jueves, 26 de noviembre de 2015

Dónde estarás? (Las canciones de mi vida)


El se encontraba sentado sobre una especie de acera en su jardín, con una flor en sus manos viéndola desde hace un buen rato, en su rostro se dibujaba el rostro de la nostalgia total, sus ojos y su mirada perdida en tan bella flor, queriendo penetrar en ella, al menos eso parecía, pero lo que realmente le sucedía es que estaba sumergido en sus recuerdos, unos tan especiales, en sus tiempos de adolescente, cuando visitando a sus familiares un día solitario se echó a andar y el camino lo condujo hasta donde se encontraría con quien le robaría el sueño por el resto de sus días y, es que, aunque parezca inverosímil, el amor a primera vista ¡sí existe! 
Caminando él llegó al lugar, una hermosa y solitaria playa perdida en un bosque espeso, la cual solo la conocían los lugareños, no así los que llegaban de vez en cuando, salvo que uno de ahí te invitará y te llevará a tan hermoso lugar. Mientras se acercaba él logró escuchar el chapoteo del agua fresca y cristalina, entonces cuando estuvo muy cerca y ahora que escuchaba que no estaba solo, se acercó con mucho cuidado y observó escondido entre los matorrales y lo que vió le hizo que su estomago reaccionara, despertando a miles de mariposas que incidieron en la boca de su estomago y al tiempo un vacío en el lugar de su corazón, pues seguramente éste de ahí salió para acercarse a tan bella aparición. Ahí estuvo un buen rato, sintiendo cosas que nunca antes sintió, sentimientos y reacciones químicas de su cuerpo adolescente a las escenas del amor, mientras él se embelesaba y planeaba la táctica de guerra que emplearía, ¿cómo la saludaría?, ¿cómo la abordaría sin desmayarse? 
Mientras el dilema en su mente y en su cuerpo las revoluciones que solo da el amor, la chica seguía con sus jugueteos, metida en las aguas cristalinas, con un jeans cortado hasta media nalga y un top, como si fuera una tira de envoltorio de momia la que le envolvían sus vírgenes y firmes senos de una chica bien dotada y formada, para solamente tener catorce años, la mitad de su cabellera de color miel, mojada hasta la mitad de la espalda, el resto con algunas gotas de agua, simplemente chapoteando y jugueteando con los pececillos que se acercaban a ella confundiéndole con alimento; su piel blanca pero ya rosada a consecuencia de la incidencia de los rayos solares, los de antes, que simplemente bronceaban y no doraban la piel como barbacoa a las brazas. 
El chico de apenas 16 años, seguía impresionado y repasando sus lineas, con las que explicaría su presencia en el lugar. En éstas se encontraba todavía cuando escuchó que alguien le habló y le dijo.
_¿No piensas meterte al agua? ¿no te has cansado de simplemente verme chapotear? 
Y, lo dijo con la inocencia de una niña, -para lo que ahora ya es algo obsoleto-, éste no reaccionó de inmediato y con la vista aun en el suelo lugar en donde con el tallo de una flor dibujaba cual sería su estrategia, al escucharla y ver un par de pies, quizás los más bellos que hasta ahora él haya visto, propiedad de quien hasta hace un rato chapoteaba metida en las aguas cristalinas; borró sus garabatos y avergonzado empezó su viaje, que iniciaba con unas uñas llenas de arena blanca, pero se lograba ver el color que las tenía pintadas; lentamente sin perder detalle, el paneo de sus ojos, con sus pupilas dilatadas para grabar todos los detalles siguieron elevándose, se encontraron con unas pantorrillas que hacían juego perfecto con largos muslos muy bien formados, ni gordos ni delgados, simplemente perfectos, su mirada pasó por sus rodillas, nada huesudas mucho menos grasosas y siguió viendo más arriba y al ver su par de muslos sintió que las mariposas se le quisieron salir por la boca, luego se encontró con las hilachas blancas de un mal corte hecho a tijeretazos, los cuales no dejaban nada a la imaginación, -lo que ahí vio tendrán que imaginarlo- luego subió un poco más y se encontró con un ombligo como dibujado por artista del renacimiento y como el resto de su cuerpo, solo musculo nada de grasa, siguió su camino divino y llegó justo a la tira para embalsamar momias, me refiero a su top de color blanco -vaya casualidad-  en ellos encontró el cielo, la tela mojada no cubría nada y sobresalía de sus senos firmes y grandes, dos pezones hinchados por el frío del agua, al fin se encontró con el rostro de la dueña de tan milagroso cuerpo y eso fue lo mejor, una carita de niña a mujer con sonrisa de lado a lado y en cada lado un hoyuelo, su nariz respingada, con mejillas maquilladas por el sol, unos enormes ojos azules y en ellos tremendas pestañas adormecedoras y más arriba dos cejas como dibujadas le daban el marco perfecto y al ultimo su cabellera liza y ondulada en las puntas de color miel.
_¿Eres mudo? le dijo sonriente y a la vez con su mano estirada como invitándolo a que la acompañara a ella y a su inocencia a chapotear juntos en el agua cristalina.

_¡Disculpa, Hola, Hello! ¿Perdón me escuchas? esto le decía una chica al joven quien se encontraba con sus pensamientos en otro lado, la chica que se encontraba parada en frente del joven hombre pensativo, pidiendo ayuda para ser rescatada, pues su coche se encontraba echando humo del motor. Pero éste se repetía mentalmente, ¿dónde estarás?, ¿dónde estarás? Y entre ¿dónde estarás y dónde estarás? él regresaba a la primavera cuando ella era: 
Una flor temprana que jugaba a ser mujer por vez primera, tambien pensaba, recordarás el amor que nos unió y tambien se repetía, si supieras que en silencio yo te quiero cada día un poco más y luego decía de nuevo, ¿dónde estarás?, ¿no te recordarás de los momentos tan felices que juntos pasamos? ¡yo quisiera que como yo, hoy tú me recordarás!, pero, ¿dónde estarás?, ¡siento envidia de saber que pudo haber otros amores en tú vida! ¡simplemente lo que deseo es que te hayas dado cuenta que era a mi a quien más quisiste!, pero, ¿dónde estarás?, ¡ven pues te quiero cada día más y más!

Éstos pensamientos no le permitían escuchar a quien le pedía auxilio, mientras su coche seguía echando humo como si fuera hoya de presión con frijoles a punto de explotar.
_¡Es usted un patán! ¿Por qué no me atiende? ¿Acaso es usted un tarado? 
La solicitud de auxilio se estaba convirtiendo en insultos, pensando que el joven la ignoraba a propósito por huevonería, por no querer ayudarla el holgazán. Por fín la chica ya hecha un demonio le arrebató la flor a la que no dejaba de observar con la mirada penetrada en ella, pensando sus recuerdos y haciéndose la misma pregunta a cada rato, ¿dónde estarás, dónde estarás? 
Al arrebatarle la flor de las manos al joven, ella quedó enfrente, como retándolo y además moviendo uno de sus pies en señal de impaciencia y de reto.

Al verse sin la flor en sus manos y de percatarse lo que lo trajo al presente, en su rango visual quedaban un par de pies de mujer, uno agitándose, mientras el otro firme sobre el suelo, el vió unos pies perfectos con una pedicura espectacular y un color en sus uñas muy particular, lentamente el subió la vista y mientras lo hacía su corazón latía y en su estomago la estampida de mariposas al ver tan bellas piernas, el siguió su camino y se encontró con unas sexys piernas muy bien bronceadas, nada lo podría detener y ascendió un poco más y se encontró con un jeans malamente cortado, muy alto, que le permitía ver el sexo desinhibido de la joven molesta, siguió su camino y se encontró con unos senos hermosos, que deseaban salir del lugar en donde estaban aprisionados y vaya que si lograban escapar de ahí, porque los botones se veían haciendo un gran esfuerzo, pero era obvio que pronto cederían y dejarían libres a magnánimas bellezas; acá estuvo un poco más de tiempo viendo el espectáculo que la chica le regalaba, hasta que ella indignada le dijo, ¡mi cara esta un poco más arriba! éste obedeció y cuando a su cara la vió, ella se encontraba en ese instante viendo a su coche escupir humo por el capo y ella repitiendo ¡mi carro se quema y usted como idiota no me quiere ayudar! él seguía viendo a monumento tan bello, por lo tanto no emitió sonido alguno; ella regresó su rostro molesto y se encontró con los ojos desorbitados del joven quien la admiraba y hasta de sus pensamientos de su amor primero se había olvidado y nunca antes esto le pasó, estaba anonadado de ver a gran ejemplar femenino. 

Lo que lo trajo esta vez a la realidad fue lo que él escuchó.
_¡Alexander!, ¿pero eres tú? ¡no puede ser!, ¿eres tú, dónde te habías metido? ¡te he pensado todos estos años!
Él la vió y se encontró con una sonrisa de par en par y a sus lados unos hoyuelos y más arriba aquellos ojazos azules.
_¿Ruby? ¡no me lo puedo creer, sí eres tú! 
Se puso de pie y se fundieron en un cálido y cariñoso abrazo, esta vez la chica se olvido del auto quien seguía humeante, ellos permanecieron abrazados por varios minutos, él sonriente y feliz y a ella se le rodaron por sus mejillas unas lagrimas pero de alegría.
_¡Yo preguntándome! ¿dónde estarás? ¡y tú aquí frente a mi! 
_¡Y, muy molesta lo he de confesar! dijo ella siempre sonriente. 
Entonces ambos rieron y de nuevo se abrazaron, más tarde y varios abrazos más y apretones de manos; él llegó y solucionó el problema del auto de Ruby. 
Y nunca más, nadie volvió a preguntar ¿dónde estarás? pues a partir de ese día Alexander y Ruby nunca se volvieron a separar y ahora son muy felices juntos.


                                    El Fin



Historia de J. Iglesias y S. Raga, basada en la canción: ¿Dónde estarás?  

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