martes, 26 de julio de 2016

Un encuentro muy, pero muy cercano (erotismo y suspenso soft)


Rodeando una fogata sobre la playa de arena blanca, los chicos bebían y fumaban en parejas, envueltos en una toalla, cada pareja escuchaba alguna aventura, un chiste y a veces solo se escuchaba el silencio, pues las parejas se perdían en un beso apasionado, los besos los llevaban a recostarse sobre aquella húmeda pero suave arena y mientras se besaban, alguna de las parejas metió la mano bajo la calzoneta de su amado novio y se apodero de su hombría, la cual no se hizo esperar para demostrar el poder que este tenía entre las piernas, él chico al sentir a la chica entre sus piernas hizo su jugada y tambien metió su mano; mientras lo hacia, disfrutaba de una tersa y suave piel, sin duda con depilado perfecto para lucir su diminuto traje de baño y para la presente ocasión. Ella dejó escapar al oído de su novio un placentero suspiro cuando este con su dedo indice insidió en el lugar perfecto, uno caliente y húmedo, ella apretó al chico. Mientras sus manos jugueteaban y se besaban, sus lenguas se acariciaban la cavidad bucal. 

Ahora la chica estaba abajo del chico y su mirada en el infinito, su muslo derecho sentía la hombría de su novio, lo sentía tan duro y caliente como sable recien sacado de la hoguera para ser su metal moldeado; las tres parejas hacían lo suyo envueltos en sus toallas, la chica seguía sintiendo y admirando el cielo estrellado, pero cuando estaba a punto de ser penetrada; ella vio algo en el manto oscuro del inmenso cielo que la dejó helada e inmóvil. Sus ojos estaban clavados, sin parpadear, viendo algo grave o increíble, como para sacarla de su trance sexual.

_ ¡Jorge! ¡Jorge!...  ¡Jorgeee te digo! 
_ ¿Qué te pasa mi amor? ¿no ves, cómo me tienes? 
_ ¡Mirá! 
_ ¿A quién?
_ Mirá al cielo, pero hazlo suavemente, no te muevas abruptamente.

El chico obedeció y volteó muy lentamente y cuando estuvo boca arriba, quedó igual que ella, inmóvil y con la vista perdida, en su boca abierta se veía su asombro. Ahora, los dos viendo hacia el manto maravilloso y ventana del universo.

_ ¡Chicos, chicos! Dijo Jorge, pero susurrando. 
_ ¿Qué diantres quieres? Dijo Juan, quien estaba al lado no así, la otra pareja que estaba enfrente, pues las parejas formaban un perfecto triángulo visto desde lo alto.

_ Voltea y mirá hacia arriba, pero muy lentamente. Carolina que estaba sobre Juan se colocó al lado de él y tambien quedaron igual que Jorge e Idalia.

_ ¡Pancho! ¡Pancho! Dijo Juan al tercero del triangulo, pero estos estaban por terminar su faena sexual y Alexia no pudo más, pues justo le llegó el tan ansiado orgasmo y ella gimió muy fuerte sobre Pancho y sus movimientos fueron tan violentos, pues el orgasmo era tan rico que cuando sintieron, Alexia voló por los aires; ella pensaba que se trataba del orgasmo más delicioso de su corta existencia, en el suelo sobre la arena y desnudo quedó Juan, asustado viendo como su novia era llevada a una especie de nave que estaba posada hace un buen rato sobre el triángulo que los chicos formaban y justo en el centro del triángulo, la fogata encendida; ellos, no se darían cuenta nunca de que sin quererlo habían formado un símbolo, el cual fue mal entendido por quienes se levaron a Alexia.

_ Ok, nadie se mueva abruptamente, que nadie haga movimientos violentos, pues ya vimos lo que le sucedió a Alexia, entonces todos se fueron acomodando, acercándose entre ellos, sin dejar de ver al cielo, esperando no les sucediera lo mismo que a la desafortunada de Alexia. Al cabo de un rato, los cinco estaban unidos, tocándose por los brazos, pero aun con la vista hacía arriba, en el lugar en donde estaría Alexia - ¿con vida? quien sabe - 

Ahora, ellos formaban otro raro símbolo, pues eran cinco lineas verticales y un punto luminoso a sus pies. De la extraña sombra negra, que ellos asumieron era una nave, les alumbró una luz que los cegó, pues la luz solo incidió en ellos, los cubrió meticulosamente, sin dejar fuera de sus cuerpos un solo photón de luz (electrón de luz) como si se tratara de un corte de cirujano en el quirófano, la arena se separó de ellos y los aisló; los chicos quedaron inmóviles, esta vez no por decisión propia sino porque la luz no les permitía que movieran un solo músculo, un solo nervio, hasta la sangre les dejó de circular y así permanecieron por un rato adentro de la luz que se apoderó de sus cuerpos; otra luz, una ultravioleta en otra onda lumínica los escaneaba de pies a cabeza, a veces lo hacia a gran velocidad y otras muy lentamente. - ¿Qué pensaban los chicos?, eso quien podría saberlo o a lo mejor no pensaban nada y ya eran cadáveres _.

Mientras esto sucedía sus pieles se iban secando, de ellos, de sus cuerpos expelía una rara bruma que les robaba algo, mientras eran escaneados, sus cabelleras blanquearon, sus huesos se volvieron porosos y quebradizos, su piel se arrugó, y perdieron masa muscular. 

En otras palabras, en tan solo un breve tiempo de una bella noche sobre una hermosa y cálida playa, los adolescentes que no sobrepasaban los veinte años, eran ahora unos octogenarios. La luz se detuvo y luego la otra, la más fuerte y de color claro se apagó, dejando en la arena a cinco ancianos con todas las enfermedades propias de su edad y sus cuerpos ancianos y envejecidos, algunos casi moribundos. 

De la nave, en su parte de abajo, se encendió una luz amarilla muy fuerte y se escuchó como el silbido producido por un giro muy fuerte y en un cerrar y abrir de ojos, la nave se elevó hasta confundirse con una estrella más. Alexia nunca regresó de la nave. 
- ¿La salvarían los gritos de su orgasmo, el placer que estaba disfrutando?, ¿la salvo de convertirse en una anciana en una noche...? -

Pancho fue el primero que habló y al hacerlo sintió como su boca se le llenó con su dentadura, la cual la sostenían sus brakets, Jorge y su chica, se quisieron sentar pero esto les causaba un tremendo dolor artrítico y Juan, cuando quiso moverse fue victima de un paro cardíaco y murió. De esa manera les amaneció y ellos ahí, sentados sin lograr levantarse, al verse con la claridad de la luz el horror les llegó, al ver a su amigo de al lado como un anciano, ellos se vieron sus piernas y brazos y entendieron que todos eran iguales, vieron a Juan, quien nunca se movió. 

Mientras esto sucedía las chicas lloraban inconsolables y Jorge deseaba que le sucediera lo mismo que a Juan.

_ ¡Buenos días abuelos! Dijo un parroquiano que montaba un bello alazán, su dorso bien bronceado y desnudo, en pantaloncillos nada más. Ellos no respondieron.

_ ¿Les puedo ayudar?, el sol les puede hacer daño, su piel ya esta muy sensible para tomar largos baños de sol. Les dijo mientras controlaba a su caballo. Pero los abuelos no emitieron sonido alguno, ellos seguían mudos.

_ ¿Saben sus familiares que están aquí? Como no recibió respuesta, el parroquiano pensó. 
_ Y dicen que los jóvenes somos los maleducados, pero estos viejos babosos son de lo peor que he visto. Y siguió su cabalgata matutina sobre la blanca arena de la playa...

_ ¡Ah! tengan cuidado, pues en el pueblo dicen haber visto anoche sobrevolar una extraña nave extraterrestre justo en este lugar, yo que ustedes me iba de aquí, aunque para mí, esas son puras babosadas de los aldeanos para atraer turistas, ¿se imaginan? ¡Aliens en su nave! ¡Jajajajaja! ¡Adiós viejos aburridos y maleducados! Y le dio con los carcañales al alazán y éste salió en plena cabalgata, dejando ahí a los artríticos viejos con el cadáver de su amigo Juan, quien ya empezaba a oler mal.

- ¡Buenas noches! Dijo un viejo, quien alumbro al grupo de la fogata con su linterna, una muy poderosa. Alexia fue la primera en gritar.

_ ¡¡Noooo!! ¡¡a mi nooo!! ¡¡malditos Aliens!!
_ ¡Cálmate Alexia! Solo era un cuento que Jorge se inventó y te has quedado dormida. ¡Qué barbara!

Jorge y Juan, reían como locos, el viejo que los alumbró siguió su camino; al darse cuenta que solo los asustó. Mientras Juan gritaba...

_ ¡Vieja artrítica el que llega al ultimo al mar! Y los seis chicos corrieron a la playa, hasta atrás Alexia. 

El viejo, cuando estuvo sobre un montículo alumbro al cielo y se escuchó un silbido, tal cual como si algo girara con gran fuerza y a gran velocidad, y de los ojos del anciano con tremenda linterna, estos se iluminaron con un color anaranjado, los cuales se cerraban y abrían como lo harían los ojos de un reptil enviando una especie de clave Morse a una nave que se posó segundos después de sus parpadeos sobre la fogata que estaba aun encendida, mientras que regresaban de la playa los cinco chicos, quienes al acercarse a la fogata se hicieron en parejas, cubriéndose con enormes toallas y formando un triángulo perfecto e iniciaron a contar chistes, mientras fumaban y bebían sus cervezas. Alexia dijo.

_ Yo ya no quiero escuchar cuentos de miedo, si me permiten, dijo y besó a su novio, el ejemplo fue seguido por las otras dos parejas. 

Y en ese momento, Jorge sintió como su novia le tomaba de su hombría y este hacia lo mismo, sintiendo la suave y tersa piel de su novia muy bien depilada, lo cual lo colocó mucho más excitado, e introdujo su dedo medio en ella... Cuando escuchó un susurro de su novia.

_ ¡Jorge! ¡Jorge! ¡Mirá hacia arriba, pero hazlo lentamente...! 





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