martes, 3 de noviembre de 2015

Mala Praxis (como me lo contaron te lo cuento)


Hace aproximadamente 40 años (según hicimos cuentas) un primo tuvo una desagradable experiencia; me contó que se despertó una mañana como de costumbre, entusiasmado y dispuesto a vivir lo que la vida le daba a su corta edad, su adolescente vida, una vida que inicia con miles de expectativas y deseos, más al saber que las cruces echas a su calendario cada día eran menos; y esa mañana como todos los días, desde un mes atrás, llegó al calendario y lo chequeó y se dió cuenta que de la fecha esperada ya solo lo separaban dos días.
Ese día se bañó y al salir del baño se vistió, solo se colocó un pantalón y a la camisa que deseaba para combinarla con su pantalón le faltaba un botón, agarró aguja e hilo y se dió a la tarea de colocarle uno que se encontró en el lugar en donde se guardan los hilos y agujas, vió que el color casi le da y lo coció.
Cuando estaba rematando la costura del botón, sintió un dolor extraño en el centro del pecho, justo en el lugar llamado por las abuelitas la boca del estomago, mi pobre primo sintió que algo frío le bajo a su cuerpo, sintió que en ese instante estaba sufriendo de un paro cardíaco, su cuerpo y sus sistemas entraron en pánico y él salió de su cuarto gritando.
_¡Madre! ¡madre! ¡Me muero!
Mi tía salió a su encuentro con una cara de angustia al escuchar a su adolescente y sano hijo gritarle que moriría. Al verlo, justo en su encuentro con la cara pálida y la angustia reflejada en el rostro, como de alguien que siente que la muerte le llegó, eso fué horrible sin dudarlo.
_¿Qué pasa hijo? ¿Qué es lo que sientes? ¿Di qué sucede? detrás de mi tía, su esposo y la hermana ( mi prima ) igualmente asustados.
_¡Madre mi corazón! ¡Mi corazón se me detiene! ¡Me falta el aire! ¡Y siento que me desmayaré! ¡Mis piernas ya no me sostienen! ¡Me mueroooo!
_¡Hay hijo mio! ¡Dios mio! ¿Qué hago? ¡No te lleves a mi hijo!
_¡Nena preparen agua de tilo! 
_¡Tú, ve a la vecindad y pide agua de....! (No recordamos el nombre, pero eran unas gotas para ayudar al corazón en casos como esos) La verdad; ¿Qué más podría hacer una desesperada madre, quien sufría al ver a su hijo en plena agonía?
Luego de los gritos en casa de mi tía llegaron los vecinos para ver en que ayudaban, mientras, mi primo seguía con los síntomas (al contarme no dejó de ponerse un tanto nervioso).
_¡Doña Coty, lo mejor es llamar a los bomberos! Dijo un vecino con la calma en su hablar y su postura calmada, algo prudente e inteligente, pues eran muchos los que ahí estaban pero nadie sabría que hacer para auxiliar a mi primo, quien seguía quejándose y cada que pasaba el tiempo éste empeoraba.
A los minutos, entraron los bomberos a la casa de mi tía, ellos entraron muy serios e hicieron su trabajo y sin dar explicaciones tomaron a mi joven primo y lo subieron a la ambulancia.
_¡Pueden venir acompañándolo si lo desean! Dijo el bombero a mi tía y mi tío, quienes ni lo pensaron y a la ambulancia subieron.
Ésta se hizo al hospital más cercano, empero la ambulancia no llevaba la sirena encendida y en cada semáforo se detenía si estaba en rojo, mi primo se preguntaba; ¿por qué van tan lento, por qué sin sirena? Mi tía le preguntó al bombero que los acompañaba.
_¡Disculpe señor!, ¿por qué no prenden la sirena y se apuran que mi hijo se muere? El señor bombero simplemente los vió como cosas raras y sonrió sin emitir ninguna palabra de aliento para los dolientes y enfermo.
Por fin llegaron al nosocomio, se estacionaron y bajaron al paciente, luego lo sentaron en la banca de la emergencia, uno de los bomberos se dirigió a la clínica y dió su parte. Transcurrieron casi media hora y a mi primo ni de broma lo atendían, pero él, ahora su agonía era peor que cuando estuvo en casa, él sentía que sus extremidades se le acalambraban y los síntomas que ya les describí eran peores. Mi tía se levantó como todos los diablos y exigió que atendieran a su hijo, quien se moriría si no era atendido y si eso sucedía, los demandaría y que se atuvieran a las ultimas consecuencias.
Fue entonces que el medico ordenó a la enfermera que le tomara sus síntomas vitales, después de ello, lo ingreso a la clínica y le colocó oxigeno para después indicar a la enfermera
_¡Seño, 10 cc de valium, IV!
_¡Si Dr.! Respondió la enfermera al medico quien en ese instante atendía a otro paciente.
_¡Solo será un piquete! Le dijo la enfermera a mi primo y cuando la droga ingresó en su sistema, éste sintió como que algo entró en él y lo sacudió, que hasta sintió que se caía de la camilla y luego llegó la paz luego de aquella agonía y quedó dormido por varios minutos. 
_¡Despierte! Despierte! lo movió el Dr. a mi primo y éste despertó.
_¿Como te sentís? ¿Ya mejor verdad?
_¡Si Dr. gracias!
_¡Qué bueno, levántate, ya te puedes ir!
_¿Pero Dr. y mi corazón cómo está?
_¡Tú corazón esta de ahuevo, de lo mejor!
Regresaron a casa muy contrariados, pues pensaron que mi primo quedaría hospitalizado a consecuencia de su infarto y todos sus síntomas. En casa de mis tíos se encontraban los vecinos esperando a mi familia, al llegar las preguntas y como mis tíos y primo todos, nadie entendía que sucedía y menos que sucedió.

A los dos días mi primo con lo mismo y se repite la historia, lo mismo. 
Por fin mis tíos lo llevaron con su medico de cabecera y éste le prescribió unos ansiolíticos, los cuales no dejó de tomar por miedo a que se repitiera lo que le paso aquella horrible mañana y cuando decidió dejar de tomar esas pastillas, mi primo ya no pudo, ya era un adicto y ahora la sintomatología era mucho peor que el origen; que decidió por estos 40 años seguir con esas pastillas hasta el día de hoy.

Hace unos días, me desperté sintiendo que me faltaba el aire y por ello recordé lo que mi primo sufrió hace tantos años, y mientras más deseaba llenar a mis pulmones menos podía que pronto me hiperventilé y eso fue peor, que decidí tomar un calmante, pues ya me estaba asustando. 
Fuí con mi amigo y compañero de facultad, pues debo contar que hice el primer año de medicina y por motivos ajenos a mi voluntad ya no continué (pero ésta será otra historia) 

Mi amigo me atendió y me dijo que mi problema era reflujo y que posiblemente tambien tendría la famosa bacteria: Helicobacter Pylori. Me prescribió la medicina indicada (Lansoprazol) y se me quitaron los síntomas. 

Sin temor a equivocarme, estoy seguro que mi primo tuvo ésto originalmente y que luego se hiperventiló, ésto ultimo le causo un miedo horrible que todo empeoró, pero un mal diagnostico o simplemente la indiferencia de muchos galenos con su silencio y desinterés, lo convirtieron en un adicto. Si tan solo le hubieran hecho los exámenes pertinentes mi primo no habría tenido una vida condenada. 
Cuantos sueños rotos, cuantas ilusiones perdidas, una vida perdida. Dios bendiga a éstas clases de médicos, que Dios les multiplique 70 veces 7, sus malas practicas y su desidia.
Será hasta la próxima. Esperando que ésta mala experiencia le sirva a más de uno.

Historia basada en una experiencia real.  

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