jueves, 9 de abril de 2015

Mi Amiga


Claudia caminaba por uno de los pasillos del Mall Oakland en la zona 10 y en él, se encontró con Julia.
- ¡Hola vos, ¿No sabes cuanto siento lo que pasó? Claudia quedó con los ojos muy abiertos del puro asombro y para conocer el chisme le siguió la corriente a Julia.
- Y ¿cómo te enteraste? Dijo una Claudia un poco más serena ante lo que ella ignoraba.
- ¡Me lo contó Christy y como sé que es tú mejor amiga!... ¡Qué digo amiga, tú hermana; ni modo que no creerle! ¿No? Ahora, Claudia estaba más perdida que antes ¿Qué pudo haber dicho su hermana, su mejor amiga?, a quien ella le contaba todo, absolutamente todo. Pensó extrañada Claudia.
- Pero, ¡ven te invito a un café! _¡Claro vamos! Aceptó Claudia y se dirigieron al mejor restaurante del lugar. 
Se sentaron y pidieron un café, luego colocaron sus compras en las sillas de al lado de cada quien.
- Y bueno ¿qué te contó Christy? Fué directa Claudia con Julia.
- Bueno amiga, tú me conoces y sabes perfectamente que a mi no me gusta el chisme... ¡Soy alérgica a ellos! _Pero, ¡como tú para mí eres de mis mejores amigas te lo voy a contar!... ¡Sólo para que sepas defenderte cuando te toque afrontarla! 
- ¿Verdad?
- ¡Claro amiga! Ésto solo es una platica entre amigas ¿no? 
- ¡Bueno, lo que tu mejor amiga anda contando! es: _Hizo una pausa y sorbió su café, con un dedo al aire_ ¡Christy anda contando, que tú le has puesto los cuernos con varios al estúpido de tú prometido; Carlos!  _¡Por supuesto que yo no le creí pues, tú amiga, eres incapaz de algo así. ¿O, no?
- ¡Pues claro que es mentira! ¡yo amo a Carlos y nos casaremos este año!  _ ¡¡Ésa desgraciada!!
Claudia no pudo mantener su postura estoica y se encolerizó, pero luego pensó: 
- ¿Por qué debo creerle a esta chismosa de Julia. _¡Sabes qué Julia, recordé que tengo una cita ineludible! ¿Pagas tú la cuenta verdad? 
- ¡Claro amiga y, ¿sabes que yo creo en tí? _¡Adiós! Dijo Claudia, y al salir del restaurante ya no aguantó y se le corrieron las lagrimas pero, ella seguía sin creer lo que Julia le había dicho. 
Corrió al baño de otro restaurante y en él entró, se lavó la cara y después se colocó el maquillaje para que nadie se diera cuenta de que estaba muy mal.
Despues de varios minutos adentro del baño, por fin tomó fuerzas y salió de ahí. Cuando se dirigió para la puerta del restaurante, vió por la vitrina a Christy, quien venía con Carlos, ella sintió que la tierra se la tragaba y detrás de un adorno del fino restaurante se escondió.
- ¿Le puedo ayudar señorita? _ ¡Ayyy! Dijo la ahora nerviosa de Claudia. _¡Perdone usted no quería asustarla! Se disculpó el mesero que la había llegado a ayudar.
- ¡No gracias! _ ¡estaré por acá, por si puedo servirla señorita! Dijo el amable mesonero, cuando éste se retiraba Claudia lo tomó del brazo y le dijo. _¡Sabe que sí! El cambio de opinión de Claudia se debió a que Carlos y Christy  _novio y mejor amiga_ entraron al restaurante; ella, Christy, muy confianzuda con el prometido de su mejor amiga. 
- ¿Ve a la pareja que acaban de entrar? El mesero vió a Carlos y a Christy, los señaló y Claudia le afirmó con un gesto en su cabeza.
- ¡Consígame un lugar, lo más cerca de ellos y lléveme ahí sin que ellos se den cuenta! _¡Tome! Colocó en la  mano del mesero un billete de alta denominación. El mesero al ver la propina le dijo a Claudia. 
- ¡Espere acá señorita ya vuelvo! Al termino de como cinco minutos regresó el mesero, con una compañera, quien se la llevó al baño y allí la señorita le colocó parte de su uniforme y luego la llevó a una de las mesas, la más cercanas a la pareja quienes bebían y platicaban amenamente; él, muy normal, no así Christy, quien le tomaba de la mano y éste se la alejaba, luego le tomaba el brazo y con el pié desnudo le frotaba en su pierna, tambien Christy, tomaba del plato de él y comía, algo era seguro ellos no se percatarían nunca de que Claudia estaba a unos pocos metros de ellos.
Al buen rato que Christy no lograba nada con su coqueteó, se puso sería y le dijo a Carlos.
- ¡Carlos!, ¿tú sabes qué Claudia y yo nos conocemos desde niñas y qué ella es mi mejor amiga?
- Lo sé, por eso no entiendo tú comportamiento Cristy, sabes que amo a Claudia y jamás la he traicionado y menos contigo, su mejor amiga, ¡su hermana!
- ¡Mira Carlos! ¡ella no es lo que tú piensas y te debes de enterar de algo muy serio! Carlos la vió con una cara de total extrañeza y le exigió que hablara y lo hiciera ¡ya!
Christy aprovechó que Carlos estaba enojado, nervioso e inquieto y sacó todo su veneno el cual salpicaba hasta la mesa de su mejor amiga; entre muchas cosas, Christy repitió exactamente lo que Julia le había dicho a Claudia. 
Carlos, quien estaba seguro de la mujer con quien iba a compartir el resto de su vida no dijo nada, pues, era un caballero, se puso de pié, pagó la cuenta y antes de retirarse le dijo.
- ¡Ten cuidado y no te muerdas la lengua, pues, morirías inmediatamente! Y se marchó del lugar.
Christy se tomó la cabeza en señal de desesperación y cuando tomó su bolso para retirarse del lugar, alguien la tomo del brazo, ella al voltear con asombró se encontró con el rostro de su mejor amiga, quien la veía con tanto odio, que ella, Christy, sintió que moriría en el lugar.
- ¡¡Clau..di..a!! ¿Tú? y, ¿esa ropa de dónde la sacaste?
- ¡¡Siéntate!! ¡esta ropa me la prestó una mujer honesta y trabajadora!
- Pero ¿qué haces con esos andrajos? 
- ¡¡Cállate y escúchame!! El mesero se acercó a ellas preguntando.
- ¿Les sirvo algo? Ambas contestaron simultáneamente, casi gritando
- ¡¡No!! El mesero se disculpó y se retiró con el rabo entre las piernas. 
Claudia vió fijamente a Christy y luego dijo.
- ¿Como pudiste hacerme ésto? si fuiste mi confidente, mi hermana, yo fuí literalmente un libro abierto para tí ¡nunca tuve un secreto!... ¿Qué veneno te hizo hablar de mí, a mis espaldas con tanta crueldad? _ ¿Qué locura te hizo levantar tanta basura de mí y además insinuarte tan descaradamente a Carlos? ¡Mi prometido! 
- ¿Habla? ¡Yo no voy a criticarte, yo estoy en paz! ¡tengo mi conciencia tranquila, tú deberás dar muchas explicaciones a Dios y a tú conciencia! _ ¡Tantos caminos que hemos recorrido juntas! ¡yo te ayudé siempre! ¡lo que hoy eres me lo debes a mi! 
- ¡Lo que hoy escuché y vi aquí, no es a mi amiga del alma! ¡Qué poca cosa eres tú y tus dos caras!  ¡De ti esperaba todo amiga, menos una traición! ¿Si en verdad fuiste algún día mi amiga, mi hermana? _ ¡Sé que algún día lo pensarás mejor y te preguntarás lo mismo que yo! _ ¿Qué locura te llevó a traicionarme y pagarme tan mal? 
- !Mi hermana! Ésto último, con todo el sarcasmo posible. 
Christy no dijo nada, solo lloró; Claudia sin embargo, no dejo salir una sola lagrima, su maquillaje intacto. 
Se levantó y se dirigió hacia la mesera, le devolvió su saco el de su uniforme y le dejó como propina su ropa fina y todas las compras de ese día, se retiró del lugar con el porte de una majestad dejando a su lacaya amiga, sufriendo en la mesa del lugar. 
Christy, esa tarde perdió a su mejor amiga, al hombre de quien estaba enamorada, lo que la había llevado a inventar todas las mentiras y artimañas para separar a su hermana de él y quedarse con Carlos. También había perdido su estatus, uno que había logrado por el amor que su amiga le había tenido. Quién siempre la apoyo en el estudio, uno que sus padres no pudieron costear; su trabajo, uno que el padre de Claudia le había facilitado, trabajo que le habia dado estabilidad económica, en fín, se jugó todo por un amor enfermizo, jamás correspondido.
Christy recordó: Los caminos recorridos sin una discusión con Claudia, los secretos compartidos a media vos, la vida de ambas: un libro abierto; abiertos sin temor a ser leído por ellas tan solo por ser muy buenas amigas.

- ¿Señorita? Nos haría el favor de retirarse, pues, nos reservamos el derecho de admisión y acá no toleramos a las arrastradas serpientes, ¡señorita! ésto ultimo con el más descarado sarcasmo. Se trataba del mesero que ayudó a Claudia y junto a él, la mesera. 
Christy se levantó y salió humillada de aquel lugar; mientras salía, ésto escuchó de la mesera.
- ¡Qué diferencia! ¡se nota la clase en la otra señorita!   _ ¡Y, luego salta a la vista el cobre, aunque éste, esté cubierto de ropas finas y muchas joyas... ¡¡quiza mal habidas!!
Christy completamente destrozada caminaba como zombie con rumbo a su auto, pero, todavía le faltaba lo peor...
- ¡¡Christy amiga!! ¡¡Espérame, te tengo el chisme del día!! Era Julia, quien venía hacia ella corriendo, para contarle a Christy su propia historia, algo que pronto todo el circulo de amistades sabría y que seguramente después de lo que Julia contaría, de ello, dependía el futuro social de Christy.
- ¡¡Espera Christy!! ¡¡Amiga espera!!....
  




Inspirado en la canción: Amiga de A. Miguel





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