jueves, 22 de enero de 2015

El Planeta Tetriano y la Tierra


Viajaba con su nave por el vasto universo, recien se despertaba de un profundo sueño en la capsula, para el caso. Estiró su cuerpo, pues, no sabía exactamente cuanto tiempo llevaba en esa condición, todavía no revisaba los instrumentos, pero la computadora le hizo regresar de su larga siesta, pues, era momento de alimentarse, se dirigí al botiquín y extrajo unas deliciosas píldoras, ¡vaya si se veían deliciosas, que la boca se le hizo agua!
- ¡A propósito de ése preciado liquido! _ ¿Todavía tendré? Se preguntó el hombrecito de color raro.
- ¡Vaya me queda poca! _ ¡Debo de aprovecharla muy bien! Entonces, procedió y se tomó sus sagrados alimentos. Quedó tan satisfecho, que pensó.
- Tomaré una siesta. Pero de inmediato reaccionó. _ ¡Nooooo! _ ¡Recién despierto! y, ¿ya quiero dormir? Se llamó la atención a él mismo. 
Se estiro nuevamente y se dirigió a un cuarto de su nave, uno en donde apenas cabía de pie, extrajo de unos agujeros dos mangueras con ventosas y las colocó; una adelante y la otra por atrás y después de unos segundos y de varios sonidos flatulentos, se golpeó su abultado abdomen. 
- ¡Qué alivio! Dijo y continuó _ ¡Universo, Te dejo un recuerdito! _ ¡Wa, wa, wa! sonrió. 
Salió del pequeño cuarto, lo cerró, no sin antes oprimir un botón con un letrero que enunciaba: extractor de olores.
Regresó al puente de la nave y se acomodó en un pequeño, pero muy confortable asiento y con mucha autoridad se expresó.
- ¡Les habla el capitán! _ ¡Bitácora de vuelo: He despertado luego de diez años de un merecido descanso y nuevamente estoy a cargo de mi nave! Continuó diciendo luego de escribir en la bitácora de vuelo.
- Como dije: ¡Les habla el capitán! Con una gran resonancia y una voz femenina se escuchó.
- ¡Lo escuchamos señor! _ ¿Cuáles son sus órdenes? La tripulación le desea un feliz regreso de su descanso de diez años Tetrianos. Refiriéndose, al tiempo en su planeta, el cual, quedaba en una galaxia a más o menos, mil millones de distancia de la nuestra.
- ¡Tripulación! Dijo nuevamente el pequeño capitán, de color especial y abdomen pronunciado, piernas cortas y secas; como raíces de árbol muerto, con brazos como bejucos, pero sin hojas ni insectos, de cuello corto, que no parecía tenerlo y de una cabeza fenomenal, en inteligencia y volumen, con una cabellera; como si de ella salieran rayos, a lo Tesla, señal de ser un científico y militar en su lugar de origen, pues, los completamente calvos, eran parte de la población común de su planeta.
- ¡Ordene mi capitán! Respondió la voz femenina, quien era una computadora, jamás pensada en nuestro planeta Tierra. Ella, era una parte de la tripulación, pues, el único ser vivo adentro de la especial nave, era el peculiar alíen. Luego dijo.
- ¡Tripulación! ¡recordar órdenes! 
- ¡Las órdenes son señor: Encontrar agua! _ ¡Pues nuestro planeta muere por las sequías, causadas por nuestros políticos y ambiciosos inversionistas.
- Ya recordé y ¡no tiene por que excederse en la información, acaso quiere que la tripulación se amotine!
- ¡Perdón señor! pero no pude evitarlo, ¡no se repetirá!
- ¡Eso espero!, Teniente. Le dijo a su computadora.
- ¡Mayor Segundo! Deme las coordenadas y la ubicación. Le preguntó a otro de su tripulación, el Mayor Segundo, quien era otra computadora, pues, como dije: él era el único ser vivo en la nave; el resto de la tripulación, eran diferentes computadoras. Ésto, para bajar costos en cuanto a: gas para dormir, alimentación, medicinas, etc. y lo más importante, el gasto del vital liquido, el cual, luego de casi 90 años en la misión - Noventa años terrícolas - a cualquier lugar al que había llegado, dadas la coordenadas de las super-hiper inteligentes computadores de 1,000,000 de generaciones; habían apuntado, cuando éste llegaba e investigaba que el agua ya era un elemento escaso y en otros planetas ya extinto. ¡Eran planetas muertos! 
- ¿Sargento Zelium? Le habló a su computadora principal en la nave.
- Si señor, ¡ordene!
- ¿A, localizado algún planeta en dónde podría haber agua o, 2oh3oc24izw?, su formula química en su planeta.
- ¡Negativo señor! Y, solo necesita darme el nombre del liquido. _ ¡Señor!
- Está bien sargento, siga en el mismo curso, mantenga las coordenadas, pues,tengo un hormigueo en el 21avo. dedo de mi pierna izquierda y ése nunca falla.
- ¡A su orden señor! _ ¡Bravo por su dedito! 
Pasó la nave a la par de un planeta, en cualquier parte del universo y cunado lo hizo, pasaba y seguía pasando y la nave parecía ser interminable, por fin, luego de varios minutos, logró pasar por completo; mientras lo hizo, lanzó un rayo de color violeta, el cual escaneó al planeta verificando si era ese planeta, el que le llevaba con el dedo dormido y hormigueando. 
Al final de la nave, los propulsores. De ellos, salían luces gaseosas de colores rojos, azules y naranjas, seguramente, la mezcla de su combustible; uno que entraba por el lado frontal de la enorme nave y luego de pasar por el cuarto de maquinas; que no era, más que otro lugar con enormes computadoras, las cuales controlaban al cuarto, convirtiendo todo la basura intergaláctica en combustible. Y, el universo si que estaba lleno de porquerías, entre ellas las terrícolas que viajaban en el enorme universo por miles de años y luego regresaban en un viaje sin final, entre los escombros cadáveres de criaturas y posiblemente de astronautas que han muerto en el espacio y que nunca se han reportado, por ser top secret.
- ¡Señor! ¡Señor! ¡Señoooooor! Gritó la computadora, el sargento Zelium
- ¡Ah!, ¿si?, ¿qué?, ¿dónde estoy, que pasó? 
- Señor, ¡creo que se quedo dormido! Le dijo Zelium a su capitán.
- ¡Por supuesto que no sargento Zelium! ¡eso es imposible! _ ¡Simplemente, estaba en  mi clase de yaga y me relajó al grado de confundirla! _ Pero diga, ¿qué se le ofrece? 
- Señor, ¡su dedito dormido tenía razón! a diez grados a estribor y como a una distancia de 1,000,000 de años luz, mis sensores ¡hormiguean! _ ¡Ejem! _ Digo, _ ¡Detectan señor, un planeta con posible liquido vital!
- ¿Nombre del planeta? Preguntó el capitán de la nave Tetriana.
- ¡No hay registro de él señor!
- ¿Quéeee? ¡eso no es posible!
- Lo se señor, pero no aparece en nuestros registros y eso que tengo varios;  un billón de billones de planetas registrados, con posible liquido vital señor.
- ¡Bitácora del capitán! Dijo el hombrecito de color peculiar. _ ¡Acabo de descubrir un nuevo planeta! _ Que queda, casi en curso. _ ¡El hallazgo que he hecho, podría ser el más importante de nuestra querida Tetriana, me dirijo hacia él!
- ¡Sargento! ¡cambio de curso! _ ¡Lléveme hacia ese planeta desconocido! _ Al que llamaré ¡Albertiniano Cloulumbiano!
- ¡¿Lo llamará como usted?! ¡¿señor!? 
- ¡Así es, algún problema! _ Despues de todo, fuimos mi dedo y yo quienes lo descubrimos ¿no?
- Pero, señor, debería de agregarle a ese nombre: guión Zelium. _ ¿No cree?
- ¡Está loca! ¡usted es una simple subordinada que no sería nadie sin mi!, ¡con seguridad me habría llevado a una estrella de esas que algunos llaman sol y me habría quemado! _ ¡Por ello es que soy el capitán! _ ¡Cállese y cumpla con su deber!
- ¡Si magnánimo capitán!
- Capitan, llegar a ese planeta nos llevará casi veinte años, no quiere echarse una siestecita.
- Bueno, ¡pero no haga tonterías mientras descanso un poco, no queremos fracasar en al misión!  _ Y, ¿no creo qué le gustaría ir a parar al planeta muerto?, ¡lugar de soldados desconectados! 
- ¡¡No señor!! Dijo Zelium, muy consternada.
Pasaron los veinte años que Zelium calculó y el capitán Albertiniano, despertó otra vez de su aletargado sueño. Realizó la misma rutina y luego de ello, retornó al puente e hizo exactamente lo mismo.
Por fin preguntó.
- ¡Sargento! ¿distancia del objetivo? A lo que la computadora respondió.
- ¡Véalo usted mismo señor, es el punto azul a la una empunto! El capitán, le dió un ojazo al reloj de la nave. Zelium, le corrigió.
- ¡En la ventana frontal señor!, es la ubicación, ¡no la hora! _ ¡Es el punto azul, que esta un poco a su derecha!
- ¡Lo sé Zelium! ¡necesitaba la hora del avistamiento!, ¡no se pase de lista o ya me conoce, como soy cuando me enojo! _ ¿Eh? Amenazó a su computadora, aunque su peculiar color en su rostro, enrojeció un poco a sus mejías.
- ¡¡Lo veo!! ¡¡lo veo!! _ ¡Incremente la velocidad Zelium!    _ Quiero estar ahí ¡ya!
- ¡Todavía esta a una distancia considerable señor! Dijo Zelium y preguntó a su capitán 
- ¿Qué dice su dedito señor?
- !Wa, wa, wa! Rió con mucho humor. 
- ¡Está, como si me parara en un hormiguero! (valga la expresión)
- Lo que pasa señor, es que su dedo esta introducido en una toma de alto voltaje y si no lo saca pronto; lo perderá. Señor
- ¡¡Aaaayyyy!! Grito el alíen.
- ¡Perdón señor!, es una broma, ¡no pude evitarlo!
- ¿Está tratando de qué la reporte y la desconecte en el planeta muerto Zelium?
- ¡No señor! 
Paso el tiempo y los diálogos eran los mismos, entre capitán y computadora. Luego de otra broma a su capitán, éste no reaccionó, cosa que le llamó la atención a Zelium. Entonces, le gritó.
- ¡¡Albertiniano!! Pero éste, no reaccionaba, estaba estupefacto y absortó por la belleza jamás vista en todo su recorrido, durante centurias de años en el vasto universo; sus ojos, los grandes que estaban abajo de los dos pequeños de repuesto, que parecían cejas, se le salían de sus órbitas y las pepitas de sus ojos, reflejaban lo majestuoso de dicho planeta. Zelium, al darse cuenta de que su capitán se encontraba extasiado, viendo el planeta jamas mencionado por el lado de Tetriana, ajustó sus cámaras exteriores y quedó igual que su capitán. Que las luces indicadoras de energía de su fuente de poder bajaron de intensidad, debido a la magnificencia que veía al frente de la nave. Los motores se detuvieron y la nave quedó varada; en los casi 500 años de viaje que llevaba sin detenerse, al fin, había descansado y ¡se había apagado! 
Frente a ellos, un planeta completamente azul, muy hermoso; entre lo azul, tonalidades blancas y celestes, variedad de colores entre azul y blanco, pero el azul profundo; era el predominante. La nave se encontraba justo en la parte oscura de la luna, el satélite del planeta al que habían llegado, ése que el dedito del capitán había descubierto. 
Está demás decir que, el nombre del planeta era: Tierra.
Continuará.....




......¡No!  ¡Wa, wa, wa! Perdón, quiero decir ¡jajaja!.... una broma.....

- ¿Zelium? _ ¡Arranque los motores que pronto escanearemos al hermoso planeta: Albertiniano Cloulumbiano!
- ¡¡Guion Zelium!! ¿Señor?
- ¡Haga lo que le ordené! Dijo el capitán, el cuarto de maquinas se reinició y la nave tuvo de nuevo energía para ser propulsada hacia el hermoso planeta. Cuando estuvo a una distancia prudente, lanzó su rayo violeta, el cual, solo alcanzó para una fracción del planeta. 
En ese instante, los instrumentos comenzaron a dar la información.
- ¡Bit.. bit... pipiri... bit... bit... pupiri... bit! Eran los sonidos que emitía otra de las computadoras, parte de la tripulación y las agujas, casi se doblaban cuando pegaban al final de su carrera, indicando que el planeta o mejor, la porción que la nave había alcanzado escanear; en ella, había suficiente agua para miles de planetas Tetrianos.
- ¿Escucha señor? _ ¡Somos héroes!, ¡salvamos a nuestro querido planeta; Tetriano.
El capitan soñó por unos minutos con su recibimiento en su amado Tetriano; cuando retornara con la información y muestras del planeta recien descubierto y que no existía en ningún registro en todo el universo, de ello estaba seguro, pues de ser así ya habría sido conquistado por cualquiera de los que andaban como él, en el espacio, recorriendo todo el universo en busca del preciado liquido: 2oh3oc24izw, o, Agua.
- ¡Señor! ¡Señor! ¡despierte de su practica de yaga!
- ¡¡No estoy practicando yaga Zelium!! _ ¡Pensaba en nuestro regreso a Tetriano! Dijo un capitán muy molesto, debido a la irrupción de sus sueños despierto.
- Perdón señor, ¡quiero sus ordenes! Dijo la computadora.
- ¿Mis órdenes? Dijo murmurando, mientras sus ojitos que parecían cejas, se agrandaban de una forma achinada, señal de orgullo y gallardía.
- ¿Mis ordenes Zelium?... _Son: ¡Diríjase al planeta, lo estudiaremos adentro de él, Atetriaciremos! Dijo.  - pensando en su idioma Tetriano -
Bajaron al planeta y conforme la enorme nave llegaba al planeta y se acercaba cada vez más, tanto capitán, como tripulación, no salían de su asombro, más cuando vieron a los enormes océanos. 
El capitán, no pudo evitar que se le escapara un murmullo de su boca.
- ¡¡Tanta agua!!
- ¡¡Capitán!! ¡¡Detecto criaturas extrañas y peligrosas!! Dijo la computadora Zelium, a lo que el capitán no le prestó atención.
- ¡¡Capitan!! ¡¡Abortar!! ¡¡abortar!! ¡¡abortar!! Gritaba Zelium. _ ¡Éstas criaturas son enormes! 
- ¡¡Gigantescas!! 
Habían llegado  al planeta Tierra en el periodo Jurásico de nuestra era y como sabemos, el planeta estaba lleno de criaturas enormes y feroces, criaturas salvajes y hambrientas. Pero, ésto fué lo que lo llevó a sucumbir, El capitán Albertiniano ignoró las advertencias de su sargento y siguió adelante, él no podía creer haber encontrado un planeta en donde lo que más había era agua.
- Baje la nave a cinco Pitros, sobre el nivel del agua. Ordenó el capitán
- Capitán, ¡sugiero que nos alejemos y pronto! Dijo Zelium, utilizando su voz de alarma; pero el capitán no estaba en sí, él ya no era el inteligente y precavido capitán de la única nave que había logrado encontrar al planeta tierra; él estaba fuera de sí.
- ¡Obedezca Zelium! ¡es una orden directa!
- ¡Si señor! Dijo la computadora, resignada y bajó a la altura de cinco pitros (equivalentes a metros)
El capitán, no sintió cuando su prolongación de su espina dorsal se le durmió, ese hormigueo en esa parte de dicha prolongación de cinco centímetros; el cual le cubría su (....) era el indicativo del peligro inminente, el cual lo había mantenido con vida durante esos casi 500 años terrestres, en la búsqueda del preciado liquido. 
Cuando la nave estuvo a la distancia ordenada por él, salió del océano, como misil de submarino atómico, una enorme ballena prehistórica; abrió su boca y se tragó a la enorme nave. 
Enorme para su planeta, pero para el nuestro, no excedía de 25 centímetros.
Y, éste fué el fin de Albertiniano Cloulumbiano-Zelium. 
Fué, éste liquido preciado por él, su planeta Tetriano y el universo entero,  el que lo llevó a sucumbir. A morir. 

Moraleja: Debido a que el único testigo de la existencia de agua en nuestro planeta; fué tragado por una ballena pre-histórica; es la razón, de porqué hemos sobrevivido durante millones de años, sin ser invadidos. De no ser por el despiste del capitán Albertiniano Cloulumbiano, ahora seríamos.... ¡Un planeta muerto!







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