jueves, 12 de enero de 2017

Carta a una suegra interesada


Señora: 
A usted no le importa, si aman o no a su hija, solo le interesa la buena posición, algo que usted nunca logró. Pues, vea bien, a quien amó, pobre igual que yo fue, pero con un enorme corazón. 

Señora, ahora usted me critica que un plebeyo soy, que no tengo dinero, ni donde caer muerto, pero no ve, que tengo enorme amor por su hija y ella me quiere igual, por eso nos casaremos hoy. 

Señora, su esposo si lo entiende y me apoya, pero usted desea ver en su hija su sueño hecho realidad, el cual aun quiere lograr, aunque a costa de su felicidad, pero eso no lo voy a permitir. 

Señora, le guste o no, su hija y yo, esposos seremos y nietos le daremos, acaso no es este el más grande tesoro que nunca usted logró soñar, pues ni a sus hijos nunca amor les dio, solo se preocupó por encontrar de cualquier manera quien la lleve a las grandes esferas, de una hipócrita sociedad, donde si tienes, vales, si no, nada ni nadie eres. 

Señora, en ese mundo, su hija y yo nunca entraremos... Jamás, le prometo sí, hacerla muy feliz, buscar un buen futuro, quien quita y un día sea yo, el yerno con quien usted siempre soñó.

Señora, si lo logro, usted será una dama de la alta sociedad, pero su hija seguirá siendo una mujer feliz, con mucho amor, ese que yo a manos llenas ahora le doy. 

Señora, entienda por favor, pues usted que puede saber, si a quien la ama, aun teniendo tanto defecto, usted le reclama lo pobre que aun es; recuerde que toda la vida usted eso fue. 

Señora, un día a la calle usted salió, en busca de un marido de buena posición, pero de otro plebeyo como yo, de él usted se enamoró, fue feliz, hasta que sus amistades le recordaron que no era nadie, si no tenían mucho dinero. 

Señora, entonces la infelicidad como premio le llegó, señora a usted no le importa hacer sufrir a su única hija con tal de salir del hoyo en el que cree un día va a morir. 

Señora, pero diga, no entiende, que para formar un buen hogar, lo único que interesa es tener un buen amor. 

Señora, usted me ve de pies a cabeza, me escanea de abajo arriba, de arriba abajo y mira mi ropa si es de marca o de paca, me ve de reojo y piensa mal de mí, yo desearía saber que ha escuchado por ahí.

Señora, su hija y yo, estamos unidos por un sentimiento llamado amor, algo que usted no quiere recibir, pues su señor esposo la ama tanto aun y usted solo le grita lo  pobre que han sido, las penas que han sufrido, las que han vivido. 

Señora, usted ciega es, no logra ver el tesoro que tiene en su hogar, un marido que la adora y le entrega todo su amor, igual le entrego yo, todo mi amor a su retoño y ella, lo valora y lo recibe muy bien, sabe que el dinero es secundario, aunque confieso que si es necesario, pero no para ser feliz, si para cómodamente vivir. Pero diga usted sesñora, ¿acaso no vive así? 

Señora, usted que va saber, pues lo único que le interesó, es algo que usted nunca logró, quiere conseguir en su hija el tiempo que ya perdió, haciendo infeliz a su propia hija con tal de conseguir algún lugar en la sociedad de buena posición, en ese vano mundo, de riquezas y poco amor, de desengaños, pero con buena ropa, un buen auto y mil joyas. 

Señora, usted que puede saber, alguien como usted que no logró lo que un día con muchas ganas deseó, pero fue su corazón quien logró encontrar a tremendo amor, por un tiempo eso la complació, pero la avaricia aun la tiene en su cabeza y no le importa que su hija sea infeliz, pero que bueno que ella heredó el corazón de su señor, el tiene mucho amor para compartir y si ama a su hija, pues ve que no tengo posición, pero si un enorme corazón.

Señora, quien le iba a decir, que su castigo sería tener un yerno así, quien no le importe tener una buena posición, solamente un gran amor. Me alegra que su hija no sea interesada como lo es usted, lamento mucho no tener su bendición y mucho menos su aceptación. Pero a la larga la que me interesa ya la tengo y con ella tambien la bendición de Dios. 

Señora, si un día logro subir un escalón o dos o tres y la llevó al pedestal a donde usted siempre soñó estar, seguro me vera con otra pinta, dirá, mi yerno es un gran padre y un gran esposo, el hijo que no logre tener, pero ambos sabremos que eso lo dice por lo que habré logrado, del diente al labio, para poder lucir algo que será mío y usted lo tomará como suyo, pero eso para mí no tendrá importancia, lo haré por el amor que le tengo a su hija, si con eso es feliz, que bien por usted y sino logro subir ese escalón, tendrá que aceptar que su hija si es rica, pero en amor y bendición, pues, le aseguro que de eso nunca le hará falta.

 Señora, yo no sé, por qué usted tanto ansía ser lo que nunca fue, recuerde que quien la desposó le entregó algo mejor que todo el oro de este mundo y eso se llama amor y además otra gran bendición, una hermosa hija, eso ya es una enorme fortuna, pero usted eso no logra ver. 

Señora, usted quiere llegar a tener una fortuna para presumir y salir del  hoyo donde un día usted nació, pobreza y limitaciones, pero eso si, todo lo compensaron con mucho amor, sus padres, mucho lucharon y trabajaron para darle siempre lo mejor, pero eso no le bastó, salió en busca de una fortuna y lo que encontró fue un gran amor, lo disfrutó por un tiempo sí, pero luego se aburrió y siguió con la vista en el brillo de las joyas y millones en un banco. 

Señora, usted se dijo, mi hija lo encontrará, lo logrará; pero tremenda sorpresa la que se llevó cuando su hija con usted me presentó, usted me vio con esta pinta así y de reojo me observó, me criticó, tambien de inmediato se opuso, pues no soy de valor para usted, eso lo dijo usted, pero para su hija una joya soy; pues en mí encontró el verdadero amor, y yo en ella, la lotería me saqué, pero no la que usted siempre le preocupó, esa que a ninguno nos interesa, solo a usted.

Señora, espero un día me vea con los ojos sin la venda que trae enfrente y vea mi corazón, uno que late solo para dar amor. Pero si no sucede, espero que no desespere y un día a mi hija, su nieta, quiera usted usar, para con ella lograr, lo que de joven nunca pudo usted alcanzar.

Señora, yo la educaré, fuera del alcance de una mente ambiciosa como la suya, quiero que ella sea feliz, como lo soy yo con su hija. 

Señora, disculpe si la ofendí con esta nota, pero si ya la ofendí con la pinta que traigo, esto no le deberá doler, y si no lo acepta, yo ya cumplí, y con su hija me habré de unir con su bendición o su maldición, pero le garantizo que muy feliz la haré. 

Mis respetos para usted Señora, aunque piense mal de mí.

Atentamente su yerno.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario