viernes, 29 de agosto de 2014

¡Ella tiene un amante!

Sentados en la mesa de comedor tomando su cena se encontraban como cada noche, una pareja de jóvenes esposos. Él la veía con ojos de hombre enamorado, mientras que ella evitaba verlo a los de él. En el comedor solo se escuchaban los sonidos de los cubiertos golpeando contra los platos. En una, ambos toparon sus manos queriendo tomar al salero; él le sonrió y ella le respondió, pero de inmediato bajo su vista. Ella, desde hace unos días, se encontraba muy distante, su cuerpo estaba presente pero sus pensamientos estaban en otro lugar. Sin ella quererlo, su rostro la traicionaba y de vez en cuando esbozaba una picara sonrisa y al darse cuenta de inmediato a su rostro corregía y se molestaba, le daba por enojarse con ella misma. Claro, por no saber disimular lo que en su secreta vida le estaba pasando.
Él pensó; sin dejar de verla a la cara: _Se te nota, no puedes disimular que algo extraño te esta pasando y creo saber de que se trata. _Pues, últimamente, has estado muy agresiva y siempre a mi mirada esquivas _Tu vos fingida y te da por enojarte. _Ademas siempre estas tan distante. 
_¡Tienes un amante! 
El tenedor de su mano cayó, ésto la hizo reaccionar y se quiso  levantar a limpiar, pero él se lo impidió. Simplemente, siguió observándola y eso la ponía mas nerviosa. 
Sin saber como actuar ante un hombre bueno, galante, guapo, y que siempre la a amado, eso nunca lo a dudado; por eso ella se sentía muy incomoda con la situación sentimental que estaba viviendo.
_Creó que él ya se dió cuenta _¡Me ha descubierto! _¡Maldita sea, nunca he sido buena para disimular! _¡Y él me conoce tan bien! _¡Dios mio! ¿Qué hago? ¡No lo quiero perder! 
_Eso fue un momento de debilidad y por eso lo traicione.
Mientras ella pensaba ésto, el se repetía mentalmente, con una sonrisa maliciosa entre sus labios, con una sonrisa de alguien que sabe que saldrá triunfante ante la adversidad.
_Se que a otra carne has probado, pero que no han podido superarme. _Pero yo conseguiré y luchare para que tu vuelvas a mi y ahora pondré en todo mi corazón, ¡te recuperaré! 
Desde mañana, las flores volverás a recibir. _Una conquista mejorada inventaré para recuperarte.
Ella se levanto, tomo sus platos y él hizo lo mismo, ambos se dirigieron hacia la cocina y como siempre; ella lavaba y él secaba. Solo que esta vez de sus manos un plato se le cayo al suelo y éste se quebró. Como siempre se irritó y de sus ojos una lagrima broto, como gritando ya no quiero esta situación. Él se hinco junto a ella y le ayudo a recoger los pedazos del plato, entonces aprovecho para ésto decirle. 
_No te preocupes mi amor. _Solo es un plato roto, pero la vajilla sigue completa, te lo repondré. Ella no aguanto mas y con un llanto en su garganta y muchas lagrimas en sus ojos salio corriendo hacia su cuarto; pues lo que su esposo le acababa de decir era exactamente la analogía de los recientes acontecimientos en su vida. 
Ambos entendieron y él la siguió, cuando llego al cuarto, ella se encontraba sentada en la orilla de su cama, con sus manos a su cara deteniendo, él se quedo parado bajo el marco de la puerta, ella lo vió y luego de limpiarse las lagrimas y de tomar valor, intento confesarle lo que él ya sabia, pero no se lo permitió; solamente se hinco frente a ella y le dijo.
_No te preocupes mi amor, así como ese plato se rompió, eso no pasara entre nosotros, juntos vamos a resolver éste problema por el que estamos pasando. Ella lo abrazo y de luego se echo a llorar y entre sollozos le dijo.
_¡Eres tan bueno!... ¡no te merezco! 
Luego, un silencio invadió la habitación  y él la abrazo con tanta fuerza que ella volvió a sentir la vida y el amor en su corazón. 
Desde esa noche, volvieron a ser lo que siempre fueron, una pareja de esposos enamorados y ella jamas volvió a engañarlo ni en pensamientos....  












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