viernes, 24 de abril de 2015

Un extraño regalo


- ¡¡Happy birthday to you!!  ¡¡Happy birthday to you!!   ¡¡Happy birthday to you!! 
Luego sopló las velas con mucha dificultad pues, eran nada menos que 80 velitas, de esas que se vuelven a encender -¡qué crueldad!- el octogenario se reía al ver que se volvían a prender y la numerosa familia reían con él y le gritaban ¡¡Ya queremos pastel!! Él, ya no pudo más con las ingratas velas y se puso serio. El bisnieto de 5 añitos, le preguntó: _¿Abuelito por qué no muerdes el pastel? Y todos, incluyéndolo a él rieron hasta no poder más, pues sabían perfectamente lo que el niño pretendía. Partieron el pastel y todos comieron y bebieron, el anciano se veía muy tierno con su gorrito de cumpleañero. 
Al fin, terminó la fiesta y todos se marcharon hasta sus casas pidiendo a Dios un año más de vida para el más viejo de la familia y así, poder celebrarle su cumpleaños numero 81. 
En la casa se quedaron con Él; dos nietos, su hija menor y el yerno, quienes lo amaban como a nadie pues, el viejito se lo había ganado con su bondad y todo lo que les dió cuando pudo y fué un hombre productivo.
- ¡Pase feliz noche papi!  Dijo la hija, dejándole un beso en la frente como si su padre fuera un niño más en la casa. 
El anciano se acomodó en su camastro, uno que nunca quiso se cambiara pues en él habían nacido sus cinco hijos y en esa cama vieja y pobre, fue feliz con su esposa cuando fueron jóvenes y más cuando estaban recien casados. 
Como cada noche hizo su oración, una muy larga pues, la familia se había crecido pero en primer lugar, siempre su amada esposa; la que ahora llegaba a desearle un feliz cumpleaños.
- ¡Bravo! qué te has divertido mucho, ¿verdad mi amor? Él la vió y como siempre le sonrió con mucho amor y con sus ojos encendidos de una especial luz, esa que solo da el amor.
- ¡Claro que me he divertido! ¡pero mi mejor regalo acaba de llegar! Dijo él a su amada y extendió sus brazos para recibir su ansiado abrazo, el de la mujer amada, el de su compañera de años. 
Ella se agacho con dificultad y lo abrazó, luego sus labios besó y lo hizo con el amor de siempre.
- ¡Ese beso me dice que estoy en la gloria, muy adentro de tu corazón! ¿verdad? 
Ella lo vió con tal ternura y con un amor que no podía mantener guardado en su pecho pues, éste de él se le desbordaba.
- ¿Cuál es el regalo que quieres hoy? 
Preguntó la señora sobándole sus cabellos blancos y esponjosos; él con los ojos muy abiertos, le pidió su regalo a la señora.
- ¡Sabes que quiero estar contigo y solo contigo y que la luz de la luna nos bañe con sus aguas plateadas! 
Ella, seguía viéndole a sus ojos sin dejar de sobar sus cabellos plateados, unos que de pronto brillaron mucho cuando la luna los bañó y pintó de ese color particular.
Él se levantó de la cama y ya de pié, abrazó a su amada esposa, cuando ésto sucedió paso algo en el cuerpo de los viejos, sus corazones se fundieron entre ellos y uno solo éste se volvió; cuando ellos vieron como de sus pechos salían, los corazones y se volvían uno solo frente a sus viejos ojos, pasó lo más increíble; sus cuerpos ya no eran viejos ahora eran dos jóvenes, como cuando estrenaron aquel camastro y el cuarto se iluminó con una luz plateada y ellos, tomados de la mano vieron a la ventana y en ella, la enorme luna que les bañaba con mucho amor y plateados los pintó. 
Empezaron a caminar hacía la ventana tomados de sus manos y con un único corazón, que les daba vida a los dos, asegurando con ello que no podrían separarse pues, uno de los dos moriría, por quedarse sin corazón. 
Sin detenerse, caminaron como un par de fantasmas por la oscura noche con rumbo hacia la luna; ésta se hizo a un lado cuando por ahí pasaron los dos sin soltar sus manos con rumbo a su nuevo hogar; luego de ello, la luna bajo la intensidad de su luz plateada. Mientras, todos los mortales dormían como nunca esa noche mágica pues, un deseo de cumpleaños se había hecho realidad. 
"Un regalo muy extraño en su cumpleaños ochenta" 



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