sábado, 2 de agosto de 2014

CIUDAD SOLITARIA

Para mi todo estaba acabado, ya nada me daba calor y mucho menos, luego de varios días de estar encerrado, decidí por fin, salir a las calles de mi ciudad. Me puse la ropa que estaba a la mano y metí mis manos en mis bolsillos y me abandone por las calles de la ciudad la cual estaba completamente solitaria, hacia mucho frió, pues la bruma y la cantidad de nubes grises no dejaban llegar a los rayos del sol hasta mi ciudad. Camine por varias horas sin detenerme y sin tener un destino a donde ir, solo quería caminar y caminar. Con mi cuerpo encorvado, mis manos en mi pantalon, mi vista observando a mis tenis rotos. Mis pensamientos seguían torturándome, haciéndome la misma pregunta _¿Porqué?... 
-¡Que estúpido fuí! Y cuando por casualidad pasaba por uno de esos lugares que antes frecuente, las fotografías aparecían en mi mente haciéndome mas desagraciado, sacudía mi cabeza como así queriendo sacarlas de mi mente,  pero eso era imposible, luego de estar parado en ese lugar continuaba mi camino hasta llegar a otra estación en mi viacrusis; al llegar a ese lugar, lo mismo, otra fotografía me atormentaba yo me preguntaba _¿Cómo era posible que siendo la ciudad tan grande siempre llegaba a esos lugares?  _Esos a los cuales quería olvidar. Luego me dije. _Déjame en paz subconsciente cabrón. Pero nada, todo seguía igual y seguía mi caminar tal cual un zombie, lo extraño era que seguía la oscuridad y la ausencia de personas, la ciudad seguía solitaria. Ya entrada la tarde, pero aun de día, me encontré con otro ente igual a mi, si esa persona venia igual que yo,  con su cuerpo encorvado, su vista perdida al suelo y sus manos metidas en su pantalon. Me pregunte _¿Y, esto que es? _¿Qué esta pasando? 
Al fin, esa persona se topa contra mi persona y luego de disculparse y de seguir nuestro camino, ambos levantamos la vista y ésto paso:
-¡Hola! Le dije muy emocionado.
-¡Hola! Me respondió, pero con un tono diferente en su vos.
-¡Quiero pedirte, que por favor me perdones!... ¡Fui un estúpido!
-¡Esta bien ¡Te perdono!... ¡Ya no aguanto a seguir con este dolor!
En ese momento, la bruma desapareció y las nubes que cubrían al sol se movieron un poquito, permitiendo que un rayo de luz nos diera a los dos, como si se tratara de un reflector de teatro, ese que en medio de la oscuridad alumbra al personaje central. Luego de seguir, con mis disculpas y de jurarnos nuevamente amor eterno, me acerque a ella hasta que nuestras narices se encontraron, luego de una tímida sonrisa, nuestros labios se hicieron una caricia. En ese momento, otro milagro... Los cielos se abrieron aun mas, quedando ambos como si tuviéramos una aura de luz a nuestro alrededor, la verdad, era que asi nos sentíamos. Luego de esa simple caricia de nuestros labios, nos besamos apasionadamente. La musica llego de golpe a mis oídos, era una melodía celestial, la que mi corazón escuchaba; una sinfonía nueva, la curiosidad me gano y abrí mis ojos, los de ella continuaban bien cerrados. Pero algo mas bello pasaba a nuestro alrededor, si la bruma había desaparecido en su totalidad y los nubarrones negros, huían asustados, pues el amor habia regresado a mi ciudad y entonces; todo retomaba sus colores, solo que esta vez tenían un brillo especial y, en las calles empezaron a aparecer; niños jugando, señores en bicicleta, señoras con el mandado en sus manos vecinas platicando, a los arboles retornaban las aves, todo habia cobrado vida y colorido y los sonidos eran estupendos, hasta nosotros vestíamos el traje del amor nuevamente, ella me habia perdonado y estábamos nuevamente juntos. Luego de ese deliciosos beso, nos vimos a los ojos, sonreímos, nos tomamos de las manos y juntos recorrimos a la que hace unos minutos era una ciudad solitaria. 
Entre todo ese mar de gentes, nos perdimos tomados de nuestra mano, simplemente riendo y escuchando a esa música hermosa que nace de un corazón enamorado.

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