viernes, 9 de octubre de 2015

Gajes del oficio (como me lo contaron te lo cuento)


El ingeniero Mauricio, era el propietario de una distribuidora de repuestos electrónicos y similares, además era un asesor muy cotizado, y en su tienda también se ejercía un servicio técnico; ésto ultimo era un ingreso muy bueno, pues era demás de prestar servicio técnico en la reparación de aparatos electrónicos (Tv´s, DVD´s, Hornos, etc.) también ayudaba a sus colegas, reparando los aparatos que para ellos eran algo difíciles y les cobraba precios cómodos para que ellos también pudieran tener ganancias, además, gracias a que él había sido instructor de electrónica en colegios de prestigio y en universidades locales, también en su stock contaba con los dispositivos necesarios para estos menesteres, y también daba cursos a los técnicos para actualizarlos en las tecnologías de ultima generación.

Un día llegó a su tienda: SwE, don Capuleto, buscando los servicios del Ing. Mauricio.
- ¡Buenas Erick!, ¿esta su jefe?
- ¡El Ing. no tarda en llegar! ¿le puedo ayudar?
- ¡Pues sí Erick, tengo problemas con un aparato, espere lo traigo y lo ve!
Se dirigió a su vehículo y de él extrajo un equipo de sonido marca Sony, con tornamesa de discos.
- ¡Éste es mire Erick! dijo don Capuleto. Cuando lo colocó sobre el mostrador, en donde se recepcionaban los aparatos para servicio, mientras sucedía ésto, el Ing. Mauricio entró en su tienda y a todos saludo muy cordialmente, como era su costumbre.
- ¡Buenas tardes a todos!, ¿cómo está? ¡don Capuleto que gusto verlo!
- ¡Gracias Ing, aquí con otra molestia! le dijo don Capuleto al Ing.
- ¡Así es Ing, don Capuleto trae este equipón para que se lo arreglemos! dijo Erick, quien se emocionaba en reparar éstos equipos de sonido y si eran de marca Sony, mejor, pues la comisión era mayor.
- ¿Qué problema tiene con el Sony don Capuleto?
Don capuleto le explicó con detenimiento al Ing. quien al escucharlo supo cuál era el problema del aparato y también supo que no era posible repararlo, pues se le habría dañado una tarjeta a la cual solo tenían acceso las distribuidoras autorizadas por Sony Panamá.
- ¡Don Cipriano lamento decirle que si sé cual es el problema, pero no puedo recibirlo porque no tengo acceso a los repuestos, los cuales son exclusividad de los servicios autorizados!
- ¡No hombre Ing., ayúdeme por favor, que mire yo fui el bruto que lo dañó, pues llegó por otro problema y ahora ni enciende y usted tiene razón, pues en esa tarjeta hice sin querer un corto circuito!
- ¡Ya vé, no puedo repararlo! dijo el Ing. con la honestidad que siempre le caracterizó.
Pero don Capuleto, quien se encontraba desesperado le dejo el equipo al Ing. y se retiro, indicando que en tres días volvería por él, que por favor lo revisara, pues de pronto y le encontraba alguna solución.
- ¡Erick llevé el aparato de don Capuleto al cuarto de los equipos por entregar, para que nadie lo destape ni de broma! 
- ¡A la orden jefe! dijo Erick algo desilusionado, pero sabía que si el Ing. había dicho lo que dijo así era y punto.

Efectivamente, al tercer día, llegó don Capuleto por el diagnostico de su equipo, pero el Ing. quien estaría ocupado en aduana, sacando sus importaciones, le dejó el encargo a Erick que atendiera a don Cipriano y le dijera la verdad y nada más que la verdad, cosa que un vanidoso pero muy buen técnico, no hizo.
- ¡Que tal don Capuleto, ahora le traigo su aparato!
- ¡No, esperé!, ¿eso significa que ya esta reparado?
- ¡No, tal cual dijo el Ing. no se puede reparar! dijo Erick.
- ¡O sea! ¿lo revisaron y confirmaron lo que el Ing. dijo? 
- ¡Así es don Capuleto, yo mismo lo revisé, pues el Ing. me tiene mucha confianza y me dejo la responsabilidad de su equipo yo, lo revisé y por más que traté no se pudo, la tarjeta esta dañada y hay que cambiarla!
- ¡Bueno Erick! ¿les debo algo? 
- ¡No don Capuleto, ya sabe: "Si no reparamos, no cobramos" ese es nuestro lema!
- ¡Dígale al Ing. que le agradezco mucho y que por acá estaré visitándolo siempre, lo llevaré con otro amigo, quien me dijo que él ya ha solucionado este problema, haber que pasa!
- ¡Como quiera don Capuleto, que le vaya bien!

Pasaron unos días y la tienda seguía funcionando con normalidad, pero ese tarde, como lo hacía eventualmente, llego el Canche, un amigo de infancia del Ing. y técnico amateur, que seguramente llegaba a compartir algún secreto del oficio que recién él había descubierto y siempre que eso sucedía lo compartía con el Ing. 
Esta vez le comentó al Ing. _ ¡Fíjate colega que con un hisopo mojado con alcohol, lo pasas sobre el lente y el equipo vuelve a funcionar perfectamente!
El Ing. quien ya conocía de todos los secretos técnicos que éste le compartía, le dijo como era costumbre.
- ¡Wao amigo, que gran truco, muchas gracias colega, hasta el próximo descubrimiento, eres muy amable, aquí te espero. 
El Canche se iba muy feliz de ayudar en algo a su maestro y amigo el Ing. Mauricio;
Xiomara, quien era la dependiente de mostrador y que siempre escuchaba las platicas entre el Canche y el Ing. le dijo.
- ¡Hay Ing. usted es un pajero!  ¿por qué no le dijo la verdad? ¡que usted ya sabe eso, no que siempre le da pajas y el otro baboso se va todo ilusionado! 
El Ing, vio a su empleada con una mirada de comprensión por su escas visión y educación.
- ¡Vea Xiomara, si yo le digo a mi a amigo que ya lo sabía, él seguro se sentiría humillado y ofendido y con seguridad ya no volvería y eso no sería lo correcto, pues de pronto y quien sabe un día realmente él venga con algún secreto técnico que yo desconozca y que me sirva mucho! 
- ¿Entiende? ¡me perdería de eso!
- ¡Humm! ¡usted lo que es; es un pajero, usted ya se las sabe todas! dijo y se retiro a atender a los clientes.

Un poco más tarde, entró don Capuleto todo endemoniado y dando gritos sin importarle que la tienda estaba llena de clientes.
- ¡Ing. usted es un ladrón y vengo a que me devuelva la placa que le robaron al equipo Sony, que dijo que no se podía reparar; seguro dijo eso, pues quería robarle algo a mi aparato!
- ¡Cálmese don Capuleto, esas acusaciones son muy graves y usted me conoce muy bien y sabe que soy incapaz de hacer eso; además a su aparato ni lo abrimos! ¿verdad Erick?
- ¡Ejem! ¡con permiso, tengo trabajo rezagado! Y, Erick salio del problema de esta manera.
- ¡Ladrones no me voy de aquí hasta que me devuelvan lo que me robaron!
- ¡Mire don Capuleto, no sé de que habla, pero solucionemos éste problema como debe de solucionarse, vaya por el técnico que se lo está reparando; según me informó Erick el día que se lo llevó y asumo que él es quien me acusa del robo, tráigalo acá y que me diga en mi cara que yo me robe ese repuesto que usted me cuenta! 
Don Capuleto se fué, gritando improperios, en busca del causante de la discordia.
Pero como era de esperar, jamás llegaron ni uno, mucho menos los dos.

Con el tiempo el Ing. Mauricio se encontraba en la tienda de un amigo, con quien tenían un trato de colegas, el cual era, de que cuando se les terminara algún repuesto se lo prestaban mientras llegaban los propios y eso hacía el Ing., esperar a que le dieran los repuestos que necesitaba para una de las universidades del país.
- ¡Hola colega, mi amigo!, ¿cómo estás? ¡no he llegado, pues no he descubierto nada nuevo!
Se trataba del Canche, quien llegó a la tienda de compras, mientras platicaban y se ponían al día de algunos chismes del medio, entró a la tienda don Capuleto, quien al ver al Ing. quiso matarlo con la vista; le hizo una mirada de odio, pues con seguridad le tocó que pagar el equipo Sony, que por cierto le debió haber salido muy caro.

- ¿Qué te pasa amigo, por qué esa cara? preguntó el Canche al Ing. y el Ing. luego de contarle la experiencia tan desagradable que tuvo con don Capuleto; el Canche lo vió y empezó a reírse como loco y con tal cinismo, le dice a su amigo de infancia el Ing.
- ¡Mi hermano, jajaja, perdón! 
- ¿Por qué Canche?
- Pues de haber sabido, jajaja, que a quien chingué era a vos jajaja no lo hubiera hecho, jajaja!
- ¡No te entiendo amigo, explícate!
. ¡Lo que pasó jejeje es que el Capuleto me llevó ese equipo, el cual le dije que yo se lo reparaba jijiji  pero la verdad era que yo tenía un clavo enorme con un aparato idéntico jijiji  y cuando me lo levó le huevié la pieza que necesitaba y después le dije al mula, que el equipo llegó así del taller de donde me lo llevó, jajaja ¡ay! pero te juro que no sabía que eras vos, Jajajajajaj! Seguía riéndose el Canche. 
El Ing. tomó del cuello a su amigo y le dijo: _¡vení, ahora aclaramos éste problema! 
- ¡Espérate, no es necesario que me lastimes yo le digo en su cara toda la verdad la viejo éste; al fin y al cabo me cae re mal.
- ¡Don Capuleto! ¿creo que usted conoce muy bien al Canche, no es así?
Don Capuleto saludó con mucho gusto al Canche no así al ladrón del Ing.
- ¡Oye Capuleto a mi amigo lo respetas, él no te huevió la pieza del Sony, el que te la huevió fui yo y que pisados; si queres vergazos salí a la calle, pero de mi amigo el Ing. Mauricio no dudés, él es la persona más honesta y de a huevo que jamás nadie a conocido!
- ¡Bueno, aclarado todo, tengan un buen día; ustedes tienen mucho de que hablar, yo me retiro! Dijo el Ing. con sus repuestos ya en el carro, a lo que don Capuleto quedó mudo y le Canache dijo: _ ¡Espérame amigo, no tengo nada que hablar con este viejo Capuleto!

Al día siguiente llegó don Capuleto a la SwE, pidió hablar con el Ing. Mauricio.
- ¡Buen día don Capuleto! ¿diga qué quiere? ¡pues estoy muy ocupado!
- ¡Vengo a pedir que me perdone, se me cae la cara de vergüenza Ing., le suplico me disculpe y que continuemos trabajando como siempre!
- ¡Don Capuleto; acepto sus disculpas, pero me temo que usted es una persona non grata en mi negocio, por lo que cordialmente le invito a que se largue! 
- ¡¡Pero Ing.!!
El Ing. entró en su oficina y el guardia de seguridad le dijo.
- ¡Don Capuleto, lo acompaño a la puerta, por acá, por favor!
Y don Capuleto se largó y aunque intentó volver un par de veces, el de seguridad le dijo.
- ¡Disculpe don Capuleto, pero nos reservamos de derecho de admisión!
































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