lunes, 10 de agosto de 2015

Mal Acostumbrado


Hoy me encontré con unos recuerdos nostálgicos, los cuales viven en mi pasado, justo los que a mi vida han forjado, los que le dieron una dirección diferente, excitante, envidiada por muchos, pero que podía yo hacer, si la vida, lo que en abundancia también me dió, en otras también me lo quitó, me lo arrebató; pero, por lo que me quitó; luego, me mal acostumbró. 
Esas nostalgias son recuerdos bellos, de cuando empecé mi vida de hombre mal emplásticado, como lo es todo pre-adolescente, tal cual, pollo desplumado que quiere definir su garganta para poder con todo el galillo cantar cada mañana como seguro lo hará, llegado el momento. Éstos recuerdos me hicieron pensar en las paradojas de la vida; quien diría. 

Bueno les cuento, las mujeres sufren al igual que algunos hombres, pero quienes más sufren son las mujeres, al menos eso es parte de la historia presente pues, creo que en la historia futura ésto será diferente. Y cuando ellas están en su capilla ardiente, sufriendo por ahí encerradas, abandonadas, desahuciadas en cuestiones de amor. Cuando sienten que la vida terminó, que nada del suelo las podrá levantar y que con seguridad, el amor por su lado jamás volverá ni siquiera a asomarse. 

Las he escuchado, sigiloso pues, siempre fuí inquisidor, tratar de saber mucho más del sexo opuesto mi debilidad, he de confesar y lo que de ellas en grupo escuché. Pero antes, es sabido que en grupo son un pelotón tan bien armado y organizado que con cualquier chico u hombre, pueden terminar en un segundo (mujeres asesinas cuando están dolidas). Bueno, las escuché decir: Hombres malos que acusáis a la mujer (perdón no pude evitarlo). 
Hombres malvados, malditos, como nos hacen sufrir, pero me las han de pagar, escribiré solo ésto; pues, no es secreto que algunas hasta su miembro han cortado, entonces no necesito ser tan explicito. Pero lo que ellas ignoran es que la causante de su mal momento, de su tremendo sufrir, de llegar a odiar al mismo que antes fue su gran amor y de no querer saber nunca más nada del amor, quien realmente lo provocó, fue una de su genero, sí, fue una de ustedes, la causante del sufrimiento de su con-genero y si lo saben, se hacen las que no lo sabían, pero nosotros los varones y victimas, mal acostumbrados, victimas de una de ustedes por lo menos alguna vez en la vida; no de la manera que estáis pensando; pues,  seguro piensan en la infidelidad, pero éste es otro ejemplo de la maldad del genero, en ésto no son solidarias pues, aunque me desvíe un poco del tema, debo de escribirlo, compartirlo. Bien conocido, son aquellas que se enamoran del novio o marido de la mejor de las amigas, la "hermana" a al que ahora consuelas, pero más tarde también consuelas al marido o al novio sin importar el daño causado, en otras palabras, les vale madre; y hablando de madres e hijas, he sabido de casos en que las madres les quitan los novios a las hijas o caso contrario; pero éste será tema para otro día, pues me estoy desviando tanto del tema y pensamiento original y aprovecho este respiro, para decir que no estoy culpando a nadie, como perseguidos por la misma inquisición o como cacería de brujas valga la expresión, ya dije, será tema de otro día.

Retomando el camino y como fue que, me mal acostumbré. Fue una navidad que de la calle regresé, con unos doce o trece años encima, al volver a casa encontré lo que a la calle salí por horas con mis amigos a buscar; tonto de mi, lo que busqué y no encontré en la calle, me esperaba en casa y digan que regresé pues, otros en la calle se quedaron y ahí amanecieron borrachos y cagados; ejem! Al entrar en casa, ésta era un salón de baile, un comedor y una concurrencia increíble, entre familiares del interior que habían llegado, vecinos y sus visitas; bueno, eso era un manicomio, casi en su totalidad la concurrencia borracha, celebrando la navidad o el año nuevo no importa, al cabo es la misma carajada, entre y toreé a los etílicos, busque un lugar en donde poder observar a la barriada dejando salir sus mañas y malos modales, ¡jajaja! 

De pronto entre la nube de borrachos hacía mi, una quinceañera muy bien equipada y con la sangre ya contaminada, mi vista tímidamente la bajé y veía para atrás y a los lados, pero ella seguía muy segura, sin importarle nada, con el rumbo bien trazado las coordenadas la llevaban como misil hacia mi, por fin, se paró frente a mi y todo lo que nos rodeaba desapareció; justo en ese momento y sin mediar palabra se me abalanzó y a mi boca virgen con su lengua desvirgó, me la metió y hasta mi campanilla tocó, yo con las pepitas bien peladas, asustado, la vi mientras me esculcaba la dentadura y todo lo que en mi boca en ese momento había, ella con los ojos bien cerrados y cuando los entreabría los tenía hasta trabados, yo: ¿Dios mio que hago? y del salón, nadie se percató de la osadía de tremenda etílica quinceañera que quien sabe quien era, después de pasarme su saliva y provocar que mi boca se llenara del mismo liquido, se retiró y me tomó la mano y de ahí me sacó y nos dieron las diez, las once y como sigue la canción, nos amaneció; aunque el sabor de su boca era mezcla de varios licores, creo que algo me mareó, pero mis pensamientos eran; que ya tendría algo nuevo que contarles a los borrachos y cagados.

Bueno, esa experiencia pasó y para que se repitiera pasaron muchos cometas por el firmamento, pero mientras, yo me practicaba con otras niñas pues, ya sabía que era y como se daba un beso francés.
Pasaron muchos cometas y con el tiempo, en una fiesta, una noche que con mi hermano él me llevó, con tacuche y todo, eran los quince de alguien que poco después fue otra de mis novias, pero esa noche el destino ya tenía todo bien planeado; mi hermano, otro mal acostumbrado, desde que llegó a tremenda hembra se enganchó y a bailar se la llevó, yo quede por algún rincón en mesa tímida y alejada, ahí los dos, observando las bellezas de mujeres. pero a mi me temblaba todo solo de pensar pararme a sacar a bailar a alguna; pero en eso, de entre el medio del salón apareció alguien con su mirada fija puesta en mi, en busca de su presa, yo lo mismo de algunos años atrás, vi para abajo, luego a un lado y al otro, hasta el cielo ví pues atrás para que, si sabía que ahí terminaba el salón, cuando me di cuenta... ¡Si acertaron! era ella, pero con más años encima y yo también, pero aun seguía siendo menor que ella; se paro frente a mi y su brazo extendió y yo con el caminar como el de que camina pero siente que no avanza me puse de pie y en eso cambian la música los del combo que amenizaban y tocan piezas para bailar muy bien abrazado, pero descuiden que para entonces yo ya estaba acostumbrado, ya había practicado con mi hermana y mi señora madre y en esos temas era un duro, así que la deslumbré al sentir como mi cuerpo se movía entre el de ella; luego se apretó contra mi y su boca sensual la acercó a mi oído y me dijo; _¿me recuerdas?
¡Claro! ¿cómo olvidarte? mi repuesta la hizo desprender su cabeza bien enlacada y la colocó frente a mi y me vió directo a los ojos, al hacerlo los ojos le brillaron, pienso que tal vez fueron los míos que en los de ella se reflejaron, yo tan creído. Y, luego de esos destellos, de ella o míos, ella lentamente sus labios a los míos acercó pero esta vez yo ya estaba mal acostumbrado y ese encuentro fue mucho mejor y más satisfactorio, luego de ver a sus ojos trabados, pegados, dándonos lo que ambos habíamos aprendido, paso como un minuto o un poco más y de nuevo mi mano tomó y del salón me sacó y el resto de la fiesta solo fue un beso de cinco horas, vaya si me dejo mal acostumbrado. La fiesta terminó y mi hermano de la fiesta con tremenda mujer tomada de la mano salió y por mi pasó, nos retiramos y ahí quedaron nuestras damiselas con las manos en alto, diciendo adiós.

Después de ese encuentro pasaron otros cometas por los cielos aun no contaminados, mientras tanto yo seguía practicando e imagino que ella también lo hacía, debo de confesar que para ese entonces yo aún era malo y me costaba conquistar muy bien a las chicas, las cuales eran pocas, mientras los culicagados seguían en las de ellos yo seguía con mis practicas con las féminas, no me gustó el licor, mi debilidad, mi vicio eran las mujeres deseaba llegar a ser grande en los asuntos del amor, pero para ello, aun faltaba que pasaran muchos cometas, por ahí ya andaba como en los 17.

El tiempo transcurrió con todo y sus cometas y como uno de ellos, una noche de la nada, ella de nuevo apareció; recuerdo que me encontraba con los culicagados y un carro se detuvo, de él se bajo una bella mujer, todos exclamaron ¡vean lo que del auto a bajado! impresionados todos y yo más, al ver que cuando el auto se alejó la chica nos vió y su caminar el cual ya me tenía mal acostumbrado, y con la mirada fija hacia donde estaba se dirigió, mientras caminaba mis cuates le daban el paso y la veían anonadados, pues se había convertido en tremendísima hembra, algo que del cielo había llegado, se paró frente a mi; por respeto a su hermoso recuerdo no la describiré, también para no perder el hilo a la narración; entonces, parada frente a mi ambos reímos, pero con disimulo pues, ya sabíamos lo que nos esperaba esa noche, entonces, como era costumbre, ella alargo su brazo hacia mi y yo cogí su mano y de ahí me extrajo, mis amigos dijeron al rato; ¡brindemos por el Sergio! y creo que terminaron borrachos y cagados, como ya era costumbre ya estaban mal acostumbrados. Mientras, nosotros nos perdimos por las calles, buscando un lugar en donde poder amanecer. Por fin lo hallamos, nos acomodamos y sin decir palabra alguna ella que me tenía mal acostumbrado, mis labios besó y ¡Voalá! esa noche nació un Sergio que su futuro con las chicas tenía asegurado, pues lo que ella esa noche me enseñó, me dió lo que toda la vida busqué, pues después de esa noche que juntos vimos el nuevo día amanecer todo lo que en esos años ella aprendió en una noche me lo traslado, me lo heredó, sentí que fue un agradecimiento que ahora que lo escribo y lo pienso se me quiere romper mi garganta y mis ojos se aguaron y no me da pena contarlo pues, se lo merece porque lo que ella sin quererlo me enseñó la vida me cambió y a partir de esa noche y de ese nuevo día, nunca más tuve que ver al cielo para ver como pasaban los cometas, me volví en un cuasi gigoló pues, todas deseaban probar la miel que ella en mi boca como recuerdo me dejó. 
Recuerdo cuando me dijo; _¡dichoso que eres hombre, yo desearía ser hombre para que nunca mi corazón jamás sufriera, pero, ha sido mi mejor experiencia, usarla y gozarla! ella se fue, costo que mi mano la soltara pues deseaba más de esos besos y esas caricias que esa noche en un hombre mal acostumbrado ella me heredó. 

Unos años después, esa bella mujer que tanto me enseñó, murió... lo supe y lloré, la lloré como la lloro hoy que la recuerdo; ¡gracias, me diste algo que he disfrutado tanto, a mi vida completamente la cambiaste! y ustedes mis amigas y amigos lectores que tantas veces me han preguntado, ¿quien es la dichosa mujer que inspira tantas cosas bellas y ese erotismo light que escribo con respeto, es herencia de la chica que conocí un año nuevo a mis trece años y que me dejó completamente, mal acostumbrado.

Las chicas que por mi vicio lloraron: hermanas, primas, mejores amigas, madres, hijas y no presumo, es verdad, les pido perdón, pero nada me podía detener pues lo que ella me heredó había que compartirlo y disfrutarlo y mientras más conocía y me conocían, más llegaban, supongo que en sus reuniones de happy hour, se lo contaban y mi secreto se conocía y se difundía.  A eso que ella me heredó le puse mi toque personal y eso fué el detonante, para disfrutar de tanta bella mujer. Hasta que te conocí, un mal acostumbrado toda la vida ese fui, pero llegaste y me robaste mis malas costumbres y lo que un día fue de dominio publico se volvió propiedad de una sola dama y ella es la que a mi lado hoy y ahora está.

Con dedicatoria especial para el alfa y el omega de un tipo muy mal acostumbrado. 
A todas las mujeres de mi vida, muchas gracias y mil perdones, pero no fui yo, fue una de su genero las que les causó tanto dolor. 

Y con ésto, regreso al inicio, las paradojas de la vida, lo que me hizo ser un desgraciado en asuntos del amor (desgraciado en el buen sentido) y que sin yo querer pues, no era mas que una mala costumbre, es lo que les causó tremendo dolor y no solo soy yo, pues como yo, habrá miles de tipos que a su vida llegó alguien y después se marchó dejando en sus labios la herencia de la adicción por sus besos; creo haber sido claro. 
Así que la próxima, no pienses tan mal del hombre. Piensa en que una de tu genero es quien nos dejó mal acostumbrados y sin querer, hacemos daño, es difícil que lo asimiles, pero es la verdad. Recuerden que siempre las he defendido y las he exaltado; así que creo tener la moral de decir lo que hoy les digo. 

A pesar de todo  fui, soy y seré, un tipo afortunado y sigo siendo un mal acostumbrado; eso no se me quitará nunca, nunca jamás y se lo debo a una de ustedes, por ello, muchas gracias bellas Mujeres.

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