo un extraño viento no muy normal en esa época del año, sentí que empezó a anochecer mucho antes de llegar a nuestro punto de retorno, el cual era un terreno baldío, al fondo de la colonia, lugar en donde mi pequeño acompañante acostumbraba realizar sus necesidades.
-Que te parece Waldo. 
-Ya oscureció, debe ser por que va a llover! Waldo, continuo su andar sin prestar atención a mis comentarios, mientras que yo, iba atento observando el cielo que ya se habia oscurecido por completo, sin luna, mucho menos estrellas en el firmamento, Absorto por aquella rara oscuridad que de pronto un sonido se dejo oír, junto con él todo se ilumino por unos segundos, dejando a nuestra vista a un tremendo perro, color negro de esas razas que suelen salir en las noticias que han mordido mortalmente a los hijos de sus amos; nos veía con unos ojos con rabia y de sus fauces salían dos colmillos enormes, por sus labios escurría una espesa saliva, la cual costaba que se cortara y cayera al suelo. Estaba allí, amenazador, frente a nosotros, para ese momento Waldo se me soltó y corrió, introduciéndose en aquel viejo terreno, el enorme perro negro salio tras él, yo corrí tras Waldo pero debido a la oscuridad tropecé y caí al suelo; mis anteojos volaron hacia algún lado y entonces mi preocupación y atención se volteó a encontrarlos, gateando y a tientas me encontraba cuando en ese instante, se escucharon los típicos gruñidos de dos perros peleando; entre la maleza que se veía agitarse violentamente, para entonces yo, escuche unos aullidos y nuevamente se ilumino todo por unos segundos, esta vez por un típico relámpago, esos que anuncian que una tormenta esta pronta a caer, pero esa luz, del relámpago, reflejo en la pared del terreno a una criatura enorme y extraña levantar su cabeza hacia el cielo yo que aun no encontraba mis lentes pensé. 
-Ese desgraciado,perro negro mato a mi Waldo. Lo raro era que, cuando ésta sombra se reflejo en la pared pendían de él, dos orejonas peludas tal cuales las de mi cachorro, pues el perro rabioso apenas si tenia orejas. Sobe mis ojos para poder mejorar  mi visión y logre divisar una cosa brillante adelante de mi, eran mis gafas, las tome y me las coloque, fue allí cuando salio corriendo del terreno baldío mi pequeño amigo, feliz como siempre, llego hasta donde me encontraba, le coloque la correa y regresamos a casa lo mas antes posible, pues sentía que se nos venia encima una horrible tormenta.
Ya adentro en casa, sobando su pelaje de Waldo, sentí que estaba todo húmedo, seguramente las babas del gigantesco perro, pero también descubrí cierta cantidad de sangre en él. Lo lleve al baño, llene la tina y le di un baño; para luego irnos a dormir. Esa noche no llovió.
Cuando volví del trabajo, al día siguiente, vi que metían al camión de basura a una rara cosa con pelo negro, la cual logre ver desde mi vehículo estaba como descuartizada, por un instante pensé. 
-El perro rabioso! pero luego dije, 
-No, no puede ser!
Llegue a mi casa y sucedió lo que siempre sucedía con Waldo, pero esta vez cuando le acaricie note que sus manchas color café se habían vuelto negras.
-Y, ésto, que te pasó? Lo tome y lo lleve a la clínica veterinaria, le consulte a la doctora. y ella me consoló diciéndome.
-Esto es normal en algunos cachorros, estos cambian de color a cierto tiempo.
-Vea que guapo se ve con este color!
De regreso a la casa recordé lo que habia sucedido la noche anterior a lo sucedido el día de ayer.
Casi llegando al terreno baldío, vi una luz brillante bajar del cielo y caer sobre el terreno, entonces se me soltó la correa y Waldo salio a perseguir a aquella cosa brillante cuando Waldo la halló la tomo en su boca y la trajo conmigo, pero al llegar justo a mi; ya no llevaba nada.
-Si!, ahora recuerdo! 
-Y si Waldo se la comió y por eso le cambio el color.
-No, eso es una locura. 
Varios meses después de aquellos acontecimientos, todo habia vuelto a la normalidad, excepto el color de mi ahora ya no tan cachorro Waldo.
De regreso a casa hicimos la misma rutina de siempre, pero esta vez nos paso algo increíble. Resulta que al llegar al baño de Waldo, mientras éste hacia de las suyas, un sujeto mal encarado se me acerco y me asaltó, yo temblaba de pavor este se aprovecho de mi frágil humanidad y se llevó lo que quiso, todavía me estaba golpeando cuando salio como rayo que lo vi hasta en cámara lenta o eso creí, pues mis lentes iban en la mochila del ladron, una especie de animal o semi-animal y semi-humano de sus costados pendían un par de orejonas tomo al ladrón y lo destrozo por completo o al menos eso alcance a distinguir, lo arrastro hacia el terreno baldío y de inmediato se escucharon entre aullidos caninos unos grito humanos. Corrí como loco por el vecindario dando de tumbos pues no tengo una excelente vista,  luego de correr varias cuadras me alcanzo Waldo, traía la mochila enrollada en su correa los tome  a ambos y nos fuimos a nuestra casa. Ya en ella esculque la mochila y el botín era grande habían otras cosas que no eran mías, tome mis lentes y me los coloque, allí estaba Waldo nuevamente con sangre en su pelaje, nuevamente lo bañe y se fue a dormir. Por la mañana una cinta amarilla rodeaba al terreno baldío, algo grave habia pasado allí, muchos vecinos regresaban haciendo comentarios desagradables respecto a lo que la policía habia encontrado en el terreno. Pensé.
-Dios mio, en que se convirtió mi pequeño Waldo?
-Qué le habrá hecho a ese atracador, qué todos regresan con caras de enfermo y terror?
Durante un tiempo no salimos de la casa, al fin a insistencia de mi perro salimos nuevamente, pero esta vez nos encaminamos por  otro sector ya no quería ir a aquel terreno nos introdujimos por las calles de mi colonia, esa noche todo estuvo tranquilo. No fue sino a un par de meses que fui testigo de lo que le sucedía Waldo cuando era motivado por el odio y maldad de alguien hacia otro ser humano. Si, fuimos testigos del robo a la casa de los Arriaga, un par de ancianos que vivían por los extremos de la colonia, los atracadores los tenían amordazados, amarrados de piernas y brazos, mientras que eran golpeados para que dijeran donde tenían las cosas de valor los ancianos parecían como si estuvieran a punto de desfallecer, cuando éstos se desmayaron fue cuando de mi lado se abalanzo un ser al cual no puedo describir, algo como un hombre lobo para no dejarles en el aire con la descripción pero en realidad no se que era realmente, lo que si sé fue lo que éste ser infrahumano les hizo a los asaltantes, no les dio tregua ni tiempo a reaccionar sus movimientos eran tan rápidos y certeros que de aquellos tipos casi no quedo nada, cuando el peligro pasaba esa cosa se volvía a transformar en el adorable perro que me hacia compañía, quien podría imaginarse que aquella mascota, a la que todo el barrio le daba amor, podría hacer todo ese daño. 
Me lo lleve a casa, teníamos un gran secreto, era algo de lo que debíamos tomar conciencia y darle el uso adecuado, pues aquello era una gran responsabilidad, y ésa caía sobre mí.
A partir de aquellos hechos que de algún modo tenían alarmados a nuestros vecinos y a la vez seguros; pues nadie volvió a realizar un atraco en nuestra colonia, pues Waldo ahora con mas edad podía oler el mal a metros, sus ojos me pedían que lo sacara a caminar, y yo esa noche escuchando los noticieros y viendo las calamidades que tenían que vivir algunas familias, que vivían en zonas rojas; decidí que mis paseos nocturnos, serían en aquellos parajes. Fue allí, cuando ambos nos vimos a la cara y nuestras miradas se entrecruzaron, como aceptando el reto y nuestro destino, el cual seria, defender al desvalido de la maldad de ciertos malhechores, los cuales no tenían sentimientos a la hora de atacar a sus victimas y que, en muchos casos llegaban hasta a asesinar.
Aquella noche, Waldo y yo, con solo una mirada, nos juramos que saldríamos a limpiar las calles todas las noches, en donde nos necesitaran. 
  


 








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