jueves, 19 de marzo de 2015

A, lo Kaffka


Apenas habían pasado unos tres días de un largo período en cama, con fiebres de 39° debido a una infección intestinal, dolores abdominales (cólicos), diarrea, altas temperaturas, inapetencia, lo que me había hecho bajar de peso considerablemente, algo que ni las mejores dietas habían logrado, esa intoxicación era efectivamente para dejarme con unas cuantas libras de menos. 
Aquella mañana, me había quedado solo por no se cuanto tiempo y ya con ganas de vivir en mi cuerpo me dije: _¡Me daré un delicioso baño!, olí mi sobaco y vaya que sí lo necesitaba pues, con seguridad las bacterias muertas en mi organismo estaban a flor de piel adentro de mi cuerpo y la hediondez de sus cadáveres salían hasta por mis poros. Me senté al borde de mi cama y cuando ésto hice, sentí un desvanecimiento _¡Wao!, ¡wao! eso me obligó a recostarme un rato más. _¡seguro me levante muy rápido! probé de nuevo y esta vez todo bien, me incorporé y ya en pié, caminé tomándome de las paredes pues, el temor estaba aún presente en mis pensamientos; llegué al baño y con mucho cuidado me agache a prender las llaves para que la tina se llenara de agua tibia, después de que el trasparente liquido comenzó a llenar a la tina, procedí a desnudarme. Poco a poco, lentamente me metí en la tina blanca, la cual llevaba agua hasta por lo menos la mitad y me aplique el shampoo, luego lo desagüé y luego de pasarme jabón en algunos lugares estratégicos de mi mal oliente cuerpo, me agaché para cerrar las llaves; para luego proceder a introducirme en el agua tibia y relajante, cuando hice ésto, regresó a mi ese horrible vahído, como loco quise asirme de cualquier cosa que estuviera a la mano pero no fue posible, esta vez el mareo regresó con una fuerza brutal lanzándome por donde quiso y luego caí, golpeando mi cabeza contra la blanca tina y mi cuerpo encajó perfectamente a dentro de la tina o mi sarcófago. 
No sé cuanto tiempo estuve privado de mi realidad, cuando regresé en mí, me encontraba ahí boca arriba y de mi cabeza, una pequeña línea de sangre era lo que quedaba pues el resto yacía mezclada con el agua que ahora estaba turbia, mezcla de sangre, suciedad, jabón y del grifo, seguía saliendo agua pues, el mareo no me permitió cerrar por completo la llave de agua fría; si la del agua caliente, pero no la fría.
No podía moverme, ni hablar, en esos instantes mi cuerpo yacía boca arriba y lo cubría el agua que ya no tenía una temperatura agradable por el contrario empezaba a enfriarse, mi cabeza aún estaba afuera del agua pero mi cuerpo no respondía a ningún movimiento, los únicos que se movían eran mis ojos.
Éstos hacían un paneo del cuarto y lograban ver en el techo un poco de vapor de cuando el agua salía caliente aun, en las paredes, el azulejo con sus líneas muy sucias por falta de mantenimiento, de mi ropa, apenas si lograba ver algo del amontonamiento que había hecho con ella, la toalla colgaba de la baranda que sostenía a la cortina que no había podido cerrar, además, escuchaba como el agua caía sobre la tina pero su sonido cada vez era más quedo debido a que el agua estaba llegando a un nivel, el cual alcanzaría muy pronto a la boquilla de los chorros. En cuanto a mi, el agua me llegaba a las mejías y yo sentía como mis oídos se habían llenado del sucio liquido, en mis ojos el horror de ver como el nivel del agua seguía su imparable y mortal asenso; adentro de mí gritaba _¡¡auxilio!! pero, ningún sonido salia de mi boca, la cual que bueno que se encontraba cerrada pues dentro de unos cuantos segundos el agua la alcanzaría, me dije, _¿estaré adentro o fuera de la tina?, me la arregle para ver en donde me encontraba con la esperanza de que estuviera sobre el nivel del borde de la tina, pero al ver de reojo, lo que mis ojos vieron fué el borde blanco y redondeado de la vieja tina. _¡Dios mío! pensé. _¿Creo que estoy en la parte de adentro de la tina? y para cuando ésta se llene me cubrirá por completo a lo mejor solo mi enorme nariz logre quedar afuera del nivel del agua, pero no lo suficiente como para que parte de la turbia agua entre a mi cuerpo; como ya lo había hecho por mis oídos.
Mi corazón empezó a latir muy fuerte y de mi adentro un horrible presentimiento. _¡Llegó mi hora! ¡Vaya manera de morir! _¡No pudieron las bacterias, pero el agua lo logrará! 
El desespero y miedo se apoderó de mí y por más que intenté a mi cuerpo mover nada logré, mis gritos solo se escuchaban adentro de mi cabeza y mis oídos ya no escuchaban más al chorro, de entre mis lagrimales externos se empezó a introducir el agua, provocandome ardor en mis ojos a consecuencia del jabón y la suciedad del agua en donde me encontraba metido. _ ¿Qué es eso? ¿será lo que pienso? ¡Dios mio alguien abrió la puerta de la calle, debe de ser Allyson quien regresó del mercado!
- ¡¡Allyson!! ¡¡Allyson! gritaba sin poder emitir sonido alguno, la respuesta que recibí de Allyson, fué, su costumbre de encender la radio y colocarle un volumen alto para cuando realizaba sus quehaceres domésticos. _¡¡Diantres, es Allyson!! _¡Pero ahora menos podrá oírme! El agua siguió subiendo su nivel y ahora yo sentía como me cubría los ojos y mi visión se enturbiaba y el ardor se incrementaba en ellos, luego empece a sentir como el liquido, ahora frío, buscaba mis fosas nasales yo resoplaba por mi nariz para expulsar el agua que a ella entraba, mientras mi corazón y mi agonía se acrecentaban, pero de todas maneras y con la debilidad de varios días encima, más la que el golpe en mi cabeza que me había dejado inmóvil hacían lo suyo yo seguía luchando por mi vida y mis últimos segundos con vida, pero mi cuerpo no se podía mover ni un misero centímetro, cerré mis ojos pues, el agua me incomodaba mucho la visión una que era casi nula, mis taponados oídos muy a lo lejos escuchaban una canción que quizá sería la ultima que oiría.
Sentí cuando el agua entro con fuerza por mis orificios nasales, mis pulmones se preparaban con la ultima bocanada de aire adentro de ellos algo que impedía que el agua se fuera de lleno hacia ellos, mientras aguantaba la respiración simplemente sentía como el asquerosa agua entraba por mi nariz y seguía su camino hacia mi estomago pasando por mi garganta, una que se empezaba a irritar yo pataleaba con un desespero que no puedo describir pero ésto solo sucedía en mi mente, mi cerebro que deseaba salvar la vida pataleando y manoteando y mi garganta que tosía con gran fuerza pero nada. 
Cuando el oxigeno acumulado en mis pulmones no pudieron intercambiarse y exhalar el bióxido de carbono por oxigeno nuevo, comenzó a hacer su efecto y todo empezó a desaparecer de mi, pues, ya no llegaba oxigeno por mi sangre al cerebro pero yo sentía como mi cuerpo se revolvía en una agonía interminable por sobrevivir. Lo ultimo que mis ojos recuerdan haber visto, fué a Allyson entrar al baño y abalanzarse contra mi cuerpo ya inerte bajo el agua sucia y me fuí de éste mundo.
Cuanto tiempo faltó para que Allyson llegará y me viera ahí sucumbido adentro del agua, no sé, pero ella me extrajo de ahí dando de gritos, unos gritos que nunca escuché ni logró verla a ella; en mis ojos, mis lagrimas unas de horror pues, se habrían confundido con el agua sucia, mis ojos que por unos segundos los había cerrado como evitando ver mi final pero que mi deseo de sobrevivir no permitieron que éstos se cerrarán, por el contrario se mantuvieron los últimos segundos que aguante muy bien abiertos y fué por ello que ví cuando Allyson se abalanzó contra mi cuerpo y me extrajo de ahí.
Pasaron ya varios días y hoy abrí mis ojos de nuevo y lo que ví junto a mí, es lo ultimo que ví cuando pensé que moriría, si, a mi Allyson.
- ¡¡Hola dormilón!! ¡Qué susto me has dado! ¿Cómo te sientes?
- ¡Permiso Allyson, déjeme examinar a George! Dijo el Dr. Marroquín, quien colocó su estetoscopio sobre mi pecho, luego de varios segundos escuchando dijo.
- Pronto estará bien, listo para tomar otro baño de tina y sonrió.
- ¿Dr. podré volver a moverme?
- ¿George?, ¿recuerde que no podía ni hablar y ahora lo hace usted? !está sano y pronto saldrá caminando de aquí! _¡¡Suertudo!! 

Durante meses, pasé soñando horribles pesadillas; en unas me ahogaba en alta mar, otras me veía morir en la tina de mi baño y yo no podía salvarme, sacarme de ese horrible lugar, otras veces, me soñaba como si fuera Gregorio, el vendedor con cuerpo de cucaracha de F. Kafka 
Con la ayuda de Allyson , del Dr. Marroquín y del Psiquiatra el Dr. Méndez, al final de casi un poco más de un año, he vuelto a la normalidad _¡¡Gracias a Dios!!! por la segunda oportunidad.
Aunque, seguro estoy que para mi, la vida ya no será la misma pues, pase varios minutos en la mente de uno de los grandes escritores; pues, tuve una aventura horrible... ¡A lo Kafka!

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