jueves, 29 de septiembre de 2016

¡Fly Robin Fly! (La Fábula)


El capullo de una oruga recien empezaba a desquebrajarse, a romperse y de adentro se movía con ansiedad de salir de su aprisionada crisálida, una mariposa, que hasta hace unos días fue una oruga, la ahora mariposa de bellos colores lentamente extendió sus hermosas alas, las cuales aun se veían muy débiles, incómodas para alguien que nunca había volado más que solo se había arrastrado, entonces Robin, la ahora mariposa, empezó a ejercitar sus hermosas alas, tiernamente y suavemente las agitaba, era algo extraño para él, quien había muerto como gusano y regresado a la vida como una hermosa mariposa, muy similar a las santas escrituras que dicen: "...Quien en Mí crea nacerá como nueva criatura...".

Por fin, luego de de varios minutos ejercitando sus alas, logró por fin salir de su crisálida y ella ahí quedó, pegada en el palo de una planta; Robin, quien seguía agitando sus alas, caminó sobre su crisálida y ascendió, lo que Robin ignoraba, era que no más lejos que un metro aproximadamente, lo observaba con curiosidad y hambre un Camaleón, el cual utilizando sus artimañas y su perfecto camuflaje se acercaba sin que él lo viera, para colocarse en distancia y posición de tiro, pero cuando; Malechor, el Camaleón estuvo en posición y lugar perfecto, se preparó para lanzar su lengua y atrapar con esa pegajosa saliva a Robin, quien aun no iniciaba ni su primer vuelo, Robin no se estrenaba aun como mariposa y ya estaba siendo preparado para alimento, la muerte de nuevo lo acechaba. 
Cuando Malechor hizo todo su ritual y a Robin estuvo justo en la mira, se preparó para lanzar su mortal golpe, pero en el preciso momento, Robin se lanzó al vacío y estrenó sus alas, Robin estaba volando y la experiencia era de lo mejor; él, quien aun viajaba por los aires con temblores en su cuerpo y sus hermosa alas, revoloteaba por ahí cerca, para por si acaso algo no salia bien se haría de nuevo al palito que sostenía a su sarcófago de transición o de metamorfosis, algo que alegró mucho a Malechor, pues mientras Robin volaba aturdido, a veces se acercaba mucho a quien lo deseaba de alimento y entonces, de nuevo Malechor hizo el mismo ritual anterior, para lanzar su proyectil retráctil, lo tenía donde él deseaba, pero Robin quien aun ignoraba los peligros que le asechaban, escuchó una vocesita que le gritaba desde; quién sabe dónde.

- ¡Vuela Robin! ¡vuela!... ¡Vuela Robin! ¡vuela!, hasta el cielo será lo mejor.

Esto, aturdió más a Robin. ¿Quién le gritaba y por qué razón le pedía que volará rápido y mejor si era para el cielo? Pero, ¿qué es el cielo? Mientras Robin asimilaba todo, Malechor estaba listo para esta vez no fallar. Pero de nuevo se escuchó a alguien gritar.

- ¡Vuela Robin! ¡vuela!... ¡Vuela Robin! ¡vuela!, hasta el cielo será lo mejor.

Robin pensó; mejor lo hago, pues presiento algo malo si no lo hago y el pobre de Robin agitó desesperadamente y ademas torpemente sus alas y el aire que estaba al frente no le dejaba avanzar, pero si le permitía hacia el cielo acender, mientras más agitaba sus alas, su corazón asustado le latía desesperado; pues, quien le advertía, seguía en las mismas gritando.

- ¡Vuela Robin! ¡vuela!... ¡Vuela Robin! ¡vuela!, hasta el cielo será lo mejor.

Malechor, lanzó su proyectil, este salió como en cámara lenta y con rumbo hacia su objetivo mientras que Robin agitaba sus alas para avanzar, pero solo lograba acender y así lo hacía, justo cuando escuchó de nuevo el mismo grito.

- ¡Vuela Robin! ¡vuela!... ¡Vuela Robin! ¡vuela!, hasta el cielo será lo mejor.

Robin tomo fuerzas de flaqueza y logro acender un centímetro más y cuando lo hizo, sintió el guadañazo de la muerte que le soplo por la espalda, el golpe que dio la lengua de Malechor hasta le hizo avanzar un poco más, pero lo desequilibró y por segundos Robin se descontroló; cómo aquel helicóptero que esta en problemas y que si no lo controlan pronto, podría zozobrar, Malechor quedó con dolor en su lengua y con mucha hambre, decepcionado, colorado se puso. Fue cuando Robin lo vio y supo que estuvo a punto de morir, pero que ahora estaba seguro, pues estaba fuera del alcance de Malechor, pero aun volaba fuera de control y de nuevo Robin escuchó la vocesita, ahora mucho más lejos.

- ¡Vuela Robin! ¡vuela!... ¡Vuela Robin! ¡vuela!, hasta el cielo será lo mejor.

- Pero, ¿qué diantres? Dijo Robin, si ya estoy lejos del malvado y colorado que me quiso comer. Robin aun descontrolado iba con rumbo a una trampa, de la cual nunca podría escapar y en ella lo esperaba otro malvado y hambriento, era Colorado Eight, quien se sobaba sus manos y preparaba los colmillos de sus mandíbulas y Robin, sin percatarse, solamente tratando de estabilizar su torpe vuelo. De nuevo la vocesita.

- ¡Vuela Robin! ¡vuela!... ¡Vuela Robin! ¡vuela!, si lo haces para abajo será lo mejor.  

Entonces cuando Robin estuvo a punto de enredarse en la tela de araña de Colorado Eight, supo que si alguno de sus miembros la tocaba quedaría ahí atrapado y podría como alimento de quien con boca babienta lo asechaba ya en la orilla de su enorme trampa de casi dos metros, entre árbol y árbol, justo arriba de donde Robin recien nacía, pues el aire lo elevó hasta ahí. Robin al ver que moriría, logró recuperar el control y su vuelo cambió y ahora con mayor pericia que hace unos minutos, hacia abajo voló.

- ¡Uffff! Dijo un sudado y afligido de Robin, pero mientras bajaba, vio unas flores multicolores que le llamaron la atención y además ya necesitaba de combustible, que decidió acercarse a ellas para beber de su néctar y  cuando estuvo sobre una bella flor y de ella su miel bebió, de nuevo, él escuchó.


- ¡Vuela Robin! ¡vuela!... ¡Vuela Robin! ¡vuela!, sal de ahí, eso será lo mejor. 

Robin, quien ya había comprendido que mientras escuchara esa vocesita era porque un peligro había aunque él no lo veía; y sí, esta vez una Mantis Religiosa de color verde claro, justo a su lado, parecía otro palito pero sin espinas del rosal en donde se alimentaba Robin, la Mantis permanecía inmóvil, era el temido; Sam Patas Largas, quien como monge, parecía daba gracias al Creador por los alimentos frente a él servidos y cuando este lanzó su zarpaso para atrapar a Robin, este levantó el vuelo y solo sintió un roce en una de sus patas traseras, volteo y entonces ahora sí vio a Sam Patas Largas, pues se había movido y cuando este estaba en movimiento era fácil de ver.

Robin dijo para si.

- ¿Quién será mi protector? ya son tres, las veces que me salva la vida; además, pensó.
- La vocesita no vino del cielo, mucho menos de los costados; además, para lograr observar todo lo que yo no vi, tendría que estar en lugar especial, estratégico, así que vio para donde nadie pensó y ahí abajo se encontraba una Oruga verde con rayas negras comiendo plácidamente una hoja verde, dijo Robin.

- Seguramente ese extraño ser, fue quien me avisó de mis trágicos encuentros. 

Ahora Robin ya era un experto en el arte del vuelo y mientras lo veía, a quien él creía lo había salvado de la muerte, pudo  ver que para donde él estaba, se dirigían, un ejercito de Hormigas Rojas; esas implacables, que lo que encuentran en su camino lo asesinan, como lo haría cualquier otro ejercito en el mundo. Robin pensó. 

- Halla sido él o no, lo salvaré de esa horrible y segura muerte, pues a alguien tengo que devolver la bendición de estar aun con vida.

Y, con pericia hacia la Oruga verde y de rayas negras voló y cómo pudo la sostuvo y la elevó con él, lo hizo justo cuando las hormigas rojas estaban por atacarlo, el general del ejercito rojo, Don Maquiavélico Red, ordenó a sus soldados hacer una escalera para llegar hasta dónde se encontraban, Robin y la pesada Oruga verde con rayas negras. La Oruga al ver que la escalera rápidamente le daría alcance; a Robin le dijo.


- ¡Vuela Robin! ¡vuela!... ¡Vuela Robin! ¡vuela!, si lo haces rápido será lo mejor, sino ambos moriremos hoy.

Robin al escuchar a su amigo de color verde y con lineas negras, supo que era a quien le debía la vida y por ello, sin saber cómo, sacó fuerzas y rápidamente se elevó hasta un punto en donde las hormigas rojas quedaron burladas.

- ¡Gracias Robin! me has salvado de una horrible muerte.Dijo agradecida la Oruga de color verde y rayas negras.
- Por el contrario amiga Oruga, soy yo, quien te agradece las veces que me salvaste hoy la vida. Y lo hiciste sin conocerme, ¿por qué lo hiciste? Dijo con dudas Robin, mientras buscaba un lugar seguro para ellos dos.
- ¿No me reconoces? o mejor ¿no me recuerdas amigo Robin?
- ¡No! Dijo ahora mas extrañado Robin.
- Pues, te recuerdo, hace unos días tú eras otra oruga igual a mí, solo que eres mayor y a mí me falta mucho para mi metamorfosis; pero, mientras fuiste una Oruga verde y con lineas negras como yo, siempre estuvimos juntos, hasta que llegó el día yo te ayude a encontrar el mejor lugar para hacer tu crisálida.
- ¡Ah! ¿entonces nos conocemos de antes?
- Así es amigo Robin, soy Mario.

Robin hizo un esfuerzo y cómo una imagen borrosa logró visualizarse con su amigo Mario cuando fue oruga tambien.

Robin y Mario siguieron juntos hasta que el tiempo pasó y a Mario le llegó el día de hacer su crisálida, Robin esperó por el sector, volando audazmente por todo el lugar; un enrome jardín en una mansión a las afueras de la gran ciudad. El tiempo necesario pasó y Mario de nuevo a la vida regresó pero ahora como otra hermosa mariposa, cuando lo hizo, torpemente como Robin voló, pero él estaba ahí para ayudarlo y protegerlo de los malvados que vivían en aquel enorme jardín y cuando pudieron, juntos volaron, se divirtieron mucho juntos, lo que mas les gustaba era volar hacia el cielo, un lugar que anteriormente solo vieron y que ahora lo podían ver de más cerca; además, se posaban a descansar en el sombrero de don Marcos, el jardinero, quien disfrutaba de ver a sus hermosas amigas descansando sobre su sombrero y él tambien las protegía. 
Luego de beber rica miel, y de descansar en el sombrero de don Marcos. De nuevo se escuchó la misma vocesita.


- ¡Vuela Robin! ¡vuela!... ¡Vuela Robin! ¡vuela!, que el cielo nos espera...


La vida, nos da una segunda oportunidad de vida cuando estamos por el suelo arrastrándonos, se dice que hemos tocado fondo, pero si nos reponemos y aceptamos que no estamos bien y que podríamos estar mejor; Dios nos da la oportunidad de volar cómo lo hizo con Robin y Mario. Además, habrá que ser agradecido con quien sin interés nos ayuda y ser sabios de escuchar lo que nos aconsejan, pues de eso puede hasta depender nuestra vida y en la primera oportunidad, no buscar a quien te hizo el favor para devolverlo, si no, darle el favor a tu prójimo; pues, ¿quién sabe? y fue él quien sin saberlo un día tu vida salvó, puede que ese extraño el día de hoy, fue tu mejor amigo en otras circunstancias y tiempo de tu vida y que te lo has encontrado, pues asi es el destino y ayudándolo tu mejores en todo sentido y que juntos después, puedan superarse y alcanzar lo que un día pensaron era inalcanzable. 
En pocas palabras; confía en Dios, ten fe y esperanza, pues nunca sabes cuando necesitaras de alguien; por ello, siempre sé humilde y accesible, en las malas y en las buenas, dar sin ver a quien, pues, ¿acaso no se trata de esto el diezmo?
Amigo, sé como Robin y vuela amigo, vuela y si es para el cielo, mucho que mejor.


                  

                                     El Fin

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