sábado, 14 de mayo de 2016

El bosque y la niebla blanquecina


La paz de aquel lugar fue abruptamente irrumpida por un sonido espeluznante, uno tan fuerte como rayo que rasga el manto de los cielos con tanta violencia emitiendo terrible sonido, solo que esta vez se escuchaba uno mucho más amplificado y sin lluvia alguna; pasó por el cielo celeste y sin nubes rasgándolo, como zipper que abre prenda de vestir, así abría el cielo, dejando detrás de ella una nube blanquecina y un sonido tal cual un rayo potente a sus espaldas. Avanzaba a una tremenda velocidad que en menos de unos pocos segundos se vió cuando impactó contra una montaña que estaría a unos diez kilómetros del lugar en donde se encontraba la única casa, al hacerlo el suelo tembló. Casa en donde vivían dos hermanos acompañados de dos niños, quienes temblaban de miedo, mientras que los mayores veían lo que surcaba los cielos, aterrados, preguntándose; qué era eso que se había estrellado contra la montaña dejando un enorme cráter en ella.
_¿Serán extraterrestres? dijo con la inocencia en sus labios uno de los niños, uno de los adultos iba a responder, cuando otro artefacto igual surcó los cielos que hace unos segundos eran celestes, ahora era humo blanquecino, éste segundo no impactó con nada siguió su vuelo más allá de la montaña pero tambien había dejado ese humo de un color blanco pero impuro.
Los adultos observaron como ese humo blanco e impuro muy lentamente al mezclarse con el aire puro de la montaña se acercaba hacia la tierra por el lado de donde llegaron, algo que les pareció muy extraño, pues normalmente el humo que los aviones de exhibiciones aéreas dejaban lentamente se disipaban con el tiempo ahí en las alturas, no así estos, más parecían las avionetas que se utilizaban para fumigar. Los adultos se vieron al rostro y en los ojos del que estaba enfrente al otro, vió como apareció otro artefacto por los aires, de inmediato se escuchó el estruendoso sonido y cómo el suelo temblaba por las oscilaciones que del sonido llegaban a la superficie terrestre.
_¡Mira! los caballos están muy nerviosos. Dijo uno de los hermanos y tío de los niños.
_Habrá que sacarlos, dejarlos en libertad.
_Prepara el pickup, llegaremos más rápido en él.
_Ustedes niños, corran hacia el bosque y no se detengan.
_¿El bosque encantado? Dijeron los niños muy asustados, mucho más asustados por llegar al bosque que les quedaba al frente que lo que por los aires llegaba.
_¡Corran! y no hagan preguntas. Les ordenó su padre mientras corría hacia donde su hermano lo esperaba con el motor del pickup encendido.
Los niños corrieron hacia ese misterioso bosque que les quedaba como a un kilómetro de distancia, uno que se veía siempre tan negro, por la espesa vegetación y enormes arboles muy juntos uno del otro como si se tratara de un fuerte, un castillo resguardado con enormes troncos, como si fuera un fuerte militar en medio del lejano oeste para protegerse de los embates, de los ataques indios. Ya irían como a quinientos metros, a la mitad del viaje y cada que se acercaban sentían como su corazón se agitaba, como si se les saliera del pecho pero del puro miedo.
_Espera yo no entraré en ese horrible bosque. Se negó uno de los niños a obedecer la orden de sus adultos y se detuvieron, mientras lo hacían agitados vieron como el pickup de su padre se dirigía con rumbo a donde ellos se encontraban pero más atrás las bestias, muchas de ellas yacían en el suelo ya sin vida y sobre ellas la nube que se veía ahora como una espesa niebla. Quien conducía el vehículo venía ya algo aturdido, que en una no pudo controlar más el automotor y este dio varias vueltas luego de salirse del camino y dar tremendo golpe contra una cuneta.
_¡Nooo! grito el menor de los niños aterrado. He intentó ir al auxilio de los hombres accidentados pero fue detenido por su hermano mayor, el mismo que hace un momento se negó a seguir hacia el horrible bosque.
_¡Mira! están bien, están saliendo del pickup. 
Efectivamente, mientras salían del auto ellos corrieron con el mismo rumbo, el bosque oscuro, gritando a los pequeños: - ¡corran hasta el bosque! no se detengan ¡obedezcan! El primeo en obedecer fue el niño más pequeño lo hizo halando del brazo a su hermano mayor.
_¡Vamos ya oíste! hacia el bosque embrujado. Y ambos corrieron hacia ese bosque quien era por lo visto el único lugar que los podría resguardar de la nube que los acechaba por cuanto, quien sabe, pero lo hicieron, al cabo de breves segundos se encontraron con el bosque oscuro de enormes arboles, con troncos casi que unidos uno al otro. 
Qué habría del otro lado, eso pronto lo sabrían, ellos se detuvieron un breve momento para sobreponerse de la agitación y por curiosidad vieron con asombro hacia arriba, pareciera que los troncos de los arboles no tenían final; subían y subían, aquella vista era increíble.
_¡Vamos, entremos! Dijo el pequeño a un asombrado hermano mayor que seguía viendo hacia arriba.
Con el horror en sus inocentes caras entraron en el bosque, bueno solo pasaron a los enormes y gruesos troncos y cayeron al suelo, uno muy húmedo y lleno de hojarascas y frutos podridos entre otras cosas, jadeantes por el cansancio de la carrera y ademas el miedo que sus pechos sentían, sentados veían como su padre y su tío corrían para salvar sus vidas, pues a pocos segundos de tiempo atrás de ellos la neblina que les caía del cielo como una rara cortina de lluvia que viene empujada por el viento; éstos corrían como jamás antes lo hicieron y por fin entraron en el bosque y al lado de los niños cayeron exhaustos, el palpitar del corazón se les observaba por las venas aorta y otras que sobresalían de sus brazos, ellos podían escuchar a resonar en sus tímpanos como tambores de guerra, pero solo era el palpitar de su corazón. Con voz muy agitada el tío Sam preguntó
_¿Están bien, se encuentran bien niños? Mientras su padre veía aterrado como aquella estela blanquecina avanzaba y estaba pronta a insidir y chocar contra el bosque. 
Las aves que se resguardaban en las copas de las arboledas se escuchaban trinar exaltadas con mucho miedo, el escándalo era un ruido que  producía dolor en los oídos de quienes estaban en la superficie, no solo de los cuatro que invadieron un lugar al cual jamás se animaron antes a entrar, debido a que desde que los hermanos; padre y tío eran niños del bosque escucharon sonidos como salidos del mismo infierno.
_¡Mira! ¡cuidado! Grito Pete, el niño mayor, al ver como una serpiente de color verde claro pasó al lado de ellos sin darse por enterada de que ellos estaban ahí, al igual que otros animales salvajes corrían adentrándose en el bosque, en la parte aun mucho más oscura que donde se hallaban ahora los intrusos soportando el bullicio de las alocadas y espantadas aves, tapándose los oídos con fuerza. 
Cuando la nube insidió contra el bosque, todos ahí lo sintieron, pues esa colisión entre nube blanquecina y bosque negro y tenebroso fue como cuando las ondas producidas por una bomba atómica inciden con violencia contra lo que tienen en su camino, así fue ese encuentro entre dos fuerzas desconocidas para quienes quedaron en medio. Luego de ese impacto que hizo que los hombres y niños volaran por los aires hacia más adentro del bosque oscuro, tan oscuro como una noche sin luna y sin estrellas y mucho menos electricidad; tan oscuro como el mismo universo o algún hoyo negro -el cual imagino que es así-. 
Con el impacto, el bullicio de hace unos segundos paso a ser un silencio total, silencio como de monjas del perpetuo silencio, aquellas que hacen voto de silencio y no hablan mientras cumplen en su estadía en el monasterio; un silencio igual al que tendrá un cadáver adentro de su ataúd, bajo mucha tierra, tres metros abajo de la superficie. 
Ellos recien se recuperaban del impacto que los hizo volar por los aires unos metros adentro de ese bosque, cuando escucharon algo que provenía de las copas de los enormes arboles, algo se desprendía de las copas de los arboles varios metros arriba, como si fueran mangos maduros cayendo del árbol hacia el suelo, produciendo el sonido de golpes a lo largo en su trayectoria contra hojas y ramas, eran cosas de regular tamaño y pesadas los que golpeaban contra las ramas y las hojas de los enormes arboles. Todos vieron aterrados hacia arriba imaginando que les caería encima, tambien sonaba como si un árbol había sido cortado y mientras caía al suelo se llevaba lo que se encontraba, ahí abajo, niños y adultos con los ojos bien abiertos observando a los enormes y altos arboles, de pronto uno a la diestra otro a la siniestra y así a su alrededor caían y quedaban incrustados en la tierra húmeda las aves que habían muerto con el impacto y de una manera tan particular quedaban con el pico clavado en el terreno, junto a las aves monos y otros animales que viven en los arboles, nada había sobrevivido allá arriba, los hombres tomaron a los niños uno cada uno y se hicieron hacia adentro del bosque para protegerse pues de quedarse ahpi morirían de una manera extraña, como clavados, pero no con clavos ni cuchillos sino por los picos de las aves unas de gran tamaño y otras un poco más pequeñas, aves de muchas especies pero con algo en común, un enorme y huesudo pico.
Cuando se entraron más adentro del bosque algo que no estaba en sus planes pudieron ver como la neblina acechaba por fuera de la fortaleza hecha por los enormes troncos de los árboles, tambien se dieron cuenta que mientras más entraban en el bosque este era mucho más húmedo y oscuro, los caminos más estrechos y ni pensar que tipo de especies de animales se encontrarían ahí si los picos de las aves eran tan extraños, sus rostros denotaban el horror, pero por ahora estaban a salvo el aire era respirable y tal vez la bruma asesina no entraría ahí, pero cuanto tiempo deberían esperar hasta que esa cosa se disipara y el aire afuera fuera nuevamente respirable, de que se alimentarían pues si la aves no eran del todo normal los frutos y hierbas tampoco lo serían, como diferenciarían algo venenoso de algo comestible. Pero esta no era la peor de sus preocupaciones pues mientras permanecieron unidos entre sí, los mayores haciéndose estas y otras preguntas los niños no tan asustados como ellos pues, se sentían protegidos por sus adultos y familiares. Se escuchó un sonido tan fuerte y horrendo como si lo tuvieran a sus espaldas, los adultos se quedaron helados y petrificados pues era exactamente el mismo sonido que los había alejado para toda la vida del bosque extraño y oscuro, los niños se lanzaron contra el cuerpo de los petrificados adultos quienes no podían ver más allá de la longitud de sus brazos pues sin percatarse la noche había caído y además el manto que la neblina asesina hacía provocaba esa aterradora oscuridad, el sonido que ellos estaban escuchando no lo puedo describir pues, no hay animal ni fenómeno sobre la tierra al cual pueda tomar de referencia para dar una idea de lo que ellos estaban escuchando prácticamente a sus espaldas, nada sobre la faz de la tierra antes había producido un sonido tan horrible y aterrador como éste...



Esta historia continuará...





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