viernes, 17 de julio de 2015

Joaquin y Massiel, una rara historia de amor


Joaquin era hijo, de una pareja que solo niñas habían parido, hasta que les llegó un niño, a quien llamaron Joaquin, como se llamó el abuelo paterno, un sujeto de lo más machista, algo que le heredó a su hijo y éste a su Joaquin.
Joaquin creció rodeado de varias mujeres y su padre, quien le enseñó lo macho que él debía de ser y cuando éste creció su comportamiento era tal. 

Una oportunidad llevó a Joaquin a realizar estudios en el extranjero, cosa que enorgulleció mucho a su señor padre, Joaquin en esa ciudad logró graduarse con honores y de inmediato consiguió trabajo en una cotizada reconocida empresa, lugar en donde Joaquin siguió cosechando triunfos personales y éstos a la vez le permitían conocer a bellas mujeres, las cuales se alejaban de él, por el problema de que él era extremadamente machista y en esa ciudad, eso era de tiempos muy remotos y las chicas trataban de alejarse de tipejos con esos complejos, algo que era natural para el pobre Joaquin. 

Por largo tiempo Joaquin fué un simple observador de la felicidad de sus amigos; casados, con hijos y realizados, algo que él no podía conseguir a pesar de que su padre se lo exigía pues, él no había tardado en conseguir mujer y mucho menos en dominarla. 
-  ¡Tal cual, te has dado cuenta con tu madre! Le decía el papá machista a su hijo tambien machista.
-  ¡Hijo, si ahí no consigue mujer, regrese a su tierra, aquí hay muchas hembras para escoger! Le dijo en una conversación telefonica el bruto de su señor padre. Joaquin no entendía el por qué de su fracaso, si él no era mal parecido, tenía un puesto muy importante en una empresa internacional y un sueldo que todos le envidiaban, vivía en un penthouse lujoso, carros deportivos de marcas y precios millonarios; en otras palabras, Joaquin era un príncipe, el partido perfecto para cualquier chica, pero entre tanta luz, una sombra que él arrastraba, en ella un neandertal, halando a su mujer por el cabello en una de sus manos y en la otra un enorme garrote, esa era la figura que él dejaba al pasar.

-  ¡Joaquin le presento a Massiel su nueva asistente!
-  ¡Mucho gusto! dijo Joaquin a su nueva asistente personal, una bella mujer, de su misma estatura, de cabellera espectacular, cara divina, curvas robadas a un ángel diabólico, de ella brotaba la sensualidad por todos los poros de su tersa piel, Joaquin sintió en su estomago que mariposas revolotearon en él, y Massiel vió en Joaquin al partido perfecto, aunque tambien ella sintió ese nudo revoloteándole en el estomago.

Esa tarde Joaquin invitó a su asistente a cenar, para conocerse mejor, ella aceptó y debo contarles que fué una noche increíble. Las siguientes no demeritaron, ella como mujer era inigualable y como profesional no se diga, por tanto, la química entre ellos seguía en aumento.

-  ¡Papá te presento a mi prometida! le chateó Joaquin a su amado padre, enviándole una fotografía con ella en sus brazos muy enamorada. El papá de joaquin se sintió orgulloso de su hijo y ésto le respondió.
-  ¡Está muy bonita la yegüita hijo, muy hermosa, átela pa´que no se le escape y enséñele quien manda.
-  ¡Si padre, en eso estoy! le respondió Joaquin, orgulloso al recibir la bendición de su señor padre, sin interesarle lo que su madre opinó.

-  ¡Apúrenle patojas pendejas o nos dejará el avión, no quiero perderme ni un solo detalle de la boda de su hermano Joaquin y de una les digo a todas, incluyéndote a ti mujer, que no nos pongan en vergüenzas a Joaquin y a mi, pues, de ser así!  ¡ya saben lo que le pasará! 
La sombra del padre de Joaquin, desplegaba a un tiranosaurio rex con una mujer en sus fauces, asi de horrible era el padre de Joaquin.
-  ¡Qué bueno conocerte patoja! Dijo el padre de Joaquin, cuando le presentaron a Massiel y ésto lo dijo, mientras le daba vuelta entera a la prometida de Joaquin observándola de pies a cabeza, cosa que a Massiel no le disgustó en nada. He de contarles, que Joaquin con Massiel se llevaban de lo mejor, a ella fue la única que nunca dijo nada de su comportamiento machista, más bien eso la excitaba mucho y les hacía pasar momentos increibles; en cuanto al sexo, era algo muy especial, pues, a Massiel le fascinaba practicar un sexo algo brusco, ser penetrada por lugares no siempre los correctos (aunque hoy día, todos son los correctos y permitidos) eran la pareja perfecta, las amigas de Joaquin se preguntaban: _ ¿cómo era posible que alguien tan bella y profesional como Massiel, le gustara un tipejo como era Joaquin, el empedernido machista de siglos pasados.

El día de la boda llegó y la ceremonia se llevó a cabo; Joaquin y Massiel: ¡Se casaron! Luego se fueron de luna de miel. 
Despues del tiempo otorgado por la empresa, regresaron de su luna de miel y se incorporaron a sus labores en dicha empresa.

Transcurrieron los años y ahora la exigencia del padre de Joaquin era que deseaba nietos, muchos nietecitos.
-  ¡Pero mucho cuidado y me das nietas Joaquin, eso no te lo perdonaría jamás! le advirtió su padre a Joaquin y él estuvo de acuerdo, prometiéndole a su padre que sus ojos solo verían machitos, ni una sola hembra y que si así fuera, preferiría que abortara. Pero Massiel nunca quedo en cinta.

El padre de Joaquin le exigía a su hijo, pues, ellos eran muy fértiles y que si ella, Massiel no quedaba en cinta, ella debía de ser la estéril.
-  ¡Hijo si la hembra, tu mujer no te da hijos pues, busca otra que si te los dé ¡déjala en casa y sal a buscar quien te dé mis nietos, pero eso sí, deben de ser machos 
¡ya sabes!
Pero Joaquin amaba a Massiel y él no quería tener hijos con otra que no fuera su mujer; cansado de las exigencias de su padre, Joaquin decidió que ambos fueran al médico para que éste los examinara y les diera una explicación científica del por qué, Massiel no quedaba en cinta. 

Massiel al principio de negó, pero la insistencia de su machista marido y de su super machista suegro, la hicieron ceder.
-  ¡Esta bien Joaquin, pero iremos con mi medico, no acepto ir con cualquiera! ¿estás de acuerdo?
Por esta vez, como cosa rara Joaquin aceptó la exigencia de su bella mujer y sin gritar, ni patalear, acepto ir con el medico de confianza de Massiel.
-  ¡Hola Massiel! ¿cómo va la vida de casada?
-  ¡Super bien doctor! ¡Él es Joaquin, mi amado esposo!
-  ¡Mucho gusto Joaquin, pasen adelante, siéntense por favor!
-  ¡Bueno! ¿digan en qué les puedo servir? dijo el galeno, un medico con gran prestigio. 

Y fue Joaquin, quien de inmediato respondió a la pregunta.
-  ¡Mire doctor, le diré sin rodeos, queremos ser padres y mi mujer no agarra carga
-  ¿No agarra carga? dijo el medico con el seño fruncido
-  ¡Lo que mi esposo quiere decir doctor, es que no quedo embarazada! muy humillada aclaró ésto; y agregó.
-  ¡Es una expresión de su señor padre, mi suegro!, ¿usted sabe como son los latinos?
-  ¡Claro, entiendo! dijo el medico con suma educación.
-  ¿Joaquin me permite hablar con su esposa a solas por favor? pidió el galeno a Joaquin, quien se negó rotundamente.
-  ¿Y eso por qué doctor? ¿por qué secretos? ¡eso me irrita! 
El medico simplemente sin responder vió a Massiel, ella, quien comprendió el porque de la petición del médico le suplicó a su marido que por favor le hiciera caso y que la dejara solo con él.
Joaquin se levanto muy enojado y se alejó, al abandonar la clínica salió a la sala de espera. Ahí adentro, ya solos Massiel y el Dr. 
-  ¡Perdone Dr. estoy desesperada! 
-  ¡Obviamente él no sabe tu secreto Massiel y sí que tenemos un grave problema aquí! Dijo el medico a Massiel.
-  ¡Lo sé Dr. pero debe ayudarme, dígale que no soy muy fértil! 
-  ¡Es que tú, núnca podrás ser madre! ¿y lo sabes?
-  ¡Lo sé! dijo Massiel aterrada
-  ¡Por favor ayúdeme Dr.!
-  ¿Sabes muy bien que no puedo hacer nada por ti Massiel? ¡llegó el momento en que tu marido se entere de tu secreto, deberá entenderlo, pues eso es algo muy común hoy en día!
-  ¡Pero Dr. mi marido es un gran machista se imagina cuando se entere me dejará, si tengo suerte, aunque lo más probable es que  me mate por haberlo engañado todo éste tiempo, pero lo amo y no quiero perderlo, por favor diga que soy poco fértil y que me dará un tratamiento para con ello ganar tiempo y encontrar la manera de confesarle mi secreto Dr.
-  ¡No estoy de acuerdo, pero te voy a ayudar, aunque sabes que es cuestión de tiempo! ¿verdad?
-  ¡Gracias Dr. muchas gracias!
-  ¡Señorita que entre Joaquin por favor! ordenó el Dr. a su secretaria y a Joaquin otra mentira más le dieron.

Él salió de la clínica con la esperanza de que ese tratamiento funcionaría y que pronto sería padre de un bello niño.
Le comentó lo sucedido a su padre y éste dijo.
-  ¡Ya sabia que no eras tú, pues eres mi hijo y eres un macho al cien por cien! ¡recuerda, si no te da hijos mándala al demonio y embaraza a cualquiera, que ya estoy viejo y quiero un nieto tuyo hijo!

Como a los dos meses, volvieron con el medico y luego de seguir con el engaño, el medico les sugirió.
-  ¿Y por qué no adoptan? ¡eso está de moda y siguen intentándolo ustedes hasta que el tratamiento de resultados positivos!
-  ¡Es una excelente idea Dr.! ¿qué dices mi amor!
-  ¿Estas loca mujer yo criando hijos de otro? ¡eso jamás!, ¡ni pensarlo, mi padre moriría en el mismo instante de llegar a enterarse! ¡definitivamente no!

Joaquin se levantó y del lugar salió somatando la puerta, Massiel rompió en llanto, uno amargo y desesperado, el doctor se levanto y a Massiel consoló. 
-  ¡Massiel debes de contarle la verdad a tu marido! ésto dijo el medico cuando Joaquin se prestaba a entrar a la clínica de nuevo, pero al escuchar ésto, se quedo espiando para ver que hablaban su mujer y el Dr.

-  ¿Dr. usted se imagina si mi marido se llega a enterar? ¡de que yo en realidad...
... Soy un hombre!
Al escuchar ésto Joaquin sintió que la tierra se lo tragó y desplomado al suelo cayó. Joaquín murió de un infarto fulminante al escuchar de boca de su esposa de años, que ella era, un él; que era un transexual, que se había casado con un hombre operado por el mismo Dr. que los atendía en ese instante.

En el entierro de Joaquin, en su país natal, el padre de Joaquin se encontraba desconsolado, su único hijo macho, había muerto sin poder darle el nieto deseado, pero no derramo una sola lagrima, se mantuvo estoico, firme mientras el féretro de su amado hijo descendía hacia su nueva morada. Massiel lloraba desconsolada pues, amaba a su marido y ella, no supo que la causa de la muerte de su amado esposo había sido a consecuencia de su secreto.

-  ¡Hija, ahora tú serás mi preferida por haber hecho feliz a mi amado hijo y heredarás todas mis tierras, pues a mis hijas que se las den sus maridos yo no mantengo a hombres, que ellos mantengan a sus mujeres! 
-  ¡Entenderé si te haces de otro marido y a tus hijos veré como si fueran mis propios nietos!
-  ¡Papá! ¿puedo llamarlo así? Preguntó Massiel al machista de su suegro.
-  ¡Claro hija, eso me hace feliz! 
-  ¡Papá, yo ya no podría casarme con nadie pues Joaquin fue el amor de mi vida y yo soy mujer de un solo hombre!
-  ¡Así se habla!, ¿vieron mujeres?, ¡ésta es una gran hembra!, 
-  ¡Serías un verdadero macho si fueras hombre mi´ja! dijo el machista de su suegro.
-  ¡Quiero quedarme acá con usted, mi madre! (refiriéndose a su suegra) ¿si me lo permiten? dijo Massiel.
-  ¡Claro hijita y muchas gracias! dijo una muy maltrecha mujer y suegra de Massiel.

El tiempo pasó y Massiel enterró a su Suegro y poco tiempo después a su suegra;
y Ahí quedó ella, Massiel, sola como ama y señora de todas las propiedades que su suegro le heredó.
Massiel se volvió una mujer "machista" por el ejemplo que en los años que convivió con su suegro, ella aprendió y además en sus genes, ella era un hombre en realidad; un hombre en cuerpo de mujer, una muy bella por cierto.



















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