jueves, 15 de septiembre de 2016

Rosenda no llores (Las canciones de mi vida)


Yo me encontraba viendo al cielo, buscando al sol que se escondía por detrás de una nube, algo que me tenía pendiente, en eso, alguien se me acercó. Me dijo con mucha curiosidad.

_ ¿Qué ves con tanta dedicación?
_ Busco al sol en una nube. Le dije, algo que le asombró, pues, cómo era posible que buscara al sol en una nube.

_ ¿En una nube? Me dijo con vos de extrañeza, a lo que le respondí.
_ ¿Acaso nunca te has enamorado? ¿no sabes, qué cuando uno se enamora hace y busca cosas extrañas en esta vida?
_ Tienes razón, lo que pasa es que sí estoy enamorada, pero a quien amo no le importo, me dice que estoy muy chica para amar.

Al escuchar esto deje a mi sol tranquilo y vi a la chica, era Rosenda, una chica linda, pero que aun no madura, pero esta vez, al verla la vi a sus ojos y lo que en ellos vi a mi vida transformó, le dije.

_ Ahora ya no buscaré al sol en una nube. Ahora buscaré el amor a través de unos bellos ojos. 

Ella me sonrió y a la vez se sonrojó, dio la vuelta y corriendo se largó, mientras yo me quedé ahí platicando con mi corazón, quien me decía y yo sí que le oía.

Mi corazón en cada latido me dice: La quiero, me dice: Me muero, me dice: La amo. Entonce corrí detrás de Rosenda, gritando.

_ Por favor, espera Rosenda, escucha por favor, espera mi amor. Pero Rosenda escapaba de mí asustada y llorando, pues lo que ella vio en mis ojos tambien era el verdadero amor, pero ella estaba confundida pues, tambien su corazón en cada latido, le decía: Lo quiero, me muero, lo amo. Algo que hasta hace unos minutos ella creía que sentía por el chico que no la miraba y que la despreciaba. Por fin le di alcance, ella se encontraba en el jardín de su casa y al verla entre tanta flor llorando le dije.

_ Rosenda no llores, espera al amor, solo mira al cielo y busca al sol en una nube y si lo ves luego mira mis ojos y veras al verdadero amor, uno que hoy nació y es todo tuyo, yo sabre esperar pues, sé que me quieres tanto como yo, pero aun eres muy joven, no llores mi amor.

El tiempo pasó y los padres de Rosenda se cambiaron a otro lugar, mientras yo investigaba para saber a donde se fue mi amor, pero nadie me dio razón. Desde que Rosenda y sus padres se fueron yo voy por el mundo buscando a mi amor yo sé que Rosenda me espera y que me ama tanto como yo. Pero, ¿dónde se encuentra Rosenda?

Y asi fue que vagué por todo el mundo y a donde llegaba a todo pulmón gritaba, que estoy enamorado de una chica de nombre Rosenda y agregaba; yo se que e quieres tanto como yo, mi corazón en cada latido tambien te dice: Rosenda te quiero, Rosenda me muero, Rosenda te amo. Y el de ella, seguro estoy que dice lo mismo.

Pasó el tiempo y yo viajando en busca de una linda chica de nombre Rosenda, con la esperanza de que Rosenda espere el amor, espere a mi amor.  

Pasó el tiempo y de mi viaje un día volví pues, sí que vagué por todo el mundo gritando que estoy locamente enamorado, de una chica dulce, de nombre Rosenda y ella es mi amor.

Una mañana, perdido entre mi jardín, como lo solía hacer hace algunos años antes de mi viaje en busca de mi amor, de nuevo con la vista perdida en el cielo, tratando de encontrar al sol en una nube, cosas que solo permite el verdadero amor. Ahí estaba yo, embrutecido por encontrar al señor sol en una de tantas nubes, cuando una vos me distrajo, la vos me dijo.

_ ¿Sigues buscando al sol en una nube? ¿no quieres mejor ver el amor a través de mis ojos? 
Era Rosenda, pero no la niña de la que me enamoré, ahora era toda una mujer, una que me miraba directo a mis ojos y en ellos lo que vi, era lo mismo de unos años atrás, ella a mí se acercó y mis labios los besó y mientras nos besábamos ambos de nuestros pechos escuchamos a nuestros corazones latir y saben, en cada latido me dice; te quiero, le dice te amo, me dice me muero.

Escuchando a nuestros corazones latir, seguimos besándonos, hasta que alguien que gritaba nos regresó a la realidad, se trataba de un niño que era nuestro vecino, un niño que estaba enamorado de su maestra, este como loco gritaba.


_ ¡Miren!, el sol está en aquella nube blanca. 

Nosotros reímos y lo tomamos de la mano y lo invitamos a un helado. 
Rosenda y yo, ahora disfrutamos de nuestro amor.



Inspirada en la canción: Rosenda no llores, de: Juan Gabriel.
Historia de: A. Aguilera Valadez y S. Raga



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