sábado, 28 de marzo de 2015

Soy lo prohibido


- ¡Sé que eres prohibido pero, no puedo soportar tenerte frente a mi y no besarte!
- Y, ¿qué te detiene Verónica?, ¡si yo tambien extraño tu cuerpo cuando no estas junto a mi!
- Pero, ¡es qué eres un hombre comprometido!
- ¡Eso nunca te importó Verónica, y creo que ya te estoy extrañando tanto, por las noches cuando no te veo!
Los amantes se besaron como nunca antes lo habían hecho, y luego, de un sorbo bebieron sus bebidas y luego se retiraron de aquel bar, tomados de la mano como una pareja de adolescentes. Sin dejar de verse a los ojos, salieron del lugar, mientras el Dj colocaba una canción vieja, un bolero muy romántico... "Pero como le explico a mi corazón, mi vergüenza de verte con otro amor, que te dió lo que no te diera yo, que falle como amante..." 
Al fondo del pequeño bar, una mujer no podía evitar que por sus mejías corrieran ríos de aguas salada y la letra de la canción le afectaba mucho más, ella bebió su copa como si fuera un bebedor empedernido y vicioso. Alzó su mano para llamar al mesero, quien se paró frente a ella presto y raudo.
- ¿Sí? señora.
- ¡Otro por favor!
- ¡Al instante señora!
- ¡Espere! traiga la botella por favor.
- ¡Como diga señora! 
El mesero se retiró, mientras, ella sacó de su bolsa de mano, con sus manos muy temblorosas, un cigarrillo y cuando se lo puso entre sus labios, de la nada apareció frente a ella un encendedor dispuesto a darle fuego al cigarrillo de la dama, quien aún lloraba. Ella acercó el cigarrillo sin ver quien era el propietario del encendedor, inspiró hasta casi terminar el cigarrillo y luego exhaló el humo, volteó y dijo.
- ¡Gracias, es usted muy amable!
- ¡Conozco a esos! Susurró el tipo.
- ¿Disculpe? Dijo ella extrañada. 
El tipo que se escondía entre la bruma del bar, le preguntó muy educadamente a la señora.
- ¿Puedo sentarme y acompañarla? para ésto, el mesonero estaba colocando en la mesa la botella de licor que la señora había solicitado hace unos instantes. 
- ¡Gracias joven! Dijo la señora al mesonero.
- ¡Para servirle señora!
- Y, ¡sí, siéntese!
- ¡Gracias! Dijo el desconocido, el cual ella pensó que quería abordarla y aprovecharse de su desventura. El tipo se sentó y sirvió un trago a la señora y él se sirvió otro igual.
- ¡Brindemos por la pareja que se acaba de ir de aquí! dijo el tipo, con la vos un poco descompuesta.
- ¡Salud! Dijeron y bebieron el licor.
- ¿Disculpe, hace un rato usted dijo conocer a la pareja por la que ahora brindamos?
- ¡Así es! ¡Permítame presentarme, me llamo Randall! 
- ¡Mucho gusto, yo soy Melina! 
- ¡Encantado Melina! Se dieron la mano y ella luego de ello, preguntó de nuevo.
- ¡Cuente! de ¿dónde los conoce? 
El se sirvió otro trago y lo bebió sin siquiera servirle otro a ella, ésto a Melina no le importó pues, pudo observar que Randall estaba tan afectado como ella. 
Luego de un largo e incomodo silencio, el cual Melina respetó. Randall la vió a los ojos negros y profundos, quienes por ese instante se habían tranquilizado y ya no lloraban.
- ¡Verá Melina, tengo como seis meses de estar tras esos dos!
- ¿Por qué Randall? Preguntó Melina muy preocupada y curiosa.
- Los empece a seguir desde un día que Verónica... _ ¿Verónica? ¿ Dijo Verónica? ¿Así se llama la chica?
- ¡Sí, Melina! ¡Ella es mi esposa! _ Y, ¡el desgraciado es su jefe! 
El secó algo que le humedeció a sus ojos verdes.
- ¡Efectivamente, Verónica, es la secretaria de Marco! Le corroboró ella a Randall.
- ¡Ese es el nombre del desgraciado! _¿Usted lo conoce? 
Ella no pudo responder y rompió en un llanto que lo contagió a él y por varios minutos ambos lloraron cada quien por su dolor y en su lugar.
- ¿Desean algo más los señores? Los interrumpió el mesero, quien al darse cuenta de lo que ahí sucedía pidió permiso y se retiró. 
Ella, Melina, luego de llorar amargamente, ahora rompió en Risas nerviosas pero no podía detenerse de reír; que contagió a Randall y ambos rieron como hacía mucho que no lo hacían.
- ¡Esta charla no tiene sentido! dijo Melina, sacó un billete de su cartera, una muy fina y se levantó de la mesa y sin despedirse se retiró del bar. 
Mientras ella llegaba a su carro y abría la portezuela, se acercó a ella Randall.
- ¡Melina, le suplico me disculpe! Ella se volteó y se lanzó entre los brazos de un asustado Randall
- ¡No se disculpe Randall! ¿No entiende lo que está pasando? el ingenuo de Randall dijo con un movimiento de su cara, que no entendía. Ella por su parte lo tomó de la cara muy joven de Randall y le dió un beso en los labios, Randall, sintió lo que hacía mucho no sentía, pero la separó de inmediato pues sintió mucho miedo.
- ¡Disculpe Melina, usted es una mujer muy atractiva pero yo, aun amo a mi esposa! Ella río en la cara de Randall con sarcasmo y le dijo.
- Pero ¡ella a usted ya no lo ama, ni el desgraciado de Maco me ama a mi! ¿entiende? él se lanzó en los brazos de Melina, una mujer de 40 años, pero muy atractiva, pues con el dinero que tenía, las dietas y cirugías la convirtieron en una hermosa cuarentona. Mientras que Randall, era un joven de 25 años y de muy escasos recursos, pero muy atractivo.
- ¡Suba al carro Randall! le pidió Melina y él obedeció, ella arrancó el BMW y se lo llevó. 
Hasta que llegaron a un hotel lujoso, ella pidió un cuarto, el mejor, al encargado. Pero Randall le dijo a Melina.
- ¡Debo irme Melina, Verónica puede regresar en cualquier momento y no quiero problemas con ella!
- ¡No sea iluso, ellos están ahora juntos y no me extrañaría que lo estuvieran haciendo en esté mismo hotel! _¿No entiende aún que la vida nos esta dando la oportunidad de desquitarnos de esos desgraciados? Y, ¡que ahora nosotros nos podremos reír de ellos!
- Pero Melina, ¡entienda que amo a mi mujer! Melina sonrió y con un gesto maternal, acarició el rostro de Randall, luego le dijo.
- Despues de esta noche Randall empezarás a olvidar a tu Verónica y una nueva vida para tí, nacerá hoy.  _¡Un nuevo amor nace hoy y me amarás tanto o más que a esa prostituta! _¡Y, yo te amaré a tí! 
Lo tomó de la mano y él ya no pudo decir que no, subieron al piso donde se encontraba una de las suites más caras del hotel. 
Cuando pasaron tomados de la mano como un par de adolescentes frente a una de los habitaciones; Randall, escuchó el orgasmo que vivía en ese instante alguien en aquella habitación lujosa, Randall, pensó. 
- ¡¡Verónica!! 
En ese momento, Randall, al fin comprendió lo que la vida le estaba dando con Melina, una bella cuarentona con mucho dinero.
Entraron en el cuarto de la par, de donde Randall escuchó a la mujer excitada, ya adentro de la habitación, se amaron hasta el amanecer. 
Desde aquella noche Randall y Melina, no se aman, sino que se devoran y ya ni se acuerdan de sus amados. De lo que ambos están muy seguros, es que ahora son ellos los que se ríen de Marco, un hombre de 55 y de Verónica una chica de 22, Realmente lo que les espera a estos dos, es algo sin futuro, pues, Verónica pronto engañará tambien a Maco y éste sufrirá cuando quiera volver con Melina y ésta solo se burle de él. 
Así es la vida, con la vara que midas seras medido. Solo que esta vez, dos almas se han encontrado y ahora se aman como nunca imaginaron, Melina y Randall, están pensando en pedir el divorcio a sus esposos y empezar una nueva vida juntos. 
Pero esta vez, ambos tienen la certeza que si han encontrado una pareja a la cual aman y de quien son amados y que se respetan; pero, lo más importante, es que jamás han hecho el amor; siempre, desde aquella noche que se conocieron se devoran el uno al otro.








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