viernes, 23 de septiembre de 2016

La Cadena del Amor


El amor, es una cadena de consecuencias, aventuras, ilusiones, desilusiones y de dijes, las cuales cuelgan de ella.
Un día la compré y en mi pecho la colgué, de ella lucía cada día, mes o año en mi pecho un dije con bonito brillo y diseño, eso me causaba felicidad, disfrutaba del placer y del amor, luego por alguna consecuencia o alguna situación, extraía de mi cadena al dije que colgaba de él y colocaba otra y salía con ella sobre mi pecho desnudo a lucir mi nuevo dije, así lo hice por mucho tiempo, por varios años. 

Pero la cadena en donde lucía aquellas bellos dijes, es como casi todas, muy frágil y en cualquier momento esta se rompe y se pierde tu dije a veces pierdes hasta la cadena y conseguir otra que te luzca bien es algo dificil, por lo que habrá que tener mucho cuidado de cuidarla para no dejarla por ahí tirada y con ella la fortuna que consigo ella trae. 

Un día la tomé y de mi pecho la quité, pues, el dije que traía ya no me gustaba, me incomodaba y deseaba cambiarlo, cuando extraje otro dije del joyero, al registrar en busca del dije que usaría, entre los que el joyero traía vi una joya, la cual a mis ojos deslumbró, con mi mano temblorosa y delicadeza la tomé, era la más bella joya, cómo brillaba a luz del día, no se diga en la oscuridad, era una constelación que quedaría muy bien en mi cadena de amor, pero la joya que era de un tremendo valor, entre mis manos se encontraba aun y estas, nerviosas temblaban aun y mis ojos que seguían deslumbrados no sabía si colocarla en la cadena, lugar en donde antes hubo muchos dijes, al fin me decidí y sobre un paño de pana roja la coloqué, no deseaba se me dañara, busque mi cadena, la cual colgaba en lugar especial, con ella en mis manos aun nerviosas retorné y a la hermosa joya en ella la coloqué, me puse esa cadena en mi pecho desnudo y frente al espejo me posé, me vi de frente, de lado y del otro lado, en fin, de muchos ángulos, se veía hermosa, nunca perdió su brillo, su valía, su color, su hermosura, me sentía un tremendo galán con ella colgando de mi pecho, esta vez el peso de esa joya lo colocó mucho más cerca de mi corazón que los anteriores dijes que ahí residieron por un tiempo y que algunos tambien fueron bellos y muchas satisfacciones me dieron. 

Me vestí para salir a lucirla, pero cuando estuve frente a la puerta de la calle me detuve y a mi mente llegaron imágenes, en las cuales por varios motivos mi joya hermosa yo la perdía, se extraviaba y con ella se iba mi cadena de amor tambien, entró mucho miedo en mi ser que a mi recamara regresé y de nuevo me vi reflejado sobre mi espejo, extraje mi joyero y observé que ahí aun habían centenares de dijes por lucir, pero joyas no había una más, había que tomar una decisión; lucir para siempre esa bella joya que volvía temblorosa a mis manos y a mis ojos deslumbraban y que quedaba por su peso justo en el lugar de mi corazón. 

O, seguía luciendo muchos dijes más, decisión muy dificil para alguien que tiene su joyero lleno de dijes por lucir y disfrutar, pero había que tomar la decisión, me senté al borde de mi cama y mi corazón latía fuertemente, mis manso seguían con aquel temblor, pero al ver aquella joya me deslumbraba su candor, color, peso, en fin su valor. 

Me paré, caminé hasta mi cómoda y frente al espejo tomé la cadena del amor, la extraje de mí, la coloqué sobre mi cómoda y de ella tambien extraje esa bella joya y sobre el trozo de pana roja con mucho cuidado la coloqué, tomé la cadena que hace tiempo compré y sin darme cuenta la rompí, entonces comprendí que hasta ahí había llegado mi cadena de amor, pues era de mala suerte tratar de remendarla, con el pesar en mí, la tomé, eran dos trozos de cadena y en el joyero entre los dijes que me faltaban por lucir, la guardé y el joyero, el cual era un pequeño cofre con llave lo cerré, le coloqué el candado del olvido y con llave lo dejé, luego en mi cómoda lo guardé. 

Aun sabiendo que ya jamás lo volvería a abrir, quiero agregar que mi corazón se conmovió y de mis ojos vidriosos quiso escapar una lagrima, pero no, ella nunca de mis ojos salió, ahí se guardó, más bien cogió otro camino y se unió a mi corazón, dónde, desde entonces viven juntos, volví mi mirada hacia la hermosa joya y sonreí, pues causaba una mágica influencia en mis ojos y tambien en mi corazón, quien ahora con aquella lagrima alguna química les hizo tambien sonreír y felices fueron.

Busque entre mis cosas, algo que me sirviera para lucir mi joya, la cual la quería solo para mí, no deseaba perderla ni por accidente, deseaba algo que fuera fuerte y que ningún ladrón pudiera de mi pecho arrancarla, de tanto buscar, encontré otra cadena, una muy fuerte, le hice muchas pruebas antes de colocarla en ella y al estar completamente seguro de que ahí estaría bien protegida y que podría lucirla en cualquier lugar y circunstancia, me la coloque y al verme en mi espejo me sorprendí de ver lo bien que se veía y que el largo de esta cadena era el idóneo, pues convergía en el mismo lugar en donde tengo mi corazón y a mi lagrima que nunca de mí salió.

Desde ese día, llevo conmigo aquella bella joya, la luzco con orgullo y me hace sentir muy bien, no ha perdido su color, su brillo, su candor, su valía, su amor. Ha cambiado algo, pues es obvio con tanta contaminación, smog y otras circunstancias propias de la vida y del medio que nos rodea en algo cambió, pero su esencia, su principal belleza, ella sigue intacta, sigue deslumbrando a mis ojos y aun hace latir mucho a mi corazón, esa hermosa joya se ve como nunca se vio jamás uno de aquellos dijes en esa nueva y poderosa cadena; que se llama: Matrimonio.

Un día, la lleve con un experto joyero y se la recomendé mucho, se la llevé para que de esa hermosa joya me sacara otras joyitas más y el trabajo que hizo me asombró, hoy tengo a mi gema hermosa y maravillosa y de ella, tengo otras joyitas, más pequeñas pero iguales de bellas que la original a ellas tambien las luzco con orgullo, tienen el mismo maravilloso brillo que la de mi joya, la cual, un día de tantos en mi joyero de dijes encontré. Mi cofre sigue guardado en mi cómoda, pero la llave la perdí o, la ¿destruí?


Todos o la mayoría, hemos pasado por encontrar entre nuestros dijes una hermosa joya, me siento bendecido por tener la mía, por haber tomado tan dificil decisión.
Pero he de decir, que tambien hubo quienes encontraron en su joyero esa joya y pensando que habría otras iguales a ella se la colocaron en la débil cadena del amor y un día sin darse cuenta la extraviaron, ellos dijeron, era bella, pero no importa pues seguro en mi joyero habrá otras como ella, sorpresa, al volver y revolver su joyero no encontraron ninguna, pues ese joyero solo trae una; la perdieron se fregaron, pues alguien seguro la encontró extraviada, la valoró y ahora la luce en su pecho desnudo.
A veces, puede ser, que el que la perdió encuentre otra joya que no le pertenece, porque al igual que él otra la perdió y al verla, la coja y haga el mismo ritual, pues ahora sabe que otra no habrá.

La moraleja; o pongas en peligro la única joya que habita en el joyero del amor, pues desafortunado serás y puede ser que no tengas la suerte de pocos, de encontrar perdida una de estas pocas y valiosas y hermosas joyas que un día Dios colocó en algunos joyeros y por el mundo los diseminó.
Yo tengo la mía y espero lucirla junto a mis otras pequeñas joyas, lucirlas por mucho tiempo. Amén. Piénsalo bien, pues un día podrías arrepentirte y únicamente ser espectador de las joyas que amigos y particulares lucen en su pecho desnudo justo junto a su corazón, quien ahora como compañero tiene una lagrima que nunca del ojo brotó.

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