miércoles, 10 de diciembre de 2014

Jack y Jill. Capitulo 2

Jack y Jill, se encontraban en el lobby de los cines, ella decidiendo cual película podrían ver; mientras que Jack no sabía como disuadir a una chica decidida por no irse de aquel lugar sin entrar a una de las salas de cine.
- ¿Qué te parece ésta Jack? Preguntó Jill, un poco indecisa.
- O, tal vez ésta, ¿cuál prefieres tú? Jack sentía que su alma se escapaba de él, pues en sus bolsillos solo se encontraba para el pasaje de regreso a su casa en el transporte urbano. 
- ¿Qué tal si caminamos y platicamos? Le propone un casi asustado Jack.
- ¡Jaja! tú y tus bromas, por ello es que quise salir contigo otra vez. Pero Jack no bromeaba. Él pensó, 
- ¿Qué me pasa? 
- Si siempre he sido yo quien pone las reglas del juego. 
- Y, ésta no será la excepción. Se dió ánimos el pobre de Jack.
- ¡No bromeó! 
- ¡Estoy hablando en serio! Le dijo Jack, con su vos en tono serio, a lo que ella no le prestó atención, pero si pensó. 
- Ni que fuera la muchacha de mi casa, paseando por las calles con su pareja. 
- Y ¿éste qué se cree?
- ¡Quiero ver ésta! Eligió Jill. La película que ella eligió, era la película de Disney "Los Aristogatos".
- ¿Caricaturas? Dijo Jack y pensó.
- De ésto me agarraré...
- ¡Estás loca! 
- Si vamos a entrar, ¡veremos ésta! Dijo Jack muy seguro de sí. Se trataba de "Platoon" (Pelotón) una película de guerra. A lo que Jill se opuso de inmediato.
- ¡¡No!! tu me invitaste, ¡así que yo elegiré la película! 
- ¿Acaso no eres un caballero?
- Lo soy, pero no entraré a ver a unos gatos pendejos, además, respecto a la invitación, yo, ya pagué a la película que tu elegiste y no es mía la culpa de que  la sala estuviera a reventar.
- Es más, ahí estaríamos ahora viendo la película a no ser porque a la señorita no se le dió sentarse lejos de mi. 
- Así que, o es Platoon o nos vamos a vagar por las calles. Esa fue la última palabra de Jack, muy decidido.
- ¡¡No!! 
- Eso de caminar por las calles, no tiene discusión. 
- ¡Veremos los Aristogatos y punto! Dijo Jill, tambien muy convencida de que ella tenía la razón y tambien, porque eso de caminar por las calles era de mucos. Entonces Jack hizo su magistral jugada.
- Bueno, si quieres ver a los Aristogatos esta bien, pero con una condición. 
- ¿Cuál? ¡La que sea! Dijo Jill, convencida de que ésta diferencia entre ella y Jack,  sería la vencedora.
- Bueno _dijo Jack_ ya que yo invite a ver la primera película, que tu no quisiste ver.
- ¿Si? ¿Qué? Respondió Jill.
- Entonces, veamos a los  gatos pendejos. 
- Pero eso sí, ¡tu pagas la entrada!
- ¡¡Quéee!! ¿estás loco? jamás he pagado yo, en una invitación. 
- ¿Qué te sucede?
- Es eso o la caminata. Dijo un burro de Jack, quien vió la oportunidad de salir en caballo blanco y tambien por dentro rogaba a Dios que aceptara, pues tampoco tendría dinero para invitarla si al caminar por las calles se le antojara comer algo.
- ¡Esta bien! _dijo Jill_ Y pensó. 
- No me lo puedo creer, yo, pagando a un hombre la entrada al cine. 
- ¿Qué pasa conmigo? ¡debo de estar loca! Abrió su fina cartera, comprada en New York, sacó un billete con denominación de 100, que al pobre de Jack se le desorbitaron los ojos al ver un billete con tantos ceros.
- Toma, ve y paga _le dijo Jill_ pero ¡apúrate que nadie se de cuenta de que te estoy dando el dinero! 
- ¡Oh Dios que vergüenza! A lo que respondió Jack, muy ofendido.
- Disculpa, pero el que invita paga en la taquilla _y agregó_ ve aquí te espero.
- Estas bromeando, ir a comprar yo los boletos. 
- ¡Eso jamás! ¡jajaja! Sonrió toda nerviosa.
- ¡Apúrate! que ya va a empezar la función y, si no me tocara gritarle al del foco.
- ¡Qué vergüenza! otra vez... ¡no más! Sin mas que hacer, Jill, vió que no podría disuadir a su acompañante y, le pidió a Jack.
- Por lo menos, acompáñame ¿no? Jack se cruzo de brazos y se alejó de ella dejándola ahí parada con el billete en la mano. Entonces Jill se acercó a la taquilla y pidió las entradas.
- Dos boletos por favor. El despachador le sonrió, como dando a entender que sabía todo. Ella, tomo sus boletos y mientras esperaba el vuelto el taquillero le dice.
- ¡Difícil ponerse de acuerdo! Ella le arrebató el vuelto y se dirigió a donde la esperaba Jack. Cuando Jill llegó con él.
- Aquí tienes, no me harás entregarlos al receptor ¿verdad?
- Está bien, los entregaré yo, para que no digas que soy un desalmado. Se dirigieron hacia la entrada de la sala. Al pasar frente a la tienda de los poporopos, Jack le dice a Jill.
- Y ¡si me invitas a unos poporopos! Ella lo ve asombrada y el simplemente le coloca unos ojos y una sonrisa a lo Gato con Botas. Ella hace una mueca y se dirige a la tienda y compra los poporopos y unas aguas, para cada uno.
- Compra los pequeños, para que no gastes mucho, le dice Jack a Jill, en frente de la señorita. Jill, disimuladamente sonríe, pero con mucha clase.
- ¡Jaja! no le haga caso, él es un bromista empedernido. 
- Los mas grandes por favor.
- Que conste que yo con la pequeña estaba bien, es más, hubieras comprado una y de ella habríamos comido los dos. Dijo un desobligado Jack, quien se dirigía hacia la entrada de la sala, dejando a Jill cargando con todo, cosa que a ella le causo una gran vergüenza; pero con la distinción de una gran dama del Jet Set, simplemente sonrió y alcanzó a Jill. 
Cuando entraron a la sala, Jack se dirigió casi al centro de la sala o un poco más adelante, cosa que para Jill, tambien era algo no muy In, por lo que se quedo parada y le dice a Jack.
- ¡Aquí Jack! Ella se sentó casi en los primeros asientos, Jack se sentó a la par de ella y se acomodó de tal manera, que sus rodillas se apoyaron en los asientos delanteros. 
- ¿Qué haces Jack? ¡siéntate bien! Jack, de mala gana se sentó correctamente, no sin dejar de advertirle a Jill, que al apagarse las luces se acomodaría de nuevo con sus rodillas en el asiento delantero; la pobre de Jill, veía para todos lados, para cerciorarse de que nadie los viera y porque no, si no había alguien que la conociera adentro en la sala de cine. 
Mientras, Jack comía plácidamente sus poporopos, Jill al darse cuenta de que Jack se encontraba muy agusto comiendo sus poporopos, ignorándola completamente ella, con toda la delicadeza tambien comió los suyos; mientras que ella lo hacía de una manera muy educada el Jack sorbía su gaseosa, haciendo el típico ruido con la pajilla. Ella pensó.
- ¡Trágame tierra! Luego de varios minutos y de que pasaran por la pantalla algunos avances de los próximos estrenos, Jack que no frecuentaba aquellos cines, quiza si lo hacia, rara vez lo haría en una oportunidad al año o, quiza no. 
Éste, se encontraba anonadado, cuando pasaban avances de estrenos de películas de acción.
- Esa, la vendré a ver ¿qué te parece? Le decía a Jill, como si se tratara de un niño, con mucha emoción.
Luego, cuando empezaron los comerciales, Jill le dice a Jack, solo para llamarle la atención, pues hacía rato que la había perdido y eso tambien la incomodaba, pues entre el circulo en el que ella frecuentaba; Jill era el centro de atención, entre amigas y no se diga entre sus amigos. Para retomar el control, ella le dice a Jack.
- ¿Qué te parece mi manicura? y, el color de mis uñas ¿no son bellísimas. 
- Me las hice en... Para cuando Jill iba por ésta frase, y con su mano frente a la cara de Jack. Jack la interrumpe y la deja muda con ésta acción. 
Jack le toma la mano a Jill y le entrelaza sus dedos entre los de ella. Cuando Jack hace ésto, Jill enmudeció y sintió que su cuerpo se le aguado, ella se resbalo un poco de su asiento, Jack la ve fijamente a los ojos, se le acerca y le entrega un beso en su boca que, Jill jamás olvidará...
Continuará....

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