sábado, 24 de mayo de 2014

AVISPAS

La chamusca estaba en su punto mas álgido. Faltando, apenas unos par de minutos para finalizar, el equipo local, con el empate quedaba fuera del campeonato inter-colonias.
-¡Gooool! grito un padre aficionado de los 22 que se encontraban en el rectángulo de las acciones, cuando su equipo con ese gol, pasaba a la siguiente jornada.
-¿Cof!, ¡cof! Tocia el padre aficionado; cuando casi se ahogaba, pues algo le habia entrado hasta su garganta. Por mas que le daban golpes en la espalda, éste no reaccionaba. Se estaba ahogando. Alguien, otro padre de familia, le tomo por la espalda y apretando su tórax para que expulsara lo que le obstruía su garganta. Algo, salio expedido de su boca cayendo desfallecido al suelo. Todas las familias y los jóvenes jugadores estaban allí, atentos para ver que pasaba; cuando se hicieron presentes los bomberos.
-¡A un lado!, ¡Por favor! , ¡Abran paso!. Gritaban los paramédicos, al legar al lugar del suceso. El desafortunado padre de uno de los muchachos, empezaba a manifestar unas ampollas en la zona de su cuello.
Ya en la emergencia del hospital. Entraron con el paciente, ahora mas hinchado, a la sala de urgencias.
Por el altavoz se escuchaba a la recepcionista solicitar la presencia del médico a la sala de urgencias.
-¡Dr. Marroquín... a urgencias!... ¡Dr. Marroquín... a urgencias! Cuando el Dr. Marroquín hizo acto de presencia en la sala de urgencias, el paciente recien moría. Su cuello, era enorme y su cara tenia un color lila, la hinchazón habia empezado a emigrar hacia sus pectorales y hombros.
-¡Hora del deceso...  
-¡Pero que le paso! dijo el Dr. Marroquín, con una cara de aterrado, al ver algo que jamas antes habia visto. 
¡Por acá! le indicaba una enfermera a otros paramédicos que recien ingresaban a otro paciente a la sala de urgencias; El Dr. Marroquín que se encontraba ahí, intervino luego con la emergencia recien llegada.
-¡Que tenemos aquí! se expreso el Dr. sin poder ocultar en su cara el asombro, disimulando de inmediato, para no alarmar a su pequeño paciente; un niño de diez años, quien traía su brazo izquierdo, tan hinchado que parecía como si  se tratara del  monstruo Hulk.
-¡De inmediato, enfermera! 
-Tres centímetros de anti antihistamínico IV.
-¡Si Dr.! Luego de colocarle suero y el antihistamínico, el muchacho quedo en observación. Pero, si que estaban admirados y asustados de ver el tamaño del brazo, del pobre niño. Luego de que los padres del niño, se retiraron a su casa, dejándolo en manos del Dr. Marroquín. Éste, se dirigió  a la sala de necropsias, para que le informaran, de que habia muerto el papá aficionado.
-¡Dr. Orantes! ¿Ya tiene algún indicio, de que le provoco la muerte a este señor?.
-Si, Dr. Marroquín, encontré esto en la parte posterior a su lengua, ya empezando la laringe. Le mostró el Dr. Orantes a su colega, a través del microscopio.
-¡Es, algo como un aguijón!, ¿verdad?
-Así es Dr., solo que un poco mas grande de lo normal.
-Osea, Dr., ¿qué, esta hinchazón tan bizarra, no es otra cosa mas, que la unión de varias ampollas,  que se volvieron una sola?
-Positivo, Dr.
-¡Enfermera!, localice al Dr. Efrén.. ¡de inmediato!. Le ordenó, el Dr. Marroquín a su enfermera.
-¡Si Dr.!
Mientras los médicos hacian su trabajo y esperaban la llegada del famoso entomólogo, el Dr. Efrén. El pueblo continuaba con sus cotidianas y habituales practicas.
Llego la noche y de un bar, salia una pareja con efectos de licor, se subieron a su vehículo retirándose a un lugar privado en el bosque, que coronaba a la pequeña población. Debido al escándalo de la mujer, mientras tenia relaciones con su pareja, estos sonidos le llamaron la atención a una colonia de avispas que se encontraba a unas cuadras de distancia de allí, provocando el enojo de ellas, pronto salieron varias del enorme panal, atraídas por los sonidos que la mujer emitía. 
En lo alto de un árbol, se encontraba una enorme colmena de un raro color y forma, fuertemente custodiada las 24 horas por unas extrañas avispas, con rayas de colores particularmente no comunes en este tipo de insectos, al pie del árbol se encontraba el cadáver de un oso, quien llevaba varios días de muerto y que presentaba en los pedazos de cuerpo que aún no habían sido devorados, unas pústulas con mal olor.
Precisamente en el momento en que la mujer llegaba a su máximo clímax, éste le fue interrumpido por el piquete de uno de los insectos que habia logrado entrar en el auto.
-¡Ay! grito la mujer. Su compañero, se sintió honrado por la respuesta de su amante, creyendo que aquel grito habia sido de placer. Luego de unos minutos, los ojos de la mujer empezaron a desorbitarse y a sobresalir de su cara, como si se trataran de dos vejigas colocadas en la boquilla del chorro de agua, inflándose hasta llegar a explotar, y caer sobre el torso del hombre desnudo, al cual se le fue la borrachera saliendo de ahí, aterrado. Posteriormente una patrulla se hacia presente con el individuo al lugar de los hechos, la mujer tambien presentaba una enorme hinchazón en su rostro y un par de agujeros en el lugar de sus ojos.
Ya con el segundo cadáver en el hospital, el Dr. y profesor Efrén,empezaba a sacar sus conclusiones, iniciales.
Mientras que, en el pueblo se preparaban cuadrillas de voluntarios armados, para salir hacia el bosque en busca de sus depredadores.
-Colegas... Les decía el Dr. Efrén... A lo largo de mi vida e estudiado a los insectos y nunca habia visto un aguijón como éste y mucho menos una reacción alérgica tan brutal. Creo que lo que tenemos aquí no es otra cosa mas que... una invasión mas, de insectos extraterrestres. Y, es que mis estudios han demostrado que existen una gran cantidad de seres que no pertenecen a nuestro planeta. Los tenemos, en el fondo de los océanos, en zonas tropicales, y tambien en formas invisibles como virus y bacterias, tal es el caso de enfermedades infecto contagiosas y otras que simplemente, no tienen cura. 
-Ya antes he visto esas expresiones... Y se que me han tachado de loco por mis investigaciones, las cuales han dado soluciones a enfermedades, encontrando la cura en los insectos. Los Doctores Marroquín y Orantes, lo veían con un escepticismo, al que el Dr. Efrén ya estaba acostumbrado.
-Por suerte, tenemos a un huésped, que es inocuo a éste veneno, el de éstos insectos. Con él podríamos encontrar una vacuna para poder sobrevivir.
-¿Tan grave ve usted la situación, Profesor Efrén? 
-Dr. Marroquín, para empezar ordene que coloquen, en cualquiera entrada, ventana, y agujero; cedazo, para evitar que esos bichos entren en el hospital, mientras hacemos pruebas con este patojo.
Las cuadrillas que se habían dirigido en busca de los insectos, habían retornado sin ninguna novedad a excepción de una, que no regreso. 
Los noticieros se encargaban de difundir -como siempre- el pánico en la población. Lo cual causo una gran conmoción en toda la población.
La Guardia Nacional, se hacia presente en el pequeño pueblo, por tierra y aire. Aquel silencioso y tranquilo pueblito de la noche a la mañana se habia vuelto un lugar del cual salían muchos estruendosos sonidos, llegando hasta donde se encontraba el enjambre de avispas asesinas, quienes estaban preparándose para salir a delinear su territorio, con una estela de muerte a su paso. 
Esa tarde, salieron camino al pueblo, a silenciar lo que les perturbaba; quedando en lo alto de ese árbol algunos centenares de ellos, cuidando a su enorme panal. Una nube de ronroneantes insectos se encaminaban hacia el pueblo a silenciarlo, para siempre. 
Al pie de los árboles aledaños al central, de donde se ramificaban del panal central hacia sus exenciones, se encontraba una cuadrilla de hombres, completamente hinchados, inmóviles, sirviendo de alimento a muchas criaturas del bosque; aunque, algunas se alejaban de ellos, debido a lo grotesco de sus pústulas y ampollas y al mal olor, que de ellas salían....





  











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