lunes, 19 de enero de 2015

Masacre 3


Las siluetas de los árboles  languidecen por la oscuridad y lo frió del bosque, al fondo muy adentro en las montañas mucho más gélidas, se desgarra la garganta un lobo en aullidos, como preludio de que la noche trae consigo a una invitada no muy deseada, la cual le dará uso a su guadaña ésta noche. Mas cerca, justo dentro del bosque, casi en el centro, para citar algo más exacto, un pequeño pero bello lago, el cual queda como a unos tres kilómetros de la carretera que lleva a ese lugar, a menos distancia, una vieja cabaña, hecha con troncos del mismo bosque, con una edad que data de mediados del siglo 17, pero que aún se conserva en un estado aceptable para vivir en ella. Por cierto, alguien vive en ella cuando ésta no es alquilada a los turistas de la gran ciudad, cuando ésto sucede, la tranquilidad de ese hermoso paisaje pierde toda la pasividad que lo ha caracterizado por todos éstos siglos. Y,  hoy hay un escandaloso jolgorio, pues han llegado a la vieja cabaña, un grupo de amigos, quienes en éste instante se encuentran a unos trecientos metros del lago, junto a una hoguera hecha con ramas secas que se encuentran en el camino que el tiempo a formado, debido a que durante todo este tiempo ese lago fue fuente de agua, por los que alguna vez vivieron a sus alrededores. 
Cuentan los que aún viven por ahí, que sus vecinos emigraron de ese lugar a consecuencia de los múltiples asesinatos, unos que a algunos les costo la cordura, debido a lo horrendo de ellos.
Los chicos, que se encontraban como ya es costumbre entre ellos, realizando sus bromas, luego de escuchar los gritos de las féminas del grupo, se dejan escuchar las carcajadas del grupo. Ellos han observado que una de las chicas es susceptible a las bromas y la han cogido contra ella, quien se ha molestado y decidió retirarse al lago, a darse un chapuzón; en sus orillas, la juventud y su enojo no le dejan sentir lo fría del agua.
Frida, llegó a la orilla de las calmadas aguas, se descalzó y camino por unos minutos por la orilla sintiendo el frió de las aguas. Sobre el espejo natural, se observa como se refleja la luna, quien quisiera meterse en él, las aguas se mueven lentamente en olas, movidas por el aire que corre en el lugar. 
La ropa de Frida quedó amontonada en la orilla del lago, recomendadas a las luciérnagas que vuelan alrededor de la arboleda. Mientras Frida nada, recordando las bromas que se hicieron a sus expensas, sus pensamientos se están materializando en el lugar de la hoguera. Luego de unos quince minutos de nadar dentro del lago y sus pensamientos, llega hasta donde dejo sus ropas, su cuerpo desnudo brilla con los rayos de luz de la luna llena, la cual no es la única testiga de su escultural cuerpo pues, sin que ella lo sepa, pero si lo presiente, alguien la observa, escondido entre el bosque, ese palpito hace que Frida coja sus ropas y se vista muy de prisa, cuando termina de colocarse sus trapos que la hacen ver más sexy que cuando estuvo denuda, camina apresurada hacia el lugar de la fogata, mientras camina en ese rumbo; piensa.
- Ésta vez no voy a caer con sus bromas. Refiriéndose a sus amigos, quienes según ella, son los que la observan para asustarla y luego burlarse más de ella. Por fin, llegó al campamento, el lugar de la fogata y de ella solo quedan unas brazas y algo de humo.
- ¡Malditos! ¡lo sabía! _¡Salgan se que están ahí! Grita la joven muy molesta, pero en ese momento es cogida por detrás, un brazo la coge de la cintura y con la otra mano le tapan la boca, mientras ella forcejea con el desconocido que la esta atacando, éste le susurra al oído.
- ¡Cállate... si quieres seguir con vida!... ¡Nadie de tus amigos a sobrevivido!... ¡Todos están muertos! 
Los ojos de Frida, se abren y su corazón casi se detiene al escuchar lo que el desconocido le ha dicho al oído. 
Pero, alguien más escuchó los gritos de Frida, los que logró hacer antes de ser atacada por el desconocido.
- Te soltaré son la condición de que te quedaras quieta y en silencio. Le advierte el captor a Frida.
Ella acepta, pues no tiene opción alguna. Éste la va soltando muy lentamente y Frida ya un poco más relajada, se da vuelta y al observar a su captor se tranquiliza aún más.
- ¿Tú?, ¡qué susto me has dado! Le susurra la chica al muchacho que le ha impedido seguir gritando. Se trata del hijo de quien les alquiló la cabaña, Elfego.
- ¡Me llamo Elfego! Le sonríe a Frida. Luego le dice. _ Sígueme; por acá. _¡Pero date prisa!
- ¡Un momento!, primero explícame, ¿dónde están mis amigos?... ¿cómo es eso de que están muertos?
- ¡Asesinados! Y sus cuerpos ahora deben de estar en el fondo del lago.
- ¿Crees que te voy a creer? - ¿Cuánto te han pagado para asustarme? _¡Esos desgraciados son capaces de todo, con tal de seguir riéndose de mi! 
En eso, se escuchan unos ruidos que para Frida pasarían desapercibidos, no para Elfego, quien a crecido en el lugar y conoce de la historia que sus antepasados han contado todo este tiempo.
- ¡Shhhh! la calla otra vez. _¡Escuchaste eso! Le dice el joven con el horror en su rostro
- ¿No? ¡No escuche nada!
- ¡Sígueme si quieres vivir! Elfego corre y se mete a lo más oscuro del bosque, Frida luego de ver el rostro del joven corre atrás él, en su cara, la duda y el miedo aparecen, su corazón nuevamente palpita rápido. Ahora, ella escucha lo que seguramente Elfego escuchó hace un rato, entonces Frida, ahora más asustada, grita el nombre del muchacho.
- ¡¡Elfego!! Un brazo la coge por la cintura y la lleva a un matorral
- ¡Ayyyy!
- ¡Cállate por favor! ¿quieres que nos maten? Se trata de Elfego. Ahora se encuentran tirados sobre el suelo polvoriento y los cubren los matorrales. La respiración de Frida casi se detuvo por completo al ver a un metro de su rostro un par de botas, que las cubre por la mitad una gabardina oscura y larga, es lo único que ella logra ver. 
El par de botas, están ahí, sin moverse, el silencio se apodera del lugar, lo que provoca en los jóvenes un terror espantoso. El silencio se interrumpe por otro aullido desgarrador que llega desde las montañas. 
Las botas se mueven y se alejan del matorral, justo a tiempo, pues, Frida no soporta el ardor que le han provocado una colonia de hormigas, las cuales aparentan con la luz de la luna, ser un par piernas jamás depiladas. Elfego, quien se ha dado cuenta de lo que le sucede a Frida le pide con señas que no haga ruido y procede a limpiarle las piernas, las cuales ahora tienen enormes ampollas y un dolor que soportar, pues sabe que de lo contrario lo que le vendría sería peor que el dolor que ahora ella siente.
- ¿Es él? _Es él ¿verdad? Le susurra muy alterada Frida a Elfego.
- Supongo, yo no lo conozco, solo se que usa una gabardina oscura y larga, que usa un par de botas y que tambien lleva un sombrero que junto al cuello de su gabardina a lo Elvis, casi es imposible ver su rostro. 
Luego de un silencio, mientras Elfego cura las heridas de su asustada amiga, sigue con su relato. _ Dicen que su rostro solo lo han logrado ver quienes han sucumbido a su rabia, a su odio, justo cuando están siendo degollados.
- ¡¡Quéee!! Susurra Frida, con el horror en su rostro y tomándose del cuello. Se lanza sobre Elfego llorando, histérica, repitiendole.
- ¡Sácame de aquí! _ ¡No quiero morir degollada! 
- ¡Cálmate!, ¡cálmate por favor! La consuela Elfego, pero en su mirar se ve la desesperanza.
Las Horas pasan y la calma del lugar hacen que Elfego sienta más horror. 
Ahora Frida se ha quedado dormida sobre las piernas de Elfego. Los sonidos del bosque hacen que Elfego intuya que su acosador esta cerca, muy cerca y que es cuestión de tiempo para que de con ellos.
- ¡Frida, Frida despierta! _ ¡Tenemos que salir de aquí, llegar a la camioneta que está en la cabaña y largarnos de aquí! Frida esta de acuerdo, pero se encuentra descontrolada, muy nerviosa a pesar de que cuando ve el rostro de Elfego, siempre ve un soporte, ve a alguien que le salvará la vida, al menos eso le transmite Elfego cuando se da cuenta que ella lo ve al rostro.
Salen del lugar en donde han estado escondidos, se encuentran como a cinco cuadras de la cabaña, deciden ir para allá, pero no por el camino, pues sería algo muy tonto de parte de ellos caminar por un lugar evidente, así que lo hacen por entre los arboles del bosque. 
La noche ahora es más oscura, pues una cantidad de nubes han hecho su lugar frente a la luna llena, eso les favorece por un lado, pero tambien los perjudica, pues, casi no ven nada. 
Mientras sortean ramas, arbustos, maleza, troncos de los arboles, raíces a flor de piel; debido al recien pasado invierno. Frida, tropieza y cae de bruces sobre el suelo, mientras sigue el paso de Elfego, quien regresa para ayudarle a levantarse; cuando Frida levanta la vista para seguir su camino y ponerse de pie, su rostro se encuentra con una serpiente ratonera, pero Frida no sabe que éstas serpientes no son peligrosas y se levanta gritando histérica y corre en el sentido por el que venían; luego de correr como loca y de caer nuevamente al suelo llorando, se da cuenta que ahora está sola, en medio de un bosque que no conoce y completamente perdida, sin saber a dónde dirigirse. Ya rendida, cansada, adolorida y asustada, grita por Elfego.
- ¡¡Elfego!! y rompe en llanto, se encuentra acurrucada al pie de un enorme árbol, con la cabeza metida entre sus rodillas, ahí sentada, aterrada, simplemente esperando a que amanezca para asi orientarse. 
Como después de unos veinte minutos de sollozar; escucha unos pasos, ella instintivamente susurra desesperada _¿Elfego? _¿Eres tú? ésto, lo dice llorando, colocando su rostro una vez más entre sus rodillas, su pelo largo le cubre parte de las piernas y escucha cuando un objeto cae justo frente a ella.
Frida, en ese momento no levanta su rostro, simplemente tiene un sobresalto y empieza a llorar presintiendo lo peor, más, cuando el silencio la acompaña; luego de escuchar el golpe seco del objeto, hace pocos minutos frente a ella. Frida coge valor y muy lentamente soba su cabellera con sus manos, una vez el pelo recogido y llevado sobre sus hombros y su espalda, levanta un poco su rostro, sin abrir sus ojos. Ahora ya sin llanto en sus labios, abre sus ojos, pero la vista la tiene en el piso; muy lentamente sube la vista. Casualmente, mientras ella hace éste movimiento la nubes reciben una ráfaga de aire y son llevadas a un lugar sobre las montañas y la luna ilumina de nuevo el bosque...
- ¡¡Noooooooo!!! _ ¡¡¡Elfego!!! _¡¡¡¿Qué te han hecho?!!! 
Frente a ella, como a un metro, la cabeza de su benefactor, el héroe, que quiso salvarla de una horrible muerte. A su lado, el par de botas y la gabardina oscura. 
Mientras Frida grita desesperada, con sus manos tapándose el rostro, llorando y gritando; el individuo camina hacia donde se encuentra la miedosa de Frida, la chica que ahora esta a poco de enfrentarse al peor de los sustos de esa noche. 
Él la coge de la cabellera y la hala, la arrastra por unos metros; en una mano Frida, en la otra la cabeza de Elfego, se dirige al lago. Ella luego de unos minutos, vuelve en sí y toma el valor para enfrentarse a su victimario, la chica miedosa, ahora tiene el coraje que nunca pensó llegar a tener. 
Él hombre la suelta, pues han llegado al lago, ella se abraza a uno de los troncos y ve como el tipo con sombrero, gabardina y botas, lanza la cabeza de su amigo al lago.
- ¡¡Maldito hijo de puta!! _¡¡Púdrete desgraciado!! _¡¡Mal nacido!! _¡¡Si quiera se hombre y dame la cara, maldito!! 
El tipo esta ahora justo frente a Frida, en su mano izquierda un oxidado machete o al menos eso cree Frida que sus ojos ven. Ella se lanza sobre el cuerpo del tipo, él la recibe con su brazo derecho y la coge de su frondosa cabellera, la hala con mucho odio, que la hace hincarse frente a él. Entonces ella le arrebata su cabellera de su mano, mordiéndolo con mucha rabia y hundiéndole sus uñas muy bien maricuradas, lo hace con todo su odio, lo que le da una fuerza que no imaginó, al grado de quebrar sus uñas, quedando unas incrustadas en el brazo del asesino. 
Ella le grita a su verdugo, con el valor que te da el conocer que vas a morir.
- ¡Veme a la cara Maldito!.... ¡Mírame a los ojos hijo de puta! 
El tipo le da gusto, levanta su brazo, la luna se refleja en la hoja de su arma, ella le ve el rostro y en el momento en que ve venir contra su cuello el afilado objeto; alcanza a gritar.
- ¡¡¡Tu!!!! 
El cuerpo de la chica cae al suelo, quedándose la cabeza de Frida en la mano del asesino.
Luego de ésto, él la lanza al lago. Su cabeza se une junto a la de Elfego. 
La toma de sus piernas y se la lleva con rumbo al lago.... Lugar, en donde será su tumba.








 

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