jueves, 6 de marzo de 2014

un disparo de rifle en mi cabeza!!

Aquella tarde, después del almuerzo y debido a que el día era de asueto y habia quedado en medio de la semana, me quede en el instituto; de lo contrario me habría ido para la capital. En esos días, me encontraba trabajando en el Adolfo V Hall de Zacapa, como capitán asimilado en una de las áreas técnicas. Mientras comíamos, en el rancho, Percy y algunos militares dispusieron irse de casería, a las cercanías del rió Motagua; yo, que recién habia llegado a trabajar al lugar, fui invitado por mi amigo Percy y la invitación fue secundada por el resto de deportistas. Como nuevo que era, no me quedo otra mas que aceptar. Fue así que luego de la hora del rancho, nos subimos a un par de pick-ups y nos dirigimos al lugar donde seria la casería, en esta oportunidad las invitadas de honor serian, unas palomas. Tomaron el camino indicado, hasta llegar a un lugar donde los pick-ups ya no podrían entrar. A que nos apeamos de los vehículos, tomaron cada quien sus armas, luego me dieron un rifle 22, pequeño, e idóneo para el neófito en estos menesteres. 
-Alguien, que  me explique como usar este artefacto. Pregunte, con el rifle entre mis manos
-Va! no le hagan caso, este es Jutiapaneco, no creo que no haya usado nunca uno de estos.
Se introdujeron en la selva Zacapaneca y al llegar a un lugar, alguien se en cuclillo y de inmediato todos hicimos lo mismo, yo parecía mono recién cazado imitando todo lo que veía.
-Escucharon, dijo Percy, quien era el experimentado cazador.
-Si! dijeron los demás en vos baja. Mientras que yo, no habia escuchado absolutamente nada. Así que procedieron a hacer sus grupos quedándome yo nones, entonces decidí que así fuera, en menos de un minuto me encontraba completamente solo en aquel lugar, tirado en el suelo, sin saber que hacer ni escuchar nada. Luego de un buen rato de estar bajo aquel sol de Zacapa, con la piel bien sudada, me vi los brazos; éstos estaban completamente negros, pues sobre mi piel se encontraba una jauría de hambrientos zancudos, enormes y negros, dándose tremendo banquete; pase mi mano sobre uno de mis brazos, para espantarlos, pero éstos solo brincaban mi mano y caían nuevamente a donde habían estado antes de que mi mano pasara sobando mi brazo. Así lo hice varias veces, pero al ver la insistencia de los zancudos que ni matándolos se terminaban, me toco que darme por vencido y aguantarme, no se como tendría mi pescuezo y mi rostro, pues solo podía ver a mis brazos. De pronto se dejaron escuchar unos plomazos y una bandada de palomas salían volando asustadas a consecuencia del sonido; los disparos se escuchaban en varias direcciones, creo que el único que no habia hecho ningún disparo era yo. Aburrido, de los mosquitos y del calor, le coloque el seguro, a mi 22 y decidí regresar al lugar en donde estaban los pick-ups y esperar ahí hasta que regresaran los cazadores con sus trofeos. Me levante pues, ya mis piernas estaban tullidas de estar en aquella posición y no habia podido tomar valor de matar a ninguna de esas pobres aves. Vi hacia el cielo, el cual a penas se alcanzaba a ver pues las copas de los arboles eran altísimas y estaban bien tupidas, pero el calor si era agobiante. Luego de ello y de tratar de recordar por donde habíamos entrado, empece mi caminata de regreso, me acompañaban mis amigos los mosquitos, llegue al lugar en donde estaba una cerca con alambre de púas y al otro lado habia un caminito.
-Este debe ser. Me dije mentalmente, ahora el problema era para el sur o para el norte. decidí tomar para el norte y empece a caminar, creo que ambos caminos me llevaban al mismo lugar, solo que uno era mas largo que el otro y yo me decidí por el mas largo, pues mas adelante un charco que parecía una laguna, por las lluvias de la noche anterior, no lo habíamos pasado cuando veníamos todos juntos, me detuve frente a él, y pensé.
-Diablos, me perdí.
-Ahora que hago?.. Regreso? en esa disyuntiva estaba, cuando un parroquiano paso por el lugar, éste para no pasar sobre la laguna tomo sus tecomates y los colocó a su espalda, tomo su machete y lo coloco en su cintura, luego agarrándose de las ramas y el alambre que salían  del tapial y con los pies sobre un borde de tierra ceca; casi que estaba colgando, logro sortear el charco, mientras que su par de vacas y su perro se refrescaron atravesando el charco.
-A pué! me dijo el hombre, cuando pasó a mi lado.
-Disculpe! Me puede ayudar?
-Como en que, amigo? Me pregunto quitándose el sombrero y secándose el sudor con la otra mano.
-Creo que me perdí, estoy buscando a dos pick-ups. Le informe.
-A si! paisano, siga recto y al llegar al tope, cruce a la izquierda, otro tramo largo y va encontrar otro tope allí vea para la izquierda.
-Allí están dos pick-ups, seguro que son los que busca.
-Gracias, don, muy amable!
-Va pué, adió!
Quede un rato pensando, como iba a pasar a aquel tremendo charco, que minutos antes vi que a las vacas le habían llegado como un par de cuartas de profundidad a sus patas. Recordé la forma empleada por el campesino, así que, procedí a emular su forma de sortear aquel charco. 
-Bueno. me dije.
-Ya le puse el seguro al rifle. Entonces pase por mi cuello el cinturón que sostenía al rifle, éste me quedo al frente no a la espalda pues, eso me desbalanceaba mas. Me agarre de los bejucos, tratando de no agarrar una púa del alambre con púas y procedi a hacer lo mismo que el campesino, total no se habia visto complicado. Pero vaya que si lo era; era muy dificil mantener el equilibrio, pero toco y allá iba yo, colgando prácticamente del tapial del cual salían unas hojarascas, palos, espinaderos, y ahí estaba el alambre de púas, ademas los mosquitos seguían chingando y la manera en que el cuerpo quedaba era muy incomodo pues, casi formábamos un triángulo; mi cuerpo, los brazos y el tapial de ramas y alambre de púas. Eme allí a medio charco, cansado y con un tenis sucio, pues un poco a tras se me resbalo y entro en contacto con el charco. De pronto, algo no me dejaba avanzar se trataba de mi única carga: el rifle.
-Mierda! se trabo en ese ramaje! Viendo de reojo como el rifle se colocaba horizontal, pues se habia trabado en algo, lo tome por el cañón y lo hale, pero no conseguí nada, mas que ensuciar mi otro tenis, el agua chuca, entro en mis calcetines.
-Rayos!!
-Que asco!! Ya estaba irritado pues, me encontraba cansado, sudado, picado, mojado de mis pies con esa agua chuca, y mis brazos ya no daban mas, pues sobre ellos descansaba todo mi peso.  En un momento de desesperación le di un tirón con toda mi fuerza al rifle, con la idea de que la rama que lo trababa se quebrara y así lo soltara. Pero eso no sucedió, lo que si paso, fue que el cañón del rifle quedo a un centímetro de mi frente; cuando le di con toda mis fuerzas aquel jalón, la parte que se habia trabado del rifle fue el gatillo y al hacer aquel movimiento rudo, hizo que éste se disparara. El sonido me dejo sordo y con un agudo silbido en mis oídos, luego de unos segundos y ver al humeante cañón a la par de mi frente, todo  mi cuerpo se aguado, que me solté y caí sentado en el charco. Pasaron varios minutos, antes de que me levantara de ese lugar, mientras tanto en mi cabeza desfilaron una serie de imágenes indescriptibles. Para luego reaccionar.
-Puta!, Que mula!, Por poco y me quiebro el culo, yo mismo!
-Pero, si le puse el seguro! Según yo le puse el seguro, pero lo que seguramente hice fue quitarle el seguro. Percy, me dio su rifle con el seguro puesto y yo en mi ignorancia se lo quite, pensando lo contrario.
Cuando seguramente regrese a mi cuerpo y el corazón volvió a palpitar en mi cuerpo, el color volvió a mi rostro, mis pupilas dejaron la dilatación que tenían, logre darme cuenta que mis pulmones estaban recibiendo oxigeno, sentí que mi culo y mis piernas estaban completamente mojados y que todos los zancudos se habían ido a la mierda. Si, después  de todo lo anterior me incorpore, camine el resto del charco por en medio de él y camine según las indicaciones del campesino, cuando volví en mi, pues todo ese tiempo no era mas que un zombie; me encontraba sentado en la palangana del pick-up; ya casi oscuro, se veía a un grupo de cazadores, felices con sus preseas volver por el camino correcto. Llegaron conmigo y me preguntaron donde estaba la paloma, a la que le habia disparado.
Tome una respiracion profunda y les conté mi odisea, de la cual solo gracias a Dios habia salido con vida, de esa tremenda cacería. Todos me escucharon con los ojos bien abiertos, con cara de asombro. Fue cuando les dije.
-Si me vuelven a invitar a una mierda de estas, los mataré con el arma que me den. Luego de unos segundos, comenzaron a reír y mi lamentable aventura se volvió una gran historia chistosa de regreso al Hall y ésto, trascendió durante mi estadía en aquel centro de estudios; allá en Zacapa.

             A LA MEMORIA DE MI AMIGO: PERCY OROZCO, Q.E.P.D.

Nota: para no pasar por lo que te he contado, has un disparo al aire, así verificaras si el arma esta o no con el seguro puesto










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