martes, 27 de septiembre de 2016

Un Cyrano de Bergerac en el amor


Por aquellas fechas, era un simple y triste observador de parejas que se amaban o fingían que lo hacían, habían aquellas que se enamoraban de quien era popular o buscado por las chicas más bellas del colegio y después del trabajo o simplemente porque esa era la tendencia, sí, una que supongo no ha cambiado; nacer con una belleza física, da mil oportunidades, no así para los que no éramos agraciados, ni caritas, ni con buen cuerpo; en fin, todos unos chicos amorfos o los tambien llamados por los letrados, un Cyrano de Bergerac en el amor
Todos recordamos su historia (aunque ficticia), un dotado de virtudes, enamorado de su prima, pero lamentablemente no muy agraciado, un hombre estéticamente no grato a la vista. 

A pesar de mi corta edad, eso me preocupaba mucho, el hecho de no conseguir a alguien a quien amar, con quien por las calles de la mano pasear. 
Pues, escuchar de boca de las chicas que me gustaban: Ese no me gusta... Por mi que se muera... y, otras más que duele escribirlas. Mi consuelo; No fui, ni soy, mucho menos seré, el único.  Entonces al darme cuenta de que no había manera de cambiar aquella mala suerte... 

Un día, vi algo que me llamó la atención poderosamente; frente a mis narices, la cuales no eran como las del pobre Cyrano, la verdad que no estaba mal por ella, a mi lado pasó un tipo, el cual a su lado, Cyrano sería un Adonis de lo feo que este estaba, sin ofender, hasta con labio leporino y junto a él, una rubia de linda cara y cuerpo espectacular, la verdad que junto a mí, otros, todos quedamos pasmados, lo que sí es cierto, es que eran un par de drogos y quizá, esa era la excusa del por qué, el tipo tan feo llevaba pavoneándose a tremenda chica, la cual no tendría para la droga y él sí. 
Lentamente nos fuimos diseminando, cada quien siguió su camino, conmigo se fue ese pensamiento, cómo era posible que chico tan feo y sucio, llevara lo que yo tanto deseaba, debería de convertirme en un drogo para poder realizar mi sueño, era un precio muy caro para cumplir mi sueño, pero si no hubiera encontrado la solución, seguro lo habría hecho, pues mi obsesión por estar con una bella chica era superior a mi fuerza de voluntad, pues, sí podría salir con alguna chica que sufriera de mi problema, eso significaba que ella fuera mucho más fea que yo. Pero debo anotar, que tambien se da ese caso, ver a una horrorosa mujer tomada de la mano de un Adonis, tal cual, (pero esta será otra historia).

La investigación dio inicio, pues yo era un chico con una inteligencia que superaba a la belleza de la que otros disfrutaban, ellos tenían lo que yo deseaba, simplemente por ser hermosos, pero detrás de toda esa belleza habitaba un ser idiota y no lo digo por rencor o envidia, pero así era.

Alguien un día me dijo: 

- Yo tengo chicas bellas sin ser uno de esos idiotas, lo logré, porque tengo algo que a ellos les falta. Yo pregunté con ansiedad. 
- ¿Qué tienes? Y él respondió.
- Yo tengo esta bella, nueva y lujosa motocicleta y en mi bolsa, dinero para invitarlas a lo que quieran. 
- ¡Ah!, eso. Dije, pues desafortunadamente yo, además de feo era pobre, en otras palabras estaba jodido. Pero lo que ese amigo me confesó sin reservas, al contrario, lo hizo con orgullo me dio una nueva perspectiva. 

Busqué a uno de estos cari-bonitos, un amigo quien me debía unos favores y además nos unía una estrecha amistad; lo busqué y le hablé de mi problema, él me dijo, que nada se podía hacer, que era mi realidad y debía de vivir con ella, me sentí cómo El Patito feo del famoso cuento, me quedé pensando y dije; por supuesto que no, esto puede y debe cambiar. 

- Pero, para cambiar mi triste destino me tienes que ayudar; ¿lo harás'? 
Bernardo me vio y me dijo. 
- Claro amigo, con el mayor de los gustos. Pero, ¿cuál es tu maravillosa idea?
- Bueno, tú, harás lo que te pido, nada del otro mundo.
- Esta bien y dime, ¿qué quieres que haga?
- Ok. Harás lo siguiente...

Mi plan dio inicio, se ponía a prueba mis horas de insomnio, mis horas de pensar y pensar, era el momento de la verdad, el momento de todo o nada, sabía que sería un proceso dificil, pero que si funcionaba sería algo que valdría la pena, un proceso a largo plazo; pero, si ya había esperado tanto, otro tiempo más no era importante. Además, el momento era el indicado pues, para encontrar a quien me acompañaría por el resto de mis días, aún no era el tiempo para encontrarla y que lo que buscaba era quitar de mí, esa espinita que me la traía conmigo desde años atrás.

- ¿Estás conmigo Bernardo?
- Claro, lo haré amigo, pero no sé si funcionará, por el cariño te tengo y por nuestra amistad, espero que funcione, lo digo de corazón, prometo no interferir con ninguna de las chicas que me propongas, cuenta conmigo. ¿Con quién quieres iniciar tu experimento?
- Quiero empezar con Angélica.
- ¡Wao! ¿la Angélica qué imagino?
- Pues sí, ¿no crees qué si lo logro con ella, podré lograrlo con quien desee?
- Pues viéndolo así amigo, seguro que sí, sin duda y hasta lo haré yo con quienes aun no he podido conquistar.
- Tú, ¿no has conquistado a alguna que desees?
- Pues aunque no lo creas, tambien los bonitos nos topamos con nuestra criptonita. 
Entonces reímos, pero yo me preocupe, pues, si Bernardo siendo un tipo guapo tenía tambien problemas con algunas chicas, entonces casi estaba condenado a quedarme solo, para vestir santos.

El día llegó, me coloqué mis mejores prendas, las cuales a la par de las que llevaba Bernardo, eran unas porquerías, aquí encajaba perfectamente la teoría de mi amigo el fichudo, bueno el de la moto.

- Bernardo me vio de pies a cabeza. Yo le pregunté.
- ¿Pasa algo?
Y él, con el cariño que me tenía, dijo.
- Nada, todo esta perfecto. 

Pero yo sabía que algo andaba mal, pero no me importó y echamos a andar nuestro experimento.

Llegamos a la parada del bus, lo abordamos con Bernardo y nos hicimos a nuestra aventura, llegamos hasta el lugar en donde encontraríamos a Angélica. 

Angélica, era una chica muy deseada por todos los galanes y los no galanes, o sea, los otros igual a mí, pues ella era muy selectiva con sus novios y tambien con sus amigos, si mi plan resultaba, sería alguien famoso, alguien a quien nunca olvidarían en el barrio. 
Bernardo escuchó de nuevo mis instrucciones y las recitó, pues ya saben, era guapo no inteligente. 

- ¡Hola Angélica!
- ¡Hola Bernardo! Y se besaron en la mejía. 

Era un domingo, en las canchas de basquetbol, ahí se encontraban las chicas más bellas del barrio observando los partidos de ese deporte y compartiendo con los chicos afortunados, coqueteando o simplemente enseñando sus virtudes, las que la naturaleza les regaló, convirtiéndolas en unas diosas, deseadas por todos. Mientras que Bernardo hacía lo que debía, yo observaba con el resto de raros a cierta distancia para no molestar a la realeza, en cuanto a este clan de chicos perfectos se refiere, entre ellos, mi amigo Oswaldo, sobre su bello y caro corcel de metal y junto a él, su chica de turno y otras, las cuales le pedían que les diera una vuelta en su nave motorizada de dos ruedas, era el único de nuestro clan que era aceptado, el por qué, ya no era un misterio. 

Despues de que terminó aquella tarde deportiva de domingo y de observar como se retiraban los galanes con las bellas chicas, aquello era un desfile de privilegiados, del cual, nosotros eramos solo observadores cuasi escondidos, y entre ellos, estaba yo, levantando con ansias mi cabeza, tratando de ver entre todos ellos a Bernardo. Entonces lo vi, venía con Angélica, pasaron a nuestro lado y Bernardo me guiñó el ojo, yo sentí que mi estomago se arrugó y a la vez, observé a la chica más bella entre las bellas. 

Sin que ellos me vieran, caminé por largo trecho detrás de ellos, esta vez lo hicimos a pie, pues era obvio, tanto las chicas como los chicos deseaban hablar durante un buen tiempo, el que duraba mientras llegaban a sus hogares u otros lugares, mientras yo los perseguía; a nuestro lado pasó rugiendo su motor con un par de chicas en su moto, el afortunado de Oswaldo, a sus amigos los despidió; creo que iba a repartir a algunas chicas que lo deseaban a sus casas, luego regresaba por otras, en fin, yo seguía a mi amigo Bernardo.

Por fin, luego de varios minutos escondiéndome esperé sentado en lugar pues, si seguía sería descubierto y no quiero imaginar la que me esperaba si eso pasaba. 
La tarde murió con el sol agonizando en el horizonte y la oscuridad descendió del cielo, lo hacía, mientras del mismo aparecían las bellas e inalcanzables estrellas y en el centro de todas, la hermosa luna en plenilunio. 
Yo estaba viendo al hermoso firmamento de aquel verano, esperando a mi buen amigo, y en cada estrella titilánte, veía el rostro de las chicas por siempre deseadas y las que ahora me gustaban, y en la cara de la luna, aparecía Angélica. 

De entre la oscuridad terrestre apareció por fin Bernardo.

- ¿Qué vez amigo?
- A las inalcanzables y bellas estrellas y tambien a mi compañera, la solitaria luna.
- Qué bonito hablas amigo, eres un poeta. Mira aquí esta lo que me pediste. ¿Sabes amigo? espero lo logres, tienes un enorme corazón y te mereces alcanzar a la estrella que desees.

Me dio lo solicitado para seguir con el plan, algo que le agradecí mucho, Bernardo lo supo y me abrazó y así nos perdimos entre la oscuridad de nuestras calles del barrio donde nací y crecí, así regresamos hasta nuestros hogares.



Continuará...    

No hay comentarios.:

Publicar un comentario