jueves, 27 de noviembre de 2014

Jack y Jill

Jack: Es un tipo de lo mas desobligado, parrandero, mujeriego, un vagando, sin trabajo fijo. Digno representante de la clase media.
Jill: Una señorita bien, de familia acomodada, muy refinada, de gustos exquisitos, de vida social. Digna representante de la clase Alta.
Dos mundos, completamente diferentes. Cada quien, se desenvuelve en mundos de extremos opuestos.

El destino entrometido, quiso un día, hacer un experimento y decidió unir a Jack y Jill; para ver que podría pasar en esos dos mundos tan diferentes. 
Ésta es su historia:

- ¡Hola, primo! ¿cómo has estado? Era Remy, llamando a Jack.
- Bien prima y ¿tú qué haces? Le preguntaba un haragan del Jack, tirado sobre su cama, sin hacer mas nada, que esculcarse el ombligo. Luego de una larga platica, poniéndose al día; Remy le lanza esta pregunta a Jack.
- Primo y en asuntos de amor ¿cómo te trata la vida? Éste, quien seguía limpiando su ombligo, lleno de hilitos blancos, como bolitas de algodón, le responde.
- Pues, como sabes, me defiendo como gato panza arriba, jejeje.
- No, en serio, tienes algún compromiso serio. Le dijo Remy, muy seriamente a su querido primo Jack.
- ¡Algo serio! ¡tienes algún problema conmigo prima! Le respondió Jack a su prima con el tomo indicando molestia.
- Bueno primo, ya es tiempo que te formalices. Le decía Remy.
- ¡Óyeme primita! si sigues con eso, ¡te cuelgo el phone! ¿me captas? 
- ¡Está bien!... Solo quería presentarte a una mi amiga, que recien corto con su prometido, ¡y está desecha la pobre!
- Y, ¿está buena la nalguita? Pregunto muy interesado Jack.
- ¡No seas vulgar primo!... Y, en cuanto a Jill, si ella es muy atractiva.
- ¡Así que se llama Jill! Insistió, un interesado perro de caza.
- ¡Si!, y quería presentarlos para ver, si asi ella sale de su depresión.
- Pues, ¡sale prima! ¡conéctemela pue´! Le insistió Jack a Remy. Remy, no mucho quería, pues, presentía que no funcionaría; al conocer a su primo y la vida a la que estaba acostumbrada Jill. Pero, al fin accedió y le dijo a Jack.
- ¡Está bien primo! apunta el teléfono, pero sé un caballero con ella, ¡sí!
- ¡Oki doki carnala, no hay pedo! Y la prima, le dió el numero telefónico de Jill a Jack
Despues de un par de semanas, Remy, llamó a su primo, ésto hablaron.
- ¡Hola Jack!, ¿me podes decir porqué no has llamado a Jill?
- ¡Hola primis! lo que pasa es que se cruzo otra nalguita a la que le llevaba ganas y estoy en la obra, ¿tu know?
- ¡Pues llámala! yo ya le conté de ti y me costo convencerla. Ella, sigue muy mal. 
- Hazlo por mi ¡sí!
- Esta bien primis, la llamaré, ¡te lo prometo!, solo porque tu me lo pides.
- ¡Pero la llamas ahora! Le ordenó Remy a su primo.
- ¡Calmantes montes! ¡oki doki! ¡now la call her! Y colgaron. Jack empezó, por buscar el papel en donde había apuntado el teléfono de Jill; luego de unos quince minutos de búsqueda, por fin lo encontró adentro de un calcetín sucio.
Jack y Jill; llevan, ya casi un mes hablando, pero solo por teléfono, pues Jill no se atreve a tener una cita aún y menos a ciegas.  Jack, sigue llamándola por teléfono, ahora con una curiosidad enorme por conocer a Jill. Jill, quien se divierte de escuchar las tonterías que Jack le habla por teléfono. Cuando habla con él, se ríe tanto que cree que ha empezado a olvidar el dolor que llevaba adentro de su corazón.
Un día, de un Septiembre, por fin decidieron conocerse y pactaron un lugar, en donde se encontrarían, ella le indicó a Jack como llegaría vestida, mientras que Jack le dijo a Jill como él llegaría vestido; pero éste, le mintió, él no quiere correr riesgos innecesarios, y si no le gusta la tal Jill, la dejaría plantada y jamás la volvería a ver, ni a hablar con ella por teléfono.
Ella, pidió un taxi, para que la llevara a su cita a ciegas, llevaba un atuendo que se habia comprado en New York, en unas vacaciones; iba despampanante. Mientras que Jack, se coloco un pantalón de mezclilla, el que tuvo a la mano, que por cierto, tenía un hoyo abajo de la bolsa trasera derecha; unos tenis algo gastados, pues eran los únicos que él tenía, sin calcetines y una playera con la marca Guess en frente tambien ya desteñida. Subió al servicio urbano y se fué al punto de reunión. 
Como era lógico, ella llegó mucho antes que Jack y se sentó en un sofá que habia en el lobby de los cines a donde se habían citado. Por fin, unos veinte minutos después Jack apareció en escena y entró al lugar, buscó a Jill y por fin la vió. No le fue nada difícil pues, ella era una chica muy atractiva. El descarado de Jack, se acercó a ella, pues nada que ver como él iba vestido a como le había dicho a Jill, así que tuvo todo el tiempo del mundo para observar a la joven de pies a cabeza y no tardó mucho tiempo en percatarse de que se trataba de una hermosura de mujer. Siguió de largo, luego de observarla y se fué a parar frente a una vitrina, para arreglarse un poco. Jill, pensó 
- ¡Que bueno que se quito este naco de enfrente, ya me tenía nerviosa.
- ¡Oh mi Dios! ahí viene de regreso... Mejor me quito de aquí. Se levanto dándole la oportunidad a Jack de que la viera de cuerpo entero, a Jack se le aguado el cuerpo al ver a tremenda mujerona, que no lo dudó más, y pensando que se había aburrido y que se iría del lugar sin conocerlo, asi que la siguió y cuando tuvo oportunidad le dijo.
- ¡Hola Jill! Ella se detuvo y con gallardía volteó, para ver quien era el que le había hablado; al hacerlo solo vió al naco frente a ella. Ella, veía por todos lados y lo único con que se encontraba, era a un desalineado Jack; sonriente, frente a ella, diciéndole.
- ¡Hola! ¡soy Jack! Ella, lo vió de pies a cabeza y con un gesto de desagrado le dice
- ¡Debe de ser una broma! Cosa que a Jack le valió, por el arco del triunfo y se acercó a ella y le dió un beso en la mejía, diciendo lo siguiente.
- Perdón por la tardanza, pero el bus en el que venía, pinchó una llanta. Ella sonrió con ironía. 
- ¡Bus urbano!, ¿qué no tienes carro? Jack, sonrió con mucha honestidad. 
- No, no lo tengo, ya quisiera tener una nave, pero todavía no. ¡Pero quiza en unos años, con mucho trabajo!
- ¿Una nave? Dijo Jill. Y, pensó.  
- Yo que me vine en taxi, para no andar en dos autos. Ya resignada le dijo a Jack.
- Bueno, mucho gusto, que pena, pero como no llegaste a tiempo, ya se me hizo tarde, sera mejor que me regrese a casa. El pobre de Jack, quien no era ningún tonto, entendió el mensaje y sintió una gran pena, el dejar ir de su vida a tan hermosa criatura. Se dieron la mano y Jack como pudo la atrajo hacia él y le dió un beso en la mejía, cosa que a ella le desagradaba, eso de dar espectáculos en publico y ese beso era un espectáculo en publico para ella. Se retiró, más rápido que ligero y, se subió al primer taxi que se encontró. Jack, regreso al sillón, a soñar con su Jill y luego se regreso en bus a su casa.
Por más de una semana, Jack no la llamó, él siguió con su vida de desobligado saliendo con las chicas del barrio, a las que Jack les parecía el mejor partido del lugar, pero Jack no podía sacarse de la mente a Jill. 
Una tarde de viernes, sonó el teléfono de Jack y al contestar...
- ¡Aló! ¡Aló! ¡Aloooo! Cuando Jack iba a colgar, pues nadie le respondía; al otro lado se escuchó una vos refinada y dulce.
- ¡Hola Jack! Jack, que ignoraba de quien se trataba, preguntó. 
- ¿Quién me habla?
- ¡Soy Jill! El corazón de Jack se aceleró, luego, se tiro sobre su cama e iniciaron una larga comunicación, como lo hicieron antes de conocerse en persona. Jill, se había acostumbrado a las locuras que Jack le contaba por teléfono; que superó su desilusión del otro día y lo llamó; ese viernes, ella rió hasta no poder más y aceptó otra invitación de Jack. 
Irían al cine, pero esta vez, ella saldría media hora más tarde, para llegar junto a Jack al lugar de la segunda cita.  
Una vez más, ella se colocó ropa de marca, importada, pero ya nada formal. Un jeans, una blusa y unos zapatos de tacón, su bolso sobre el hombro, un maquillaje poco llamativo; quiso ponerse al nivel de Jack, pero aun asi se veía el plumaje fino de esa hermosa ave. Por el lado de Jack, él se baño, y tardó como una hora adentró del baño, se rasuró, se coloco ropa interior muy limpia, claro, esta vez usó calcetines; buscó sus mejores zapatos, su mejor pantalon. Bueno, usó la ropa de ocasiones especiales; la ropa de fiesta de Jack. Ésta vez Jack, usó un transporte urbano pero de los más rápidos, no quiso perder tiempo en el bus urbano. Como siempre, Jill llegó antes que él, pero solo por cinco minutos. Ella se encontraba frente a la cartelera del cine, viendo los estrenos de ese día. Jack llegó y se quedó por unos segundos observándola, ¡vaya si era algo hermoso! ella lo vió y se dirigió hacia donde el avanzaba; como siempre ella le extendió la mano para saludarlo pero Jack le propino el acostumbrado beso en la mejía, ella, tuvo que aceptarlo no sin dejar de ver a su alrededor para chequear si alguien los había observado.
Jack le pregunta. 
¿Qué película desdió ver? Ella, le dice que el éxito de la semana. Jack con sus manos adentro de sus bolsillos contaba el dinero, viendo en la cartelera el precio, por ser estreno. Sintió un gran alivio al ver que apenas le alcanzaba para las entradas y le sobraba lo justo para el pasaje de regreso. Así que, se dirigió a la taquilla a comprar sus boletos. 
Entonces, se hicieron hacia la sala de proyecciones, al llegar ahí; la película estaba presentando los créditos. 
- ¡Ya apagaron las luces Jack! Le dice, una preocupada Jill; entonces Jack grito en el umbral de la sala. 
- ¡¡Luz!! Llamando al señor con la linterna, Jill no hallaba donde meter la cara de la vergüenza. El señor, llegó y ésto les dijo.
- Ya no hay lugares para que se sienten juntos; solo hay un lugar allá y otro por allá. 
- Quedarían uno en cada esquina. Entonces Jack le dice a Jill.
- ¡Vete para allá y yo me voy para acá!... ¡nos vemos a la salida! Jill, lo jaló tomándolo de la mano, Jack, sintió una corriente eléctrica por ese brazo, que casi le aguado al sentir su mano en la de ella.
- ¡Noooo! Grito Jill. Mejor vamonos y veamos otra película, en donde nos podamos sentar juntos.
Jack, tragó saliva, pues ya no tenía más dinero. Mientras, regresaban al lobby del cine; Jack le dice a Jill
- Jill ¿crees que me devuelvan el dinero o, que nos cambien las entradas para otra sala?
- ¡Por supuesto que no! y, tu no harías eso ¿verdad? Dice una Jill toda alarmada....
Continuará....








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