sábado, 9 de mayo de 2015

La Chica Freaky (Cómo me lo contaron te lo cuento)


Acompañando a una amiga, a ver unos vehículos ultimo modelo, mientras ella negociaba su compra, hablando con uno de los vendedores, me alejé hasta donde estaban los coches nuevos por lo menos a verlos y sentirlos pues, comprar uno, ni en sueños. Alguien se me acercó y la vi venir por el reflejo del vidrio del auto que apreciaba en ese momento, me dije: _ ¡Ahí viene esa chica a convencerme para que compre el carro! Efectivamente, cuando sentí, ella, la vendedora al lado mio.
- ¡Hola Ernesto! Fueron sus palabras yo pensé: _ ¡Wao! ¡que buena esta vendedora, ya investigó mi nombre!
- ¡Vea señorita, solo estoy viendo, no me interesa comprar nada! Le dije con un tono desagradable para ver si así me dejaba tranquilo. Pero, ella entonces me dijo. _ ¿Qué bárbaro, no me reconoces? Entonces la vi detenidamente y luego de unos segundos, muy largos por cierto, quise reconocerla pero, como me tarde mucho tiempo; de sus labios salió la clave para con ello darme cuenta de quien se trataba.
- ¡Soy la Freaky!
- ¿Tú? Dije y seguí observándola, luego entonces. _ ¡Hola mi amor como has crecido! ¡Cuándo iba a reconocerte!
- ¡Acompáñame a mi cubículo y nos tomamos un café! Vi a quien acompañaba pero era algo que iba para largo, que me fuí con la Freaky hasta su cubículo; una vez ya ahí, ella me dió una taza con café y tambien se sirvió otro.
- ¿Cómo has estado? Me dijo, mientras que yo seguía observándola con mucho cuidado pensando cosas del pasado, cosas de hace como 20 años atrás. 
Ella, la Freaky, al percatarse de que yo la veía con dudas y extrañeza, y que no le ponía atención a lo que me hablaba, me dijo.
- ¡No! ¡ya no! Esas palabras me regresaron al tiempo actual, y con mucho disimulo, haciéndome el tonto; le dije.
- ¿Ya no qué? ¿de qué hablas, no entiendo? Ella, sonrió al ver mi nerviosismo y con una sonrisa muy benévola me dijo.
- ¡Que ya no he tenido más visiones; desde que desarrollé deje de ver lo que tanto les asustó en ese tiempo!
- ¡Perdón, de veras no quise incomodarte!
- No te preocupes, que a todos los que me conocen y saben de mi problema o bendición de hace ya mucho tiempo, les pasa lo mismo, ya estoy acostumbrada, tranquilo.
- ¡Claro! Dije y luego de la aclaración cambiamos de tema.
Por fin, mi acompañante quien me llevó hasta ese lugar, llegó por mí y nos retiramos del concesionario.
- ¡Esa chica tan linda! ¿Quién era? ¡asalta cunas! Me dijo y luego sonrió. Yo suspiré y mientras regresábamos le conté la historia de la Freaky....

- ¿Recuerdas que hace casi veinte años atrás yo me dedique a la docencia?
- ¡Y eras un excelente maestro! 
- ¡Gracias! Y agregué. _ En ese tiempo yo trabajaba en un colegio, lugar a donde ésta chica llegó, como de unos seis años a estudiar al colegio, al jardín de niños, era una hermosa niña, muy chispuda, pero, ella era especial y sus compañeritos se alejaban de ella porque no la comprendían y hasta la misma maestra la separó del grupo al igual que los padres de familia; en fin, la pobre sufrió mucho sin ella entender su situación.
- Y ¿cuál era esa situación ya me picaste la curiosidad?
- Ella, la Freaky, como le decía su maestra en el salón de maestros, nos contó de lo que ella hablaba.
- Un día entraron los niños al salón de la Freaky _dijo la maestra_  gritando, ¡señorita la niña Freaky nos está asustando!
La maestra les preguntó a los niños, ¿qué había pasado ahora? Y, los niños le dijeron ésto:
- ¡Miren como sube las gradas el niño ciego! _dicen los niños a la maestra_ y entonces gritó, ¡Se va a caer! todo lo que acontecía, era narrado por la pequeña de la Freaky a sus compañeritos, pero los niños veían hacia donde la Freaky señalaba y no había nada, el lugar estaba vacío. 
Ella, en todos los recreos les contaba del niño ciego, quien se movilizaba por el colegio ayudado con un bastón, pero nadie veía al niño ciego y otras veces la niña les contaba de una señora que se mantenía parada en el segundo nivel cogiendo una escoba y con la mirada perdida en el horizonte. Ésta vez la maestra estaba con ella y dijo la maestra, que ahí no había nadie.
Ésto llegó a oídos de la directora, quien mando llamar a los padres de la niña y éstos al llegar y escuchar la queja de la maestra, dijeron ésto.
- Si, en la casa es igual pero no se asusten, ella heredó ese don que lo tuvo mi señor padre. Dijo la madre de la niña, sin darle importancia a lo sucedido. 
La directora recordó algo y pidió a la maestra que me llamará y que llevara a la niña a la dirección y ahí adentro quedamos: La Freaky, sus padres, la directora y yo. Ella me llamó, pues todo el resto del personal era nuevo, yo era el único antiguo y por ello estaba ahí presente. La directora pidió a la Freaky que le contara lo que ella veía en el colegio y la niña repitió todo con pelos y señales y conforme su narrativa avanzaba, la directora y yo, sentimos un escalofrío en nuestros cuerpos, nos veíamos horrorizados el uno al otro. Cuando  la niña narró todo, la directora llamó a la maestra y le pidió que se llevará a la niña, no sin antes advertirle: que si algo perturbaba a la niña por causa de ella o de sus compañeritos la despediría. Los padres de la niña agradecieron a la directora por lo que ella hizo y se marcharon; quedándonos en la oficia solos la directora y yo, con el horror en nuestros rostros.
- Pero, ¿por qué? Dijo la curiosa de mi acompañante y le seguí contando.
- Lo que pasó, es que el niño ciego estudió en el colegio, terminó sus estudios y se graduó y al poco tiempo de ello, el niño ciego murió victima de un accidente en cuanto a la señora con la escoba; ella, era una conserje, quien se hizo novia de un policía, quien estaba de alta en la estación que quedaba en la esquina contraria del colegio y ella en el recreo aprovechaba, subía al segundo nivel con el pretexto de hacer limpieza y ahí se recostaba sobre el palo de la escoba a observar a su amado policía, por ello, se quedaba con la vista perdida en el horizonte, pero en realidad la vista estaba perdida sobre la humanidad del policía. La señora de la limpieza, tambien había muerto ya hacía un tiempo atrás, por eso el nuevo personal no la conoció.
- ¡Dios mio la niña Freaky podía ver a los muertos! Dijo una aterrada interlocutora. 
- ¿Imagínate como quedamos la directora y yo? 
- Y, luego de tantos años, me reconoció y me saludo, es la vendedora del concesionario con quien me encontraste platicando.
- ¡Vaya! ¿Qué miedo verdad? Y, ¿ahora sigue viendo muertos? Me preguntó mi amiga aún afectada.
- Me comentó que luego de volverse una señorita, perdió esa desgracia o bendición, eso dijo.
- ¿Qué bueno verdad?
- Pues no se que decirte amiga, lo único que diría es que, ella ahora entiende lo que de niña le sucedió y que lo supero muy bien y que ella se aceptó como lo que es. Mientras que otros quienes no somos más que personas "normales" nunca nos aceptamos como lo que somos, siempre estaremos inconformes con lo que Dios nos dió ¿no crees?
_ ¡Pamplinas tuyas Ernesto, pamplinas tuyas!....


 





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