lunes, 23 de marzo de 2015

No eres hueso, eres sangre de mi corazón


¡Oh bello ser! Tú has sido creado 
no de mis huesos, sino con sangre de mi corazón.
Y el que no lo vea así, no puede llamarse hijo de mujer.
Con cada respiro que doy, entra en mi el más puro amor;
¿cómo no reconocer que eres puro corazón?
Que darías la vida por la sangre que te dí.
Creo que la vida me hace amarte sin yo quererlo,
¿cómo no verlo? si eres transparencia ante mis ojos.
Sí veo en tí, la sangre que me hace poder vivir.
Los huesos se rompen y causan dolor,
la sangre que escapa del corazón, es muerte.
Cada que respiro, veo memorias tuyas 
y lo que en ellas veo, sigues siendo tú mujer.
Sublime ser que da vida.
Sublime ser que alimenta.
Sublime belleza que eclipsa cada parte de mi.
Sublime amor es el que compartes sin recelo.
¿Cómo no ver, si eres transparencia ante mis ojos?
No eres herencia de hueso, sino sangre de mi corazón.
¿Cómo no verlo, si cuando respiro; respiro el puro amor?
Eres causa de guerras y caída de reinos,
pobres inocentes que se rinden ante tanta belleza.
No necesito de armas, espadas, ni flechas para doblegarte;
el secreto para vencerte, es darte todo mi amor.
Porque no eres hueso, eres sangre de mi corazón.
Y mi corazón late por cada glóbulo rojo que me has dado,
mis memorias me regalan lugares exquisitos de tu anatomía.
¿Cómo no ver tanta transparencia? Si cada palpito de mi ser lo produces tú.
Porque eres sangre de mi sangre y no hueso que se fragmenta causando dolor, 
pero la perdida de sangre en mi corazón; me hace morir.
¡Oh bello ser! creado con la sangre de mi corazón,
que me has dado vida, me alimentas y eclipsas cada parte de mi.
¡Oh ser tan perfecto! solo necesito amor para doblegarte.
Caigo muerto con una simple sonrisa, 
mi corazón se detiene al ver tanta transparencia,
Y darme cuenta que en tí circula la sangre que un día te dí.
¡Porque no eres hueso, eres sangre de mi corazón! 


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