viernes, 18 de septiembre de 2015

La oveja negra


En un lugar apartado, hace miles de años, se construyeron muchos corrales, los cuales contenían a miles de ovejas, cada uno de los centenares de corrales tenían un grupo de ovejas, unos más que otros, pero todas pertenecían al mismo Dueño. Ésto lo sabían las ovejas porque el pastor que las cuidaba se los contaba cada noche y además después le daba cada quien, un toque personal al finalizar de contarles que ellas eran propiedad de alguien superior a ellos, los pastores, quien era el patrón de ellos y el dueño de todas esas ovejas, pero que mientras estuvieran en ese corral le pertenecían a él y en ese lugar se respetarían las leyes del dueño, pero tambien las de él. Cada uno de los pastores que cuidaban sus corrales, hablaban de las ventajas de ser cuidadas por él, y a veces hasta hablaban mal de su vecino, pues se había sabido de casos en los que algunas ovejas se habían extraviado y habían ido a dar a corrales equivocados, con pastores que originalmente no eran los que los cuidaban antes, pero que al escucharlos, ellas, las ovejas perdidas, se habían quedado adentro de aquel redil y era imposible hacerlas salir de ese lugar. Entonces los pastores tuvieron más cuidado para ya no perder más ovejas y era por ello que luego de hablar del dueño y patrón de ellos, después les contaban a sus ovejas historias que les convenían a éstos. Algunos contaron la historia de: "El lobo feroz", otros contaban la historia de: "Juanito, el niño mentiroso!, cuentos como éstos, entonces las ovejas se asustaban y decidían mejor quedarse con su pastor, quien era confiable y a quien conocían, ademas, si el amo las había dejado en sus manos, él seguramente era un pastor de fiar y había que confiar en él con los ojos cerrados y se quedaron protegidas adentro de cada corral, lugar en donde habían nacido.
Con el paso de los tiempos, una noche nació una oveja adentro de uno de los corrales más apartados y poco concurridos, la novedad era que ella, la oveja recien llegada, era de color negro, eso los asustó mucho, pues por siglos todos habían llegado a éste mundo con un pelaje muy blanco y al ver a la ovejita negrita, muy negrita, hasta le hacían el feo, si ella se acercaba a alguien que no fuera su madre y se sobaba contra el cuerpo de alguien, éste lo veía con desprecio y con disimulo la pateaban y la aventaban por allá. La noticia se diseminó entre los de más corrales y los pastores hallaron otra historia más para causar pánico entre las ovejas de color blanco y al corral, el ultimo del enorme lugar, el que tenía menos ovejas, era visto como algo malo y los que ahí vivían se sentían manchados y señalados por el nacimiento de una oveja tan negra. Y es que, sí, esa oveja era de un color extremadamente negro, algo que en siglos, jamás había sucedido en la historia de los corrales.
El tiempo transcurrió y la ovejita muy negra, crecía y de la única que ella recibía amor era de su madre, después de ella, hasta el pastor la veía con desprecio pues debido a ella él ya no había logrado aumentar su rebaño, por el contrario, algunas ovejas habían escapado hacia otros corrales, cosa que a la ovejita extremadamente negra le tenía sin cuidado, la que sí sufría y recibía reproches, más escuchar lo mal que se expresaban de su hijo el muy negrito, era la madre de la ovejita negra. 
Al tiempo la ovejita tuvo edad para darse cuenta de lo que pasaba a su alrededor y ella le decía a su madre que no se fijara en lo que le decían a él, pues todo le tenía sin cuidado, tambien le decía que tuviera paciencia y se acostumbrara a lo mal que tambien a ella la trataban todos.
Una noche muy oscura, pues esa noche no había habido luna, o tal vez si, pero la cubrían unas nubes muy negras, la oveja negra ni siquiera se lograba ver entre el rebaño que con atención escuchaban lo que el pastor contaba del Amo y después, éste aprovechó de esa especial oscuridad para contar a sus ovejas otro cuento de miedo, mientras ellas escuchaban lo que les decía el pastor se iban apretando entre ellas, a tal grado que cuando la oveja negra, muy negra cayó en cuenta, ella se quedó solita en una esquina, entonces ella dijo.
_¿Y por qué escuchamos lo que el pastor nos quiere contar, no sería mejor escucharlo directamente del Amo? Cuando la voz de la oveja negra se escuchó, todos, hasta el pastor brincaron y de sus labios un sonido de susto se escapó, pues la voz provenía de un lugar en donde no se veía a nadie, pero la ovejita negra seguía hablando y mientras lo hacia caminaba, acercándose hacia donde se encontraban todos asustados, dando gritos histéricos y en medio de todos el poderoso pastor, temblando por escuchar una voz que nadie sabia de quien venía. Por fin, la oveja muy negra se acercó lo suficientemente a ellos hablando y todos se dieron cuenta de que a lo que le temían no era otra cosa más que la desagradable ovejita muy negra. Todos, incluyendo el pastor quien aclaro su voz, le llamaron la atención por el susto que les había dado esa noche; el pastor muy molesto le pidió a la ovejita negra que por favor se retirara de su corral, la oveja negra dijo.
_¡Claro que me voy, pero no porque me lo pida usted pastor o porque me obliguen sus malas miradas! les dijo a todos en el lugar, luego de ello se despidió de su madre a quien beso su frente. 
Mientras abandonaba el corral iba diciendo en voz alta.
_¡Me voy, porque ya me harte de escuchar todas las tonterías que nos cuenta el pastor! ¡Porque he decidido buscar a nuestro Amo y escuchar directamente de Él, lo que piensa de mi, lo que me quiere decir, lo que me quiere ordenar, todo lo que de Él debería saber! Ésto dijo mientras caminó y ya no se vió en la oscuridad del bosque.
Mientras la oveja viajaba sin rumbo pero con rumbo, en busca de su Amo, el Dueño de todos aquellos corrales; pasaba por entre ellos y cuando él pasaba a la par de ellos, éstos le gritaban improperios a los que ella no les ponía la más mínima atención; ella tenía muy claro lo que quería.

Despues de meses de que la ovejita muy negra se había marchado, todo había vuelto a la normalidad y ya nadie se acordaba de él, claro, solo su madre.
Al tiempo, por fin la ovejita negra entró en lugar el cual le maravilló y en ese lugar entró y caminó y caminó, hasta que por fin con unos pies y sus sandalias, con ellos se topó.
_¡Perdón! Dijo la ovejita negra muy educadamente.
_¡No hay pena hija hermosa! Le dijo una voz muy dulce, pero lo que le llamó la atención a la ovejita, era que éste personaje le había dicho hermosa.
_¿Hermosa? Dijo ella incrédula de haber escuchado bien.
_¡Claro que eres bella y además diferente, eso te hace aun más bella! Dijo nuevamente el personaje con voz muy dulce y tranquila.
_¡Bueno, gracias! dijo la ovejita un poco ruborizada.
_¿Qué haces por acá, lejos de los corrales? Le preguntó muy intrigado.
_¡Ah, nada, he viajado mucho buscando al Amo y Dueño de todos esos corrales! ¿Tú le conoces? ¿Sabes cómo puedo encontrarlo? el personaje de las sandalias simplemente rió y dijo.
_¡Tal vez lo conozca y tal vez sé dónde encontrarlo! Pero ¿para qué lo buscas?
_ ¡Lo busco porque ya no quiero que me cuenten de Él, quiero oír todo de sus labios, conocer la verdad, conocer si Él es bueno o malo, si me ama como yo lo amo! _Pero dime ¿lo conoces si o no?  
Él rió otra vez, pero esta vez si rió bastante y en sus manos tomó a la ovejita negra y la colocó en sus piernas, ella sintió una enorme paz y sintió que a su cuerpo lo invadió un placentero descanso que hasta bostezó.
_¿Estás cansado, pues has caminado mucho y seguramente has de tener hambre mi hermosa? Le dijo y luego la alimentó, ella comió con ganas, pues jamás había comido, ni bebido, nada más delicioso que lo que el que en sus piernas y lo contemplaba, y lo mecía como a un hijo, le daba directamente a su boca.
La ovejita se sentía como en el cielo, que no deseaba regresar, ni seguir buscando a nadie, ahí se sentía muy feliz y cómoda, además se sentía muy protegida, pues a varios metros de distancia, ella veía como algunos lobos la veían con hambre pero no se atrevían a hacerle daño, más bien, él los veía como se alejaban del lugar con la cola metida entre las piernas. 
Despues de varios días de estar entre los brazos y sobre las piernas del Señor con sandalias, por fin se animó y le dijo al Señor.
_¡Bueno, todo está muy bien, pero no me has dicho si conoces al Amo! El Señor lo vió con mucha ternura y le dijo.
_¡Mi hermosa hija, has estado en su casa, con Él te has alimentado y de Él has escuchado las respuestas a la más simple de tus preguntas y de los hambrientos lobos Él te ha protegido! y se quedó viéndola hacia los ojos, con enorme sonrisa en sus labios y un gran amor en sus ojos, en su mirada.
_¿Cómo, quieres decir qué...? ¿Me dices qué...? ¿O sea, lo qué me has dicho es qué...? ¿Quieres decir qué... Tú Señor, eres mi Amo y el Dueño de esos rebaños y de todos esos corrales? y ¿qué eres Tú, quien nos has recomendado con esos pastores?
_¿Tú lo has dicho hija bella, no yo? Respondió el Señor de las sandalias y de bella sonrisa y enorme paz. La ovejita negra se lanzó de entre las piernas de su Amo y le hizo una reverencia presentándole su respeto y admiración.
¡Levántate hija, déjame limpiarte y darte un beso! Y así lo hizo el Amo. 

Días después, la oveja empezó su camino de regreso a su lugar a donde él pertenecía, caminó sin sentir cansancio ni hambre por meses, su pelaje nunca se ensució y su color muy negro mientras avanzaba se iba aclarando sin que él se diera cuenta. Cuando por fin llegó al lugar en donde se encontraban todos los corrales con las ovejas en ellos y su respectivo pastor, al verlo pasar dijeron: _¡Ese parece ser... pero esta más claro... ¿será él? Y todos les gritaban _¡Oye! ¿eres la oveja negra? ¡jajaja! ¡te vez rara, un poco más blanca! ¿será del polvo que traes encima? :Y, dí ¿conociste al Amo, al Señor, al Dueño? el pastor era el primero que empezaba a reírse de él y luego todos rompían en risas y más burlas, pero ella siguió su caminar sin emitir sonido, pero atrás de él, todos los rebaños con sus respectivos pastores atrás de él, burlándose y lanzándole consignas; hasta que por fin la oveja negra, que más bien tenía ahora un color gris, llegó a su corral, los de ahí, junto a su pastor, se unieron al clamor de los demás con sus burlas y consignas, la ovejita gris entró y hasta donde su madre él llegó, se inclinó y luego su madre lo levantó y después de abrazarlo con mucho amor lo beso, todos en el lugar seguían vitoréandola pero en mal, pero no fue hasta cuando la madre le habló, que todos en silencio quedaron para escuchar lo que preguntaba y lo que él respondería, aunque todos sabían que era lo que la madre le preguntaría.
_Dime hijo, ¿lograste con éxito terminar tu empresa... Has conocido al Amo? ¿Has hablado con Él? 
Todo era un enorme silencio en el lugar, muchos trepados sobre montículos y sobre arboles y sobre otros, las miles de ovejas y de pastores esperaban la respuesta de la oveja gris.
-¡No madre, no conocí al Amo! la madre orgullosa sintió pena por su hijo, mientras en el lugar todo el silencio se volvió un jolgorio, una algarabía pero de insultos y muchas palabras más, pero ninguna buena. La oveja dejó que se dieran gusto, que liberarán todo su odio y cuando las risas mermaron y muchos se preparaban a regresar a sus corrales, la ovejita gris habló de nuevo y ésto dijo.
_¡No madre, no conocí al Amo, pero sí conocí al HIJO del Amo! y me dijo; ¡ve por tu madre y tráela conmigo y les presentaré a mi Padre, al Dueño de todo, de todos.

Los pastores fueron los primeros en gritar consignas, pero cuando las demás ovejas se prestaban a gritar las suyas, la ovejita dijo ésto.
_Él, en su sabiduría me dijo que nadie me creería, ni tú madre, así que dijo que cuando dijera lo que dije, algo pasaría que a todos los convencería de que sí estuve con Él. Mientras ésto decía la oveja de ahora color gris, a la vista de todos y sin ella darse cuenta, su pelaje empezó a oscurecerse, hasta ponerse mucho más negra que antes. 
Todos enmudecieron y fue la madre quien dijo.
_¡Vamos hijo, acatemos la orden del Amo y llévame ante Él!...

Amén

La moraleja queda a tú respetable criterio... Hasta la próxima.

SergioRaga 


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