martes, 24 de mayo de 2016

Y yo por amor...


Por amor nací, 
el amor de dos personas 
me dieron la vida, agradecido estoy 
y para compensar esa bendición, 
llegado el momento haré lo mismo, 
buscaré a una persona a quien amar, 
para con nuestro amor 
poder dar vida a un nuevo ser, 
es bello nacer de un gran amor 
y con otro gran amor 
poder dar vida. ¡Es maravilloso!

Por amor, 
Dios lo más preciado dió, su propia vida 
y al hacerlo demostró que mucho amó, 
su amor solo es comparable al de una madre, 
que dará su vida por sus hijos 
y esto, se ve en todo reino sobre la tierra.
Agradecidos de esa entrega de amor desinteresado, 
su amor por nosotros lo elevó 
de regreso hasta su reino y desde ahí, 
nos sigue amando y nosotros tambien lo amamos y veneramos.

Por amor daría lo que fuere, 
por encontrar el verdadero amor lucho cada día, 
disfruto de cada momento que dedico a buscarlo; 
ilusionado de un día encontrarlo, 
con los ojos muy bien abiertos voy, 
aunque eso no es necesario, 
solo con llevar abierto nuestro corazón es suficiente, 
quien mejor que él para hallar a bello ser, 
al que le entregaré mi alma y corazón 
y él hará lo mismo en reciprocidad, 
pues al igual que yo, tambien salio en busca 
del verdadero amor.

Por amor; 
guerras, muertes y atropellos, 
contradictorio que un sentimiento tan hermoso, 
uno que viene de los mismos reinos del cielo, 
haga tanto daño. 

Por amor, 
el mundo tiene esa energía que lo mueve 
y le permite nacer y crear maravillas 
que sin él nunca pudieron ser concebidas, asi es el amor. Maravilla de maravillas.

Y yo por amor, un día me expuse a una realidad que parecía no ser, 
una realidad que solo vivía en mi mente y corazón, 
pero al visualizar lo que era, me di a la tarea de buscarlo; 
como todos, un día salimos en su búsqueda, 
conocí a personas que creí amar y ellas tambien quiza lo creyeron, 
pero algo nos separó y nos llevó por diferentes caminos, 
lo mismo hizo con quien me buscaba e ilusionada 
deseaba encontrar a quien complementaría lo que tambien a mi me faltaba; 
por fin, un día en un camino que debía de ser como fue, recto, 
ella por un extremo y yo por el otro, en larga caminata y con ansias y a veces desespero, caminábamos ese camino, alertas, pero a la vez distraídos por los que a nuestro lado pasaban para que en una, no se nos fuera de largo y no convergieran nuestras almas 
que se buscaban y que un día habían nacido para estar juntas 
y dar sentido a nuestra vida. 
Por fin, nuestro andar nos hizo pasar el uno al lado del otro, ¡caramba! 
no nos dimos cuenta y seguimos adelante, por estar atentos, desatendimos lo importante, 
pero como yo andaba con mi corazón abierto; él me dijo: ¡Oye! ¿no la viste pasar?... 
¡No, no la vi!... ¿No la sentiste cuando a tu lado cruzó?... Sentí algo, pero entre tanto y tantas, no entendí y me confundí... Pues deja ya de hablar y date la vuelta, ¡vamos tras ella! 
Y así lo hice, pero al ver el camino caminado, ella se había mezclado entre otros 
que también buscaban al igual que ella y yo, a nuestra alma gemela, nuestro amor perdido. 
¡Ah! los juegos del destino, nos une antes de llegar a este mundo 
y después nos separa y juega con nosotros y nuestras vidas a las escondidas 
y nos obliga a encontrarnos tú y yo, de entre miles de seres que andan en las mismas, 
cómo lo disfrutará, ver que estamos y no estamos, que nos cruzamos y algo sentimos, 
pero se nos pierde entre mares de personas que buscan lo mismo que tú y yo. 
Lo bueno es que nos dio una brújula, que tiene la mejor orientación 
para encontrar nuestro norte, en este caso, nuestro amor. 
Y ya sé, que estoy cerca, pues a mi lado recien pasó, voy tras ella y ella tras mio, 
pronto nuestras brújulas temblaran, hasta provocar un terremoto en nuestros cuerpos, 
¡esa es la señal! 
Miraré y a tus ojos encontraré frente a los míos y tú veras en los míos y ambos entraremos en nuestros cuerpos y nuestras almas se saludarán y al verse 
se enamorarán de nuevo. 
Así es como te encontré o mejor, nos encontramos, justo cuando en nuestros cuerpos 
hubo tremendo sacudon, un terremoto de escala nunca antes registrada por sismógrafo 
en ninguna de las escalas conocidas, pues el amor tiene su propio sismógrafo 
y sus propias escalas y son exactas y vaya que nos estremece hasta casi desfallecer, 
pero ahí estas tú, para detenerme y apoyarme y entonces amarnos. 
Eso hice yo por ti y tú lo hiciste por mi.







No hay comentarios.:

Publicar un comentario