lunes, 13 de octubre de 2014

La fábula: Pájaros: el libre y el Enjaulado.

Todos los días llegaba a esa hermosa mansión, un pájaro de bello plumaje a alimentarse de los arboles frutales, que habían en el bosque que tambien le pertenecía a esa mansión y luego de saciarse, lo distraía escuchar un hermoso cantar. 
Un día, la curiosidad le gano y se acercó, llego al lugar de donde salía aquella hermosa melodía y quedo asombrado al encontrarse con quien cantaba. Se trataba de un pequeño pájaro de múltiples colores y muy pequeño. El pajarito, cantaba muy feliz, solo que se encontraba encerrado en una jaula, una muy grande, la que le permitía volar por ella y brincar de mecedora en mecedora. Al pie de la jaula, un perro enorme, echado, disfrutando de esos hermosos cantos, mas allá un gato se lamía sus patas, pero pendiente de esas hermosas melodías, en el bosque escondidos, una enorme cantidad de animales silvestres que se hacían presentes a diario para escucharlo.  El pájaro de hermoso plumaje se preguntaba. 
_¿Cómo puede estar tan feliz? ¡Si esta enjaulado!
_¡Es un tonto! Grito, muy enojado, se elevo por encima del bosque y se marchó. 
Era cierto, él era libre y volaba por donde se le antojara, pero siempre se sentía amargado. En el invierno se le mojaba todo su hermoso plumaje y en temporadas gélidos casi moría congelado, en épocas de calor se desprendía de algunas plumas para soportar las inclemencias del alocado tiempo. 
Cuando volvía a aquel bosque, se encontraba con esa hermosa musica, esa alegría, y los animales silvestres, siempre satisfechos de escucharlo tan feliz. Ese día se acerco nuevamente y encontró a una anciana que le colocaba los alimentos al pajarito,  en trastos limpios. El agua fresca y limpia, sus alimentos calientes; vió que lo mismo hacía con el perro y el gato y, que mientras lo hacía la puerta de la jaula dejaba abierta pudiendo salir de allí y ser libre, pero éste, ni siquiera lo intentaba.
_¡Que pájaro tan absurdo! ¿Porqué no aprovecha y huye de ahí? Se preguntaba el hermoso y libre pájaro, muy indignado. Esta vez lo escucharon: el perro y el gato. El perro se le acercó y le dijo.
_¡Quiero pedirte muy amablemente que por favor te alejes de nuestro hogar! Éste solo se volteó dándole la espalda y al ver que la anciana se entró en la enorme casa, olvidando cerrar la jaula, se abalanzo y sobre ella se posó y al pequeño pájaro cantarín, le grito. 
_¡Amiguito! ¡Aprovecha que la jaula esta abierta sal y sé libre! ¡Huye conmigo, te enseñaré las maravillas del mundo!
El pequeñín interrumpió su alegre cantar y extrañado lo vió, al verlo se percato que se trataba de una ave hermosa, con colores muy llamativos. Luego le respondió. 
_¡Gracias señor, pero aquí estoy bien! ¡Aquí soy feliz!
_¿Cómo puedes estar bien? ¿Y, ser feliz si eres un privado de libertad? Y, ¡éso vale mucho, ven conmigo! Le insistió.  Entonces se acerco el gato y le dijo a la ave que gozaba de libertad.
_Señor, ¡por favor aléjese de aquí! ¿No ve que aquí somos una familia feliz?.
El pájaro, al ver al gato se asusto y se elevo lo mas alto que pudo y sobre el bosque se perdió. Mientras éste volaba sin rumbo fijo, iba pensando.
_¿Familia? ¿Qué diantres es eso? Por un buen tiempo se desapareció, viajando por lugares maravillosos, pero en ningún lugar echaba raíces, ni se instalaba; por el contrario de algunos vecindarios lo echaban y varias veces estuvo a punto de perder la vida.  Cuando ésto le sucedía se recordaba del pequeño pájaro encerrado en aquella jaula, privado de su libertad pero siempre feliz; siempre cantando. Entonces volvió a pensar. 
_¿Familia? ¿Qué es eso, por lo que ha cambiado la libertad ese pequeñín? Y, entonces decidió regresar a aquél lugar y como siempre llego al bosque a alimentarse.  El pajarito, seguía cantando sus hermosas melodías, éste se acerco, pero esta vez lo hizo a donde se encontraban los animales silvestres, que llegaban a ese lugar a alimentarse y a disfrutar de esas hermosas melodías.
_¡Pájaro tonto, canta feliz pero vive enjaulado! Él esperaba ser apoyado por los residentes de ese bosque, pero ellos simplemente lo silenciaron. Eso le llamo aún mas la atención y conforme los animales se marchaban del lugar, lo hacían en parejas o en grupos, sus ojos se entristecieron al darse cuenta de que todos tenían compañía y él, simplemente era libre, pero solitario. Entonces se pregunto.
_¿Será eso una familia? _Éstos por lo menos son de la misma especie, pero allá, en la mansión, solo veo: a un perro gruñón, a un  gato salvaje y una anciana que los alimenta.
_¿Qué extraño? Voló y se poso sobre la jaula de nuevo, ésta vez se acercaron a él, el perro y el gato. Mientras, éste le hablaba al pajarito.
_¡Quiero que me expliques! 
_¿Porqué eres tan feliz encerrado en esa jaula, rodeado de éstos dos, que podrían comerte?
El pajarito lo vió directo a los ojos y le explicó:
_Sencillamente: Porque somos una familia y no necesitamos a nadie mas, que a nosotros. 
_Si usted, piensa que la jaula la cierran para que no me escape; esta equivocado. Ella lo hace para protegerme, de la maldad que hay afuera y mis amigos el perro y el gato, siempre están pendientes de mi seguridad. 
_Ademas, siempre tengo mis alimentos, calientes y mis trastos limpios y nunca paso frío ni sufro de calores. Por ello, siempre estoy feliz, pues no tengo nada de que preocuparme. 
_¡Ésto es mi hogar y ellos, mi familia! 
_Dime, ¿tu que tienes aparte de tu libertad de la que tanto de jactas? 
Él ave, quedo sin palabras al darse cuenta de que todo era cierto, que tenía la libertad para ir y venir, pero que en un ir y venir su vida peligraba, que siempre estaba solo, que a veces no tenía alimentos, que aguantaba hambre y que debía de estar muy atento, pues no tenía a nadie que le cuidara las espaldas. Entonces, repitió en vos alta.
_¿Entónces, eso es una familia? 
_¡Te envidio amiguito, que afortunado eres! 
_¡Quizás, yo debería de encontrar una familia, tener a alguien que me cuide, que me quiera y me acepte por lo que soy! Tomo vuelo y se marchó, como siempre sobre aquel bosque y nunca mas volvió. 
Mientras, el pajarito seguía feliz cantando, sin tener que pasar penas. Siempre acompañado y protegido, en esa mansión, la cual era su hogar y, por ello estaba agradecido. Por eso, en agradecimiento, él siempre cantaba. 

"Somos afortunados de volver cada noche a nuestro hogar y, ahí encontrar a una familia que nos espera con amor y calor de hogar. Encontrarnos con ellos, por quien vivir, ser feliz cada día. 
         Pobres de aquellos que tienen todo, pero no tienen con quien compartirlo, viven su vida sin sentido y sin poder dar ni recibir amor. 
        Atesorando su libertad y todas esas cosas maravillosas, sin poderlas compartir, sufriendo de una dura soledad, durmiendo solos. 
       Para muchos su hogar es como una jaula, de la que quisieran escapar, en busca de aventuras y cosas banales, sin sentido. No saben el tesoro que tienen en ese hogar; una familia, un techo, en donde, si bien no hay lujos, tienen al mayor de los tesoros y de las fortunas..... 
¡¡El amor de una familia!!...."







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