miércoles, 23 de julio de 2014

Mariam, mi amiga Danesa

Buscando empleo en el periódico durante varios días y sin poder encontrar uno, que fuera como al que había tenido que renunciar por un problema de salud. 
Ese día, ya desesperado, no tanto por estar de haragán en mi casa, pues ahí habia de todo, porque aun vivía con mis padres. La desesperación, era al meter mis manos en mis bolsillos y encontrarme en ellos, con el desierto del Sahara, esa era mi preocupación, no tener con que invitar a mi prospecto de novia, pues al enfermarme y perder mi empleo tambien perdí a mi querida novia, (_¡Hurra! de nada me servia una novia que te deja al primer tropezón).
-¿Que dice aquí?  
"Empleos para técnicos en electrónica, telefonía, electricistas y afines. La Empresa, Sony Ericsson; Estará contratando técnicos para un período de tres meses. experiencia mínima, salario minimo. Interesados llegar a la siguiente dirección...."
Al día siguiente, luego de la entrevista me indicaban el lugar en donde uno debería presentarse para iniciar labores. 
Al siguiente día, a la hora en punto, estaba estacionando mi pickup maraca Pony, en el parqueo de una de las bodegas de una empresa de telefonía en mi país.
Luego, ya adentro de la bodega, nos empezamos a conocer con nuestros compañeros. Quienes habíamos llegado a trabajar por un termino de tres meses. Ansiosos de conocer a nuestro jefe y de que nos dieran nuestras obligaciones, pues el reloj avanzaba y nada. 
Bromeando estábamos, cuando de un carro ultimo modelo, se bajaron tres europeos, específicamente de Dinamarca. Se trataba de dos varones, un jefe, un técnico 1 (igual que nosotros) y una señorita técnico 2. Nuestros ojos se salieron de nuestras órbitas oculares, como caricatura gringa, solo nos falto aullar al ver lo guapa que se encontraba la técnica Danesa. De los tres extranjeros, solo nuestro jefe hablaba nuestro idioma (al estilo engringado) y los otros dos, hablaban su idioma natal y el ingles. 
Nuestro Jefe, Steve se presento y luego de una charla informativa, nos ubico en nuestros lugares de trabajo y entregándonos el equipo del cual seríamos responsables, ademas nos explicaba lo que haríamos en la linea de ensamble. 
Bueno la mañana transcurrió y nuestros ojos eventualmente se salían de enfoque, dirigiéndose de forma autónoma, hacia el lugar de la joven Mariam. Llego la hora del almuerzo y ellos (los extranjeros) dejaron de laborar justo cuando la segundera lo indico. Nosotros, hacia unos minutos que ya estábamos buscando nuestros almuerzos, en nuestras mochilas. El momento de ingerir nuestros sagrados alimentos llego y asi lo hicimos. 
Entre los alimentos yo me tomaba una medicina, la cual me producía una somnolencia, por lo que busque un lugar en la enorme bodega, para recostarme, no sin antes pedirle de favor a uno de mis nuevos compañeros de trabajo, que si veía que yo no aparecía y el jefe regresaba de sus dos horas de almuerzo, me llegara a despertar. Así, transcurrieron los días y yo debido a mi placentera siesta y que casi que, uno a uno fueron descubriendo a Mariam; unos por afinidad otros por curiosidad, en fin el ultimo en enterarse de aquella noticia fui yo, y de no ser por el siguiente comentario, no me hubiera dado por enterado.
-¡Ya vieron que Mariam esta mas morenita!
¡Sii!! Contestaban los demás, como en son de broma, pero habia algo mas en esa broma. Si, había lujuria, excitación y emoción. Entonces, pregunte a mi socio encubridor de mis fugas a los brazos de morfeo.
-Y, ¿éstos qué se traen, con Mariam? Le pregunte en silencio, claro sin desaprovechar y darle un taco de ojo a la hermosa chica.
-¡Es que, no sabes nada por huevón! ¿verdad?
-¿Nada? _¿Cómo de qué? Le pregunte, con toda la inocencia del caso.
-Lo que sucede, es que a la hora del almuerzo Steve y Bob se van a almorzar, quien sabe a donde pero, Mariam se queda y en lugar de almorzar...
¿Qué...? ¿En lugar de almorzar qué? Pregunte con mucha ansiedad, pues todo lo que tenia que ver con Mariam, nos interesaba a todo el cuerpo técnico.
-Pues, nada que se va para el patio de atrás, ese que tiene un bonito jardín...
-¿Y?... _¿Qué sucede ahí?... Le preguntaba, casi enojado pues, me la estaba haciendo de tos.
-Coloca una toalla sobre la grama y.. 
-¿Y?...
-Ya, cálmate, deja que termine. Me regaño mi socio. Y termino el misterioso relato.
-Y, ¡Se desnuda para bronceare!.
-¡¡¿Quéee? 
-Y, ¡Yo durmiendo mientras ustedes han estado viendo desnuda a Mariam!
-¡Si! Parecemos gallinas en tapanco, comiendo y disfrutando de la vista.
-¿Y, ella lo sabe?.
-Pues, yo creo que ahora ya debe de saberlo, pero ya conoces a las gringas ¡les vale madre!. 
Me quede pensativo y obviamente celoso, por saber que ojos impíos habían mancillado el cuerpo de tan hermosa criatura y yo, sin saberlo por estar durmiendo. Pero, esto no mas, le dije.
-¡Oye!    _Y ¿Está buena?.
-¡Ja si vieras lo que algunos perros hacen!. 
-¡Cállate no me interesan los detalles!. Y efectivamente el siguiente día, habia una gallina mas en el tapanco, comiendo y degustando de tan maravillosa vista. 
Cuando la veía a ella, mi corazón latía apresurado de emoción, pero al ver a mis vecinos, los del tapanco, eso me irritaba.
Esto era lo que todos veíamos cada día, de lunes a viernes, durante dos horas, bajo el sol con o sin apetito. Todos, corrían como en San Fermín España, para encontrar el mejor lugar.
Salía ella por una de las puertas de la bodega, con un diminuto bikini blanco, de dos piezas, en su brazo una dichosa y disimulada toalla, ella la extendía sobre la húmeda, verde y afortunada grama, luego se acomodaba, sentándose sobre ella, de su neceser extraía a un orgulloso bronceador, el cual se disfrutaba la piel de Mariam. 
Empezaba, aplicándoselo por sus bellos y sensuales pies, con masajes circulares y suaves sus manos recorrían a sus largas y esmeradas piernas, en ella no se veía una sola imperfección, cuando sus manos tocaban su ingle, entonces se colocaba en rodillas y se aplicaba suavemente ese vidrioso liquido, sobre sus redondas y no exageradas nalgas, mientras las sobaba se sacaba el pequeño hilo que estaba atrapado entre sus dos perfectas y duras aterciopeladas y ya bronceados glúteos. 
Ahora, se encontraba frotando ese vientre tan plano, que en el podrían aterrizar sin problemas los mas exigentes pilotos de un jumbo 747. Su ombligo, dejaba escapar algunas gotas del bronceador, las cuales corrían hacia los costados, pues ahora estaba acostada boca arriba. Mientras recorrían su dorso, dejaban una estela que con los rayos del sol se iluminaban causando un eclipse a nuestros ojos. Seguía frotándose, ahora sus brazos y parte de su espalda, hasta donde éstos lograban llegar, desde la cintura baja hasta su cuello. 
Entonces, Colocaba el frasco sobre la toalla y sus brazos se dirigían juntos hacia su cuello y en plena armonía, sus delicadas manos desataban el nudo de su sostén, cediendo éstos como si se hincaran ante alguna deidad, para luego pasar sus brazos a la parte trasera y asi liberar por completo a su cuerpo de ese artículo de vestir playero. 
En ese sublime momento, nuestros corazones se detenían y comenzaban a latir en cámara lenta, ella amarraba su cabellera, haciéndose un penacho con ellos. Mientras sus senos de medida perfecta, que hacía unos instantes habían quedado en libertad, apenas si se movían de la firmeza de éstos; su caída era perfecta, tomando forma de higos robustos y firmes y en su terminación lo adornaban un par de aureolas, con un erguido y orgulloso pezón de un color mas oscuro al de su piel, se acomodaba sobre la toalla y allí quedaba inerte. Cuando estaba boca arriba, sus senos apuntaban, cual artillería antiaérea hacia el sol, nada de desparramarse hacia alguno de los lados y cuando se colocaba boca abajo ella desataba los cordeles de su biquini para dejar en libertad a sus duras nalgas, como si estuvieran echas de puro ébano. Un ébano muy claro, color que habia logrado con esos días de bronceado.
El color, que su piel ahora tenía era una especie del color rojizo (cobrizo) y moreno, algo que solo se logra en una piel blanca como la nieve.
Luego de que esas dos horas parecían dos minutos para nosotros, ella se incorporaba completamente desnuda; cogía su toalla la enrollaba en su perfecto cuerpo, colocaba a su biquini blanco, adentro de su neceser y se metía por la puerta de la cual habia salido. Mientras, nosotros caminábamos, cabizbajos y meditabundos, hacia nuestro lugar de trabajo. 
En pocos minutos, ella aparecía justo cuando sus compañeros llegaban, no antes ni después, metida adentro de unos jeans que atrapaban perfectamente a su figura, de su top, sobresalían, como queriendo acusarnos a todos; un par de pezones, que hace unos minutos nos habían deleitado.
Aunque no me lo crean, el resto de los días de trabajo ya no quise ser un espectador mas, me sentía incomodo de escuchar los comentarios de mis compañeros, eso me enervaba y para ello en mis ojos habían quedado quemadas las imágenes que recien les detalle.
Cuando el proyecto terminó, mi decisión de no volver a espiarla recibió su recompensa, pues de los compañeros solo a dos nos invitaron a una cena y luego a una discoteca de musica salsa. Esto como despedida, pues al día siguiente, salia su vuelo rumbo a Dinamarca.
Esa noche, bailamos hasta el cansancio, ella vestía un vestido el cual era una minifalda, desmangado y sin tirantes, era una especie de top; su bronceado era impresionante, impecable. Cuando llego la hora de la despedida ya mi socio se habia retirado, solo quedábamos Steve, ella y yo. 
Mariam, tomo mi mano y me pidió que la llevara a la habitación del hotel. Frente a su puerta, ella me dijo. (en inglés, pues no hablaba español)
-¿Quiéres ver como quedo mi bronceado?...

Ésta historia es para ti, colega Mariam






No hay comentarios.:

Publicar un comentario