viernes, 29 de abril de 2016

Maldito Gato (las canciones de mi vida)


_Qué lindo gatito. Dijo la señorita que había llegado a la casa de Miguel, y cuando ella lo quiso acariciar este se atrinchero en el sofá y a la chica gruñó, como si se tratara de un puma acorralado. 
_¡Cuidado con ese maldito gato!
_¿Qué pasa con él, por qué es tan huraño? solo quería acariciarlo.
_Si, lo sé, no te preocupes; míralo acostado a lo largo del medio del sofá, el único lugar en donde podríamos estar juntos.
_Bueno, la verdad que este gato me da miedo; mira con los ojos que me ve, mejor dejamos esta cita para otro día.  ¡Chau! 
La encantadora y sexy señorita, mi cita, mi gran noche, salió de mi apartamento, muy asustada y ya no la he vuelto a ver, ¡maldito gato!

_¿A dónde fue a parar mi comida? seguramente este maldito gato se la comió, otro día que salgo al trabajo sin desayunar.
_Oye maldito gato que le has hecho a mi camisa, ¡ah! tendré que ponerme esta que esta sucia.

_Miguel, lleva días llegando tarde.
_¡Perdón jefe, no sucederá más, se lo prometo. 
El jefe de Miguel hizo un cara de como quien dice:  -Pajas de todos los días. 

Mientras acomodaba mi oficina, llegó Martín.  -Hola Miguel, te sigue dando problemas tu gato, ¡jejeje! Me lo dijo en tono sarcástico.
_Si ya lo sabes, ¿por qué preguntas?
_¿Por qué no lo matas o lo regalas o lo sacas a la calle? o sea ¡deshaste ya de ese maldito gato!
_Como si fuera tan sencillo, el desgraciado siempre me da la vuelta, si te contara lo que me hizo con la de contabilidad.
_La hermosura de contabilidad, no me digas que ya...
_No, el desgraciado gato la asustó y ya no acepotó salir conmigo.
_Ese si es el colmo, como dije: ¡Mata al maldito gato!
_Sabes muy bien que no puedo hacerlo.
_Si, ya me has dicho que era el gato de Mariela, pero ella se fue.
_Y, me lo heredó a mi. Además tengo las esperanzas de que un día ella regresé por él y al hacerlo se de cuenta de que aun me ama y volvamos a ser una familia genial, ¿sabes algo? antes ese gato era diferente, todo lo contrario a lo que hoy es, pero desde el día en que me descubrió que le estaba poniendo los cuernos y el gato la vió llorar tanto mientras hizo sus maletas y se fue dejándomelo ahí; él cambió y ahora me odia y no me abandona, es un desgraciado.
_Seguramente se encargará de hacerte pagar el sufrimiento que le causaste a Mariela-
_Bien merecido creo que me lo tengo, pues ella si que me amaba, fui un imbécil lo sé.
_Si mi hermano, fuiste un imbécil, pues como Mariela no hay otra y en eso le doy la razón a tu gato. ¡Jajaja!

Martín se fue a su oficina riéndose de mi.
_Ya vine, ¿donde estas maldito gato?, ¿donde te has metido? sal de tu escondite; ahí estás, mira condenado gato como has dejado mi camisa nueva toda rasgada y meada, no me mires así, ya te he dicho miles de veces que lo siento mucho, pero Mariela no me perdona, ¿qué quieres que yo haga?
_Hagamos un trato, pórtate bien y juntos un día saldremos a buscarla y le pediremos perdón ¡te parece? Pero, solo si te portas bien, ¿tenemos un trato, que me dices?
_¡Ayyyy condenado gato! no tenías porque arañar mi mano, baja de ahí ya veras como te pongo.
_Ok, aceptaré que esa fue una respuesta positiva, ¿entonces tenemos un trato?

_Hola Miguel veo que hoy si traes camisa limpia. 
_Y hasta llegó temprano. Paso al lado el jefe haciendo el comentario.
_Y asi será de hoy en adelante jefe ya verá. Pero el jefe como siempre me ignoró.
_Cuneta que pasó con tu gato, te dejo tranquilo. Preguntó Martin a Miguel. 
_Hicimos un trato y mira me aruño la mano. 
_Pero se te infectó. ¡Jajaja!
_No te rías, si se me infectó, pero ahora está un poco más tranquilo, vez vine temprano y me dejo desayunar y hasta cambiarme de camisa.
_Y, ¿cual es el trato que has hecho con el animal? 
_Pues, le prometí que saldría a buscar a Mariela, pero no tengo ni idea de donde localizarla.
_¡Ah! no te preocupes, eso te lo averiguo al instante. Martín cogió el teléfono de mi escritorio  y marco a una extensión.
_Hola corazón, si yo tu osito de felpa.
_¡Jijijijiji! me reí de Martín.
_No te rías o hasta aquí llegó la investigación. Me respondió Martin tapando la bocina del teléfono.
_Esta bien. Le dije a Martín, sonriendo tímidamente
_Me puedes decir; ¿dónde localizo a Mariela...? No mi gatita, no es para dársela al cabrón de Miguel, la verdad es que quiero contarle de su gato.
_Me imagino que lo extraña como él a ella, espera yo lo apunto, lo tengo gracias mi gatita, ¡miau!
_Acá esta Miguelito y ¿ahora que harás? 
_No sé, hablaré con el maldito gato y luego te cuento, gracias te debo una.
Salí de la oficina y me dirigí a la dirección que Martin me consiguió a verificar si Mariela vivía ahí, no me iba a aventurar a salir con el maldito gato y al no encontrar a Mariela tal vez se me lanzaría al rostro y entonces me jodería mi físico Griego. -¡Ahí esta Mariela! me esconderé, pues si me ve es capaz de cambiarse de dirección, ¡vaya sigue hermosa y sexy la condenada!

_Ya vine gato, ¿donde estas? ya encontré a Mariela, tu ama, sal, mañana iremos por ella, ¿qué me dices? 
_¡Ah! aquí estas, no es necesario tanta melosería gato, deja mis piernas, que luego me las dejas con estática y me doy buenos toques eléctricos con el picaporte, pero, ¿ya vez que bien nos vemos así?

_Oye, ¿qué haces? mira la hora que es, es muy temprano, deja dormir otro rato, ¡ayyyy! esta bien maldito gato, ahora me baño y me cambio y no te rías, que te conozco bien esa mirada, se que te burlas de mi.
_Ya estoy listo, gato ven para acá, no pensarás ir así, ven te daré un baño, ¡jajajaja! mira te has esponjado tanto, un poco de nado bajo del agua. Y lo metí bajo el agua, el gato pataleaba y mi rostro como si fuera un diablillo, ¡jijiji! Pero no tuve corazón y no pude ahogar al maldito gato, pues en el fondo sabía que era mi unica razón para traer conmigo a Mariela, no me mires así bien merecido que te lo tienes por ser pura lata conmigo maldito gato; ahora a la secadora, mira que rico hueles, ¿esto si te gusta verdad? mírate con la panza para arriba, ahora una peinadita, la verdad no me explico por que hago todo esto pero, aunque no me lo creas también extraño a Mariela y la deseo a mi lado más que tú. Ahora te pongo este moño rojo, mírate ¡jajajaja! pareces un gato marica. 

El maldito gato maulló mal humorado, pero se aguantó lasa ganas de ensartarme las garras, eso lo noto en su mirada. 
_Bueno vamos a conquistar de nuevo a Mariela, espero tengamos suerte. 
_Aqui es, apartamento numero 13, si, bueno este es el plan, yo toco y tu te quedas aquí, sentado con esta rosa en tu hocico, ojala y se te meta una espina maldito gato, no, tranquilo era una broma gatito listo.
Toqué el timbre y me escondí, la puerta se abrió y en ella apareció Mariela, ella tan bella, al verla el gato maulló amorosamente y dejo la rosa roja frente a sus pantuflas. ¿

¿Qué haces aquí firulais? te ves bello, solo esta moña no me gusta, pues te hace ver algo gay y esta rosa no me digas que me la traes tú.
_No, te la traigo yo. 
Dije con voz tímida, mientras salía de mi escondite. Mientras el maldito gato acariciaba con su cuerpo y cola a su bella ama, quien frunció el seño y me dijo
_¿Qué haces aquí?
_Venimos el gato y yo a pedirte vuelvas con nosotros, pues te extrañamos tanto. Me hinqué y supliqué... 
-Te pido me perdones, te amo Mariela y de la moña gay del maldito gato, extraje algo que Mariela no vió; se trataba de un anillo de compromiso, ella al verlo se arrojó sobre mis brazos. _También te extrañé mi amor y ¡claro que aceptó!

Mariela y yo nos casamos, el maldito gato llevaba los anillos en una canastilla sobre su lomo, todos al verlo en la iglesia, decían: -¡Qué lindo gato! 
Martín con su pareja, la de contabilidad, no su novia, pues ya terminó con ella; dijo al ver pasar al maldito gato: -Ahí va el maldito gato, quien hizo casarse a mi amigo. 
_¿En serio? Dijo la de contabilidad y cuando Martin se lo confirmó, ella pensó: Mañana me compro un maldito gato. ¡Jejeje!

Unos meses  más tarde, cuando regresaba del trabajo, al cual ya nunca más volví a llegar tarde ni con ropa sucia; escuché esto.
_Te lo dije firulais, que juntos íbamos a lograr atrapar a Miguel, hiciste bien tu trabajo. 
El maldito gato sonrió y pensó: -hice todo lo que me ordenaste amita.
_¡Ah maldito gato! dije, mientras el maldito gato salió corriendo por la ventana, sabiendo lo que había hecho. 
_Muy bien y tú me tendiste una trampa con ese maldito gato.
_Pero ¿valió la pena o no mi amor?
_Si, la verdad que valió la pena mi amor; peo eso no lo debe de saber nunca ese maldito gato,  mi venganza empezará mañana ya veras. 
Y, luego de un beso con mucho amor, ambos reímos como nunca antes y el maldito gato sobre la azotea lamiéndose sus... -¡Jejejeje! ¡Ah maldito gato!






Maldito Gato de: M. Gallardo
Historia de: M. Gallardo y S. Raga.

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