martes, 31 de enero de 2017

Cien Años (las canciones de mi vida)


Ella como siempre lo esperaba, era una linda tarde, la otra tarde él se había alejado un poco molesto, pero ella pensó que era solo un capricho, nada de importancia, por eso esa tarde con ilusión y más enamorada que nunca en aquel lugar lo esperaba.

__ Ahí viene. Le dijo a su corazón, el cual se le asomaba al pecho y con energía le latía, pero tambien ilusionado...

    __ Hoy es uno de esos días, ¿verdad?
Eso dijo un enfermero al médico que estaba de turno en el asilo, lugar en donde un día la llevó su único hijo, hijo de alguien que él jamás conoció ni supo nunca nada de quien lo engendró, lamentablemente, su único hijo, quien le recordaba su único y grande amor, poco tiempo después murió, ella ahí quedó y quienes eran los dueños del lugar, los únicos que conocían su historia, le permitieron quedarse en ese lugar. 
Hoy era un día especial, pues estaba cumpliendo un año más de vida, para ser exactos hoy, ella cumplía 99 años. A quienes la observaban se acercó la señora, dueña del asilo, y dijo.

__ Su cumpleaños 99, quién diría que aun piense en él.
__ ¿En quien señora? Preguntó el médico, a lo que la señora le dijo.
__ Les contaré su historia, pero no debe salir de este lugar; por ser un amor sagrado, el que le causa tanto daño y que con nostalgia, ella espera a quien un día tanto amó, ella le entregó todo, su amor, su cuerpo y alma y de esa entrega, nació el hijo que ya murió.

Quienes la escuchaban sintieron que su pecho se les arrugó y un escalofrío su cuerpo les recorrió.

     ...Efectivamente, el caballero llegó al lugar donde ella con ilusión y enamorada esperaba por él.
__ Pasaste a mi lado con una gran indiferencia, tus ojos ni siquiera voltearon a mí, te vi sin que me vieras, te hablé sin que me oyeras, y toda mi amargura se ahogo dentro de mí, me duele hasta la vida, saber que me olvidaste, pensar que ni desprecio merezca yo de ti y sin embargo, sigues unido a mi existencia y si vivo cien años, cien años pensaré en ti... 

Esto ella pensó, con tremendo dolor, cuando a él lo vió pasar con tremenda indiferencia y bien acompañado.

    __ Pues, ella entonces aun no lo sabía pero ya estaba embarazada y ese día se prometió que si vivía cien años, esos mismos años pensaría en él, es más, esperaría por él. Y vean lo ha cumplido, se le nota un tremendo dolor, pensar que ese tipo embarazada la abandonó, ella hasta el día de hoy ignora el motivo de su decisión.

   __ ... Y sin embrago, sigues unido a mi existencia y si vivo cien años, cien años pensaré en ti. más ahora que nos une este bello niño... Ella se repetía esta frase hasta la fecha de hoy.

La señora salió del lugar en donde se encontraban enfermero y doctor, aun sin lograr recuperarse de aquella cruel historia de amor, ellos sintieron el dolor que la anciana un día pudo sentir, pero cortos se quedaron. 
A partir de aquel encuentro con el pasado de esa dama, ellos la vieron con un enorme respeto y admiración, la trataban con especial atención, la cuidaron como no lo hizo el que un día con indiferencia la abandonó, con el amor que su hijo ya no pudo entregarle, como si uno fuera uno el que la despreció y el otro el hijo que se le murió, ambos se prometieron que harían lo imposible por que ella cumpliera su santo (cumpleaños) numero cien, para que su promesa se hiciera realidad. Cien años de ella, pensando en él.

Al otro lado del enorme patio, otro viejito, con su rostro triste y su mirada perdida hacia donde se encontraba la anciana, rodeada de mimos por el médico y enfermero, este se repetía.

__ Me duele hasta la vida saber que no me olvidaste, saber que ni desprecio merezca yo de ti, sin embargo, aquí sigo unido a ti mi amor y como un día me lo prometí cuando te volví a ver, si vivo cien años, esos cien años pensaré en ti. 

   Tiempo después, este viejito llegó en las mismas condiciones al asilo, abandonado lo encontraron en la calle, hubo quienes dijeron que sus hijos y su mujer lo echaron una vez que fue una carga para ellos, los señores y dueños del lugar, una familia de filántropos, con enorme fortuna quienes, al conocer de la desdicha del viejito tambien le dieron un lugar vitalicio en aquel lugar, ese día en que como siempre él se sentaba a recibir los rayos de sol, observando al amor de su vida, la mujer que un día por una tontería él desdeñó y abandonó, con mucho miedo en su corazón jamás a nadie su historia le contó, pero cuando al lugar él llegó y a la señora la vio, su corazón brincó, emoción él sintió, pues, en aquel lugar se reencontró con quien un día él ignoró y a su lado con gran indiferencia del brazo de otra pasó, él dice que si la vio, que sí la escuchó, sus ojos de reojo la vieron, que sí la vio, pero su amargura era superior y no pudo alejarla de su alma y por eso la despreció; sin que ella lo supiera. Sin embargo, sin saber lo de su hijo la siguió amando por sus cien años que recien cumplía y al hacerlo él moría. 

La viejita cuando todos se alarmaron por la muerte del señor que siempre delante de ella alejado se sentó, murió, pena por él sintió, pero para ella nada tenía importancia, solo el recuerdo que ella juro; que si vivía cien años sus pensamientos, recuerdos y ojos serían solo para él.


                                    El Fin



Inspirado en la canción: Cien años. De: Rubén Fuentes y Alberto Cervantes.
Historia de: R. Fuentes, A. Cervantes y S. Raga.

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