viernes, 17 de junio de 2016

La Casa Grande


Llegamos mi madre y yo, bajamos del taxi y con ella nos paramos frente a la fachada de la enorme casa o al menos lo era para mi, ella muy emocionada al lado mio, yo, observando lo grande que era esa casa, fue cuando entonces escuché los frenos de aire de un camión que traía nuestras pertenencias, del camión bajaron dos de mis hermanos, mientras mi padre con mis hermanas y un señor abrían la puerta de la casa, luego de abrirla entramos todos con ese señor quien era el que nos la alquilaba y tambien nos la presentaba. Dijo.

_Este es el patio y como ven es grande, ahí al fondo a la derecha hay un corredor lugar en donde podrán colocar las cosas que no les sean de utilidad y por este otro lado esta la pila. 

Ahora me encontraba frente a la mucho más grande casa, con mi cabeza echada hacia atrás para poder ver su techo de laminas, frente a mi la entrada principal, al lado derecho una enorme ventana la cual se encontraba cerrada con unas puertas de madera vieja y al lado izquierdo un poco más alejada de donde me encontraba otra ventana igual a la anterior, al darme cuenta me encontraba solo, al fondo alcancé a ver al grupo, pues el señor seguía de guía enseñando el resto del que sería por años mi hogar, lentamente y siempre viendo hacia arriba entré y me encontré con un enorme cuarto el que sería nuestra sala, en la pared que colindaba con la puerta principal justo al medio una puerta tambien cerrada con otra enorme puerta de la misma madera vieja que las de las ventanas y al fondo donde hace un rato estuvieron mi familia y el dueño de la casa, otra puerta pero esta sin puerta y un poco más al fondo otra ventana idéntica a las de enfrente pero esta daba hacia afuera, seguí con mi lento caminar disfrutando de lo liso de un viejo piso o torta de cemento, algo nuevo para mi, pues en donde vivimos antes el piso era de barro; con la atención de cualquier niño de cinco años por fin llegué al umbral de la puerta sin puerta, y la atravesé, ahí solo se escuchaban las voces del resto, vi hacia la izquierda y era un corredor largo al fondo lo que sería la cocina, lo supuse pues se encontraba llena de hollín y a mi derecha casi al lado mío, otro cuarto, el baño, si que era enorme; caminé hasta el lugar de donde escuchaba las voces, pues justo a la mitad de lo largo de aquel corredor se encontraba otra puerta igual que las otras con una enorme hoja de madera vieja, al llegar a ella, otro cuarto, uno muy grande y ahí se terminaba el tour.

_Bueno acá están las llaves de su nuevo hogar. 

Dijo el señor y se dieron la mano con mi padre y se largó, fue en ese instante que comenzó la descarga del camión, no se tardaron mucho tiempo pues nuestras propiedades eran pocas, yo seguía disfrutando del piso de mi nuevo hogar, mi padre dijo a mi madre.

_Bueno, encárguense ustedes de arreglar la casa yo me voy al trabajo. Y así lo hizo. 

Lo acompañé hasta la puerta y se fué, cuando regresé escuché que algo me llamó por el lado del callejón donde terminaba el patio, justo al fondo,, sentí miedo pero mi curiosidad fue mayor que me acerqué hasta el fondo del patio y lentamente fui sacando mi cabeza hacia ese corredor el cual, como era de esperar estaba vacío, una pared del lado izquierdo y al lado derecho la interminable pared de la vieja y enorme casa. Mi imaginación me llevó a un lugar fuera de este mundo el cual me distrajo durante un buen tiempo hasta que de nuevo el ruido del camión de mudanzas me trajo de vuelta a la realidad y una vez el camión se fue, escuché a lo lejos a mi madre gritar mi nombre.

_¡Lalito!
_¡Ya voy mamá! grité, mientras corría hacia donde ella se encontraba.

Con el paso de los días, la casa tomó la forma de un hogar, pero uno muy vacío, no de amor sino de cosas, sería tan enorme la casa o que no contábamos con muchas cosas. 
Mi hogar, lugar de muchas aventuras y batallas fue tambien un hotel para muchos familiares que de la provincia llegaron a la ciudad y ahí siempre fueron a dar y fueron recibidos con los brazos abiertos por mis padres, siempre hubo lugar para ellos, calor de hogar y alimento en abundancia y sin cobrarles un solo céntimo. Así eran ellos, mis padres...  

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