martes, 8 de noviembre de 2016

Margarita


Margarita. 
Eres una bella flor,
hace tiempo le deshojé cada pétalo, 
indeciso con un me quieres, o no me quieres.

Margarita.
En mis manos me quedó tu olor
y en mi corazón tu amor.

Margarita.
Eres de color blanco
como la pureza que en ti hallé.
En tu cuerpo y en tu alma.

Margarita.
En tus manos tienes a mi corazón.

Cuando veo una Margarita,
mi mente va detrás de ti,
igual es cuando siento tu aroma,
mi corazón se emociona 
y es porque tanto te amé.

Margarita. 
De mi mente nunca escaparás,
no te alejaré nunca salir de ahí, 
aquí tienes un lugar y un huequito en mi corazón.

Margarita.
Hoy esto ya no lo sabrás
porque ahora perteneces a otro jardín.
Por falta de amor el mio murió
y el jardín desapareció.

Margarita.
Al verte sola y casi muriendo 
alguien te rescató y su amor te dió.

Margarita. 
Ahora a él le entregas todo tu aroma,
él no ha deshojado un solo pétalo,
intacta sigues, lo mereces 
por ser un delicada y bella flor.

Margarita.
Sé que él te llamará Margoth,
pero para mí,
siempre serás como la bella flor
de pétalos delicados y aroma del mejor.

Blanca, como la pureza de tú corazón
y fiel como el alma que llega del cielo.
Así eres Margarita: Mi bella flor.

Margarita. 
Aún necesito de tu amor,
pero ya no podre sentir ni tu olor.

Margaritas he comprado en floristerías,
pero nunca he encontrado una de color blanco,
respiro su aroma, pero es diferente al tuyo,
pues no tienen tú color, 
ni la pureza que tienes tú, en el corazón, 
ni ese candor, que llevas en el alma.

Margarita.
Ya nunca volverás adornar mi lugar
por ser flor de otro hogar.

Margarita...
Eres la más bella flor.








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