martes, 10 de noviembre de 2015

El Ave y el Clavel Rojo


Cómo el ave que llegó 
cruzando el cielo azul
y en su pico, clavel rojo 
sin una sola espina llevó, 
llegó agotada pero ilusionada 
con mi encargo, se posó en tu ventana 
junto a los primero rayos de sol,
la colocó a tus pies y luego trinó
con el mismo amor que lo haría yo,
ella te despertó,
sus alas abanicó, llamó tu atención 
indicando que llevaba encargo bello 
para ser aun más bello.
Desnuda hasta la ventana te encaminaste 
aun somnolienta, los aires matutinos 
hicieron levitar tu cabellera. 
Mientras avanzabas te preguntabas 
¿qué era aquello, sería un sueño? 
un sueño hermoso, 
mientras el ave seguía entonando 
sus mejores trinares.
El rojo del clavel, 
que parecía con sangre estar pintado,
el ave vió detenidamente, 
cuando al clavel rojo tomaste 
y al hacerlo en el sentiste la presencia
de quien te lo mandó, 
de quien en su pico lo recomendó.
Al cerciorarse que la entrega fue efectiva 
el se preparó y voló 
y entre el cielo azul se perdió.
Llevaste el clavel rojo 
lo más cercano a tu corazón
y con un suspiro lo acariciaste, 
lo colocaste justo en mi almohada
y con tus pensamientos me amaste.
Aunque no estuve presenté 
hicieron mi trabajo tus inquietos 
y habilidosos dedos 
y al llegara ti, la exquisitez 
que siempre compartimos, preciso momento.
Viste de reojo al clavel rojo
que te observaba desde mi almohada. 
y dijiste: ¡Gracias mi amor! 

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