lunes, 19 de diciembre de 2016

One more look at the night


Tomándome un trago, me vino a la mente recuerdos que me hacen llorar, momentos que me hicieron feliz, sentimientos afloraron a mi piel, una que hace mucho acaricié, me levanté y me dirigí al balcón, solo una mirada más a la noche. 
Eso bastó para que me entrarán deseos de ver tu cara, admirar tu cuerpo, oír tu voz, bebí mi trago de un solo sorbo y le di otra mirada más a la noche, la que me entregó el valor de correr hasta donde estarías, pagué la cuenta, salí del bar, el que a pesar de estar lleno para mi estaba igual que mi corazón, completamente vacío. El valet llevó mi auto, le di la propina, me subí en él y conduje, mientras lo hice un semáforo se colocó en rojo y me detuvo, impaciente estaba y de mis ojos, lagrimas. Era el licor o cada remembranza, no limpie mis lagrimas lo que hice fue recostarme en el volante y de nuevo, solo otra mirada más a la noche, la que me invitaba a buscar a quien creí olvidar, pero ahora comprendo que no pude, la luz dio verde y yo seguía perdido en la oscuridad de la noche, la cual me presentaba escenas con tu lindo rostro, pero un auto me bocinó y entonces di marcha y continué mi viaje con rumbo hasta donde estarías, de ahí en adelante, los semáforos solo parpadeaban sus luces amarillas, me daban el paso, el cual tome sin precaución, ignorando lo que la luz me indicaba. 
Mientras conducía de vez en cuando veía una vez más a la noche, en ella miles de estrellas y entre nubes alargadas y blancas se escondía una luna llena, esa que cada noche que podíamos admirábamos abrazados y así a veces nos amaneció observando la noche. Esos cielos estrellados que ahora por la contaminación es raro lograr apreciar, pero para mí, esta noche era como una de ellas, clara y muy iluminada, hasta una estrella fugaz se a travesó en mi camino, aproveche y pedí un deseo, el cual no debo de explicar pues era obvio cual este fue. 

Por fin abandone la gran ciudad y cogí una avenida, una freeway, aumente la velocidad para evitar una remisión, conduje por más o menos 45 minutos y por fin llegué al lugar, detuve mi auto y me acerqué a la garita, el guarda me dijo. 

_Buenas noches señor, ahora le abro.

Además agregó mientras levantaba la talanquera y se quitaba el sombrero.

_Ya ha pasado mucho tiempo sin verlo, seguro la señorita se llevará una tremenda sorpresa. _¿Desea lo anuncie? 
_No, por favor no, quiero sorprenderla. Además mire que bella noche la que está haciendo. 

Ambos dimos una mirada al cielo y este seguía hermoso, nos vimos el rostro y solamente sonreímos, me deseó buena noche y seguí, conduje hacía arriba del vecindario y cuando estuve en lo más alto, vi su casa, detuve la marcha del auto, lo parqué y de mi auto bajé, me encaminé hasta la puerta principal, busqué debajo de una vieja estatua que está al costado izquierdo de la entrada principal, un adorno que a ambos nos gustó y lo compramos, recuerdo que convergimos que este sería su lugar, como señal de nuestro protector, ahora recuerdo como reímos por esa tontería, creo escuchar su risa, si que fue hermoso. 
Muy suave introduje la llave en el cerrojo, me dije, suerte aun está esta llave, ella olvidó cambiarla de lugar o la dejó ahí por si un día regresaría, sin hacer ruido, entre en la que fue mi hogar por mucho tiempo y que por esas cosas tontas de la vida un día de ella con maleta de ahí salí, hoy me arrepiento, espero no sea tarde. 
A mi encuentro salió nuestra mascota, vaya como esta crecido, él me lamía el rostro de emoción, me alegró no me olvidará, le dije mientras le acariciaba debajo de la oreja algo que siempre le gustó y eso lo volcaba boca arriba para seguir con su barriga y así se quedaba dormido cómo se quedó hoy. Sin hacer ruido seguí por la sala y subí como si fuera un profesional amigo de lo ajeno, me extraje los zapatos para no hacer ninguna clase de ruido, un rechinido sería mi ruina y la sorpresa se echaría a perder, mientras subía por las escaleras suplicaba al cielo, quien me hizo volver que no me encontrara con penosa sorpresa, ya saben, otro en su cama, el que me haría olvidar y sacaría de su mente y de su corazón, pero gracias a Dios entre en el que fue nuestro cuarto y nada, solamente las cortinas que dan al patio trasero cómo fantasmas ingresaban en la que fue nuestra habitación, la cama estaba aun ordenada, señal de que aun no se había dormido y que estaría despierta, caminé hasta donde levitaban los fantasmas de las ventanas, por ella entraba un fresco delicioso y la vista era maravillosa, una grama que brillaba con la luz de una luna plateada, luego más allá, casi en la bajada, el declive del terreno se observaban una constelación de luces artificiales, las de la ciudad, del lugar de donde acababa de llegar, y mucho más al fondo por detrás de la cordillera de montañas que rodeaban a la enorme ciudad y arriba de ellas, miles de piedras preciosas que decoraban la garganta oscura del cielo, di una mirada más al cielo, la imagen era demasiado hermosa, pero en ella faltaba lo mas bello, lo que me había hecho volver a mi hogar. Salí de la casa, no sin antes colocar mis zapatos, me caminé por entre los rosales y sobre la delicada y suave alfombra natural, en la cual me hundía, recordé cuantas veces no fue nuestro tapete de amor, caminé otro poco entre aquellos ricos aromas, cuando una ola de fresca brisa me dijo donde se encontraba a quien con ansias buscaba; a mí llegó delicioso aroma de un perfume que le di en nuestro primer aniversario y que desde entonces ya no cambio nunca más ese aroma, fue fácil, pues solo seguí la deliciosa fragancia y justo detrás del único árbol del enorme jardín de la parte trasera de nuestro hogar, un paso frente a él, me encontré con la mujer que tanto amé y aun amo, estaba de brazos cruzados, ella tambien le daba una mirada al cielo, su mirada melancólica, perdida entre las estrellas y el firmamento oscuro, su vestimenta larga, era otro fantasma que deseaba abandonar su cuerpo para dejar a la vista a espectacular figura femenina, yo me detuve para observarla, pues la vista era la mejor, ni las estrellas, ni las luces de la enorme ciudad podrían opacar a tan magnificente imagen, la de mi mujer; lentamente me acerqué, me coloqué por detrás del árbol y en ese instante, mi perro me agarró del pantalón, me tocó que rascarle la oreja de nuevo y este cayó boca arriba y seguí con su barriga y de nuevo se quedó dormido, vaya guardián el que teníamos, ella no escuchó, y si lo hizo no se volteó, siguió sumergida en la bella noche, ella veía al cielo, el que brillaba como hace mucho no lo hacía, me dije, esto lo planeó el cielo y sus estrellas, pues él me trajo hasta aquí, me dio valor para regresar y a ella la tiene atrapada, como despistada para que yo pueda sorprenderla; abrazando el árbol seguía pues, no tomaba el valor de abordar a mi amor quien parecía esperaba con ansias a que lo hiciera, lo único que se me ocurrió para tomar el valor necesario, fue dar una mirada más al cielo, de él, miles de ojos me guiñaron sus ojos, ellas eran mis cómplices y me dijeron; es ahora o nunca. 
Salí de mi escondite y por la espalda abrace a mi amada, a mi gran amor, ella sintió mis brazos rodear su delgada y delicada figura, ella su cabeza inclinó un poco hacia atrás como sabiendo que era yo, nada se sorprendió, ni me reclamo, por el contrario, al recostar su cabeza y quedar nuestras mejías sintiendo el calor deseado de tan delicada y recordada piel, ella me susurró...

_¿Por qué tardaste tanto, te esperaba?

Eso me sorprendió, pensé, qué pasó, qué clase de embrujo fue el que me trajo hasta aquí, pareciera que ella sabía que vendría y esperaba por mí. 
No dije nada, simplemente junto a ella le di una mirada más al cielo y repetí gracias amigo. 
Ella solamente sonrió, y eso más me intrigó, pero antes de que dijera otra tontería más mis labios los cerró con un cálido y tierno beso y así abrazados, solamente observando a quien nos unió de nuevo nos quedamos hasta que nos amaneció, estuvimos ahí acurrucados, abrazados, dando una mirada más al cielo y a nuestro lado con la barriga al cielo, nuestra mascota, los tres de nuevo unidos y esta vez para siempre. 
Pero antes de que el solo relevara a la oscura noche, ambos con suspiro en pecho, dimos una mirada más al cielo y a la noche. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario