sábado, 28 de junio de 2014

SEÑORA

-Si señorita, ¡sígame por favor!. Le indicó el capitán de meseros, cuando la joven mujer llego a su cita, echa por alguien a quien ella no conocía, pero que al escucharla por el teléfono le habia causado una gran inquietud y para poner las cosas en claro habia aceptado la invitación de la misteriosa señora.
-¡Señora!... La señorita que estaba esperando.
-Gracias Ricardo, retírese, le llamo si necesito algo. Le dijo la elegante señora al capitán de meseros.
-¡Siéntese! por favor. Le invito muy educadamente la fina señora, quien hacia unos pocos minutos que la esperaba.
-¿Se preguntará por que la cite? 
-Tal vez al decirle mi nombre le ayude en algo.
-Soy, la señora de Villareal. Cuando la joven escucho ese apellido, sintió que por su cuerpo le entro una corriente eléctrica, la cual le aguado su cuerpo. Ella, asombrada le contesto.
-Pues, no me dice nada su apellido señora.
-¡Pues debería!, ¡Porque es el apellido de  mi marido y de su amante!. Ahora si que no pudo mas la joven, al confirmarle fríamente la señora; esposa de quien era y que por lo visto estaba al tanto, de algo que ella hasta ese momento ignoraba.
-¡Disculpe señora! ¡pero le agradecería que me respetara!, ¡pues yo no soy mamante de nadie!...
-¡Mucho menos de un hombre casado!. Le respondió muy indignada. 
La señora, seguía erguida, como si estuviera echa de un material como el mismo mármol.
-Vea señorita, ¡usted a estado saliendo por varios meses con mi esposo!.
-De que manera quiere que la llame, sino de: ¡amante de mi marido!
-Señora, efectivamente vengo saliendo con alguien del mismo apellido; pero no creo que estemos hablando del mismo hombre, ¡señora!. También la joven se planto, educada y estoica ante la elegante mujer.
El capitán de meseros, observaba desde su cubículo, los movimientos que la distinguida señora hacia mientras le hablaba a la jovencita. Quien para estas alturas ya se veía un poco nerviosa.
La señora, extrajo de su bolso, una cartera mas pequeña, la cual era un porta retratos y le mostró a su invitada las fotografías del señor Villareal. Ésta, al ver las fotografías se enteraba, de que efectivamente el hombre con quien salia hace meses y de quien estaba completamente enamorada, era el mismo esposo de la respetable señora.
-Efectivamente  _dijo la joven, con lagrimas en sus mejías_ él es el hombre con quien estoy saliendo y a quien lamentablemente amo con todo mi corazón... ¡señora!.
-¡Es usted una descarada! Le interrumpió la dama, dejando escuchar el tono elevado de su vos.
El capitán de meseros, quiso acudir a la mesa, para bajar un poco la temperatura que se empezaba a elevar en esa mesa; pero conociendo a la señora, se contuvo.
-Ahora que me vengo a enterar de toda la verdad, ¡señora!... Créame, que es muy dificil para mi aceptarlo... Pero veo que usted no me miente. Dijo la joven y atractiva mujer, con la vos entrecortada, a la distinguida señora, quien se le veía en el rostro el odio que estaba sintiendo en ese preciso momento.
Entonces la joven tomo aire y valor y ésto, le dijo:
-Señora, ya es muy tarde para dar marcha atrás, ahora yo soy parte de su vida, señora y le amo como a nadie he amado y él es parte de la mía... ¡señora!
-Y, ahora que me entero que usted existe, ¡señora!
-Sepa que todo mi mundo es para él... ya lo llevo muy dentro de mi ser... Su amor, sus caricias, su aroma, su piel... 
-¡Cállese por favor! Le interrumpió la señora, llena de rabia. Pero ella continúo...
-Él me dijo que era libre. 
-Cuando le pregunte, después de varios días de estar saliendo, que si a su edad no tenia compromisos, si era viudo o divorciado.
-Pero el me dijo, que era libre, como el mismo aire. ¡Así era él de libre!...
-¡Y yo le creí, señora!... Luego de un silencio incomodo, tanto para una como para la otra. Antes de que la dama empezara de nuevo a atacarla, ella continuo...
-¡Ahora ya es muy tarde señora!... 
-¡Ahora nadie puede apartarlo de mi!.. 
-¡Ahora nada ni nadie, ni mucho menos usted, podrá apartarlo de mi!...
-Entiéndeme, ¡él nos mintió!.. ¡Y, yo le creí!, pues el me juro que era libre y por eso ahora ¡nadie puede apartarlo de mi!
El capitán de meseros, veía los ademanes de una para la otra; a una la veía destrozada pero estoica; mientras que a la otra se le veía como una estatua de mármol. Pero que estaba a punto de perder la paciencia
El mesero se encamino para donde se llevaba la batalla campal y justo cuando llego al borde de la mesa, la joven mujer, se puso de pie. Pero alcanzo a escuchar sus ultimas palabras antes de retirarse..
-¡Yo lo amo señora! Pues, él me juro que era libre y yo me enamoré como tonta de él, y segura estoy que él me ama tambien... Y por eso le digo, que ahora es tarde señora, pues ahora nada ni  nadie puede apartarlo de mi, ni usted, ni nada ni nadie, ¡podrá apartarlo de mi!...
-Que tenga una buena tarde y ¡hasta nunca!. Tomo sus humildes cosas y se retiro casi corriendo del lugar, con lagrimas en sus mejías, dejando a la inmóvil señora, de alta alcurnia. Sentada en ese lugar, frente a ella Ricardo, el capitán de meseros, viendo como esa mujer tan fuerte como un roble se desmoronaba en pedazos, aceptando que habia perdido esa batalla. El mesero le interrumpió 
-¿Necesita algo señora Villareal?
-¡Llame a mi chófer Ricardo! solo eso, ¡llame a mi chófer!.
Ricardo se encamino para el lobby, del lujoso lugar, para avisarle al chófer de la señora. 
Y, a lo lejos vió a la joven, subiendo a un lujoso mercedes benz. Quien le habría la puerta, era nada menos, que el señor Villareal: quien por casualidad se encontraba en el mismo lugar y al ver a su joven amada en esas circunstancias, opto por sacarla de ahí...


basada en la canción del mismo nombre: "Señora" de Rocio Jurado









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