martes, 17 de enero de 2017

Desire -Deseo- (Erotismo de Sergio Raga)


Entre un mar de personas, apareció Desiré, ella llegó en busca de un almacén en el Mall, pero cuando pasó frente a la plaza del sabor, las personas se aglomeraron para entrar, ya era la hora de la comida, entre la multitud, Desiré alcanzó a ver a Jorge, quien estaba comiendo en una de las mesas, su mirada se clavó en él. Pensando: - ¿Será él? Y sin quitar la vista en Jorge, cómo si ella fuera una serpiente entre la espesa vegetación del bosque y Jorge fuera una presa para alimentarse, Desiré, se dirigió hasta donde se encontraba quien le robaba toda su atención, sus pupilas se dilataron, su corazón se agitó, todas las personas que estaban a su alrededor y más adelante, se cuadricularon y lentamente se desvanecieron hasta desaparecer, ella camina de manera ondulante, abriéndose camino entre tanta gente, tal cual, lo haría aquella serpiente sobre sucio y polvoriento camino y que cuando esta por acercarse a su presa, se eleva sobre una rama de enorme árbol y queda suspendida, sin moverse, con la mirada fija en su presa, tratando de confundirse con otra rama inerte apenas movida por el viento que le trajo el olor de quien será su victima, ella está ahí con sus ojos muy abiertos y solamente su bífida lengua es la única que da señales de vida. 
De esta manera Desiré avanzaba entre las personas, las cuales representaban un enorme bosque, una basta vegetación y en medio de un lugar, un ojo de terreno, sin nada que lo cubriera, se encontraba Jorge. 
Fue cuando la serpiente precedió a enrollarse para tomar impulso y capturar entre sus fauces a su presa, luego de unos instantes, calculando tiempo, distancia y velocidad del viento, ella atacó. La serpiente se encontraba frente a su victima, en este caso, Desiré estaba justo en la mesa donde Jorge se alimentaba.

__ ¿Jorge? 
Dijo con voz ingenua y dudosa, Jorge levantó su rostro y al hacerlo, por un instante la desconoció, pero si observó que frente a él, una bella mujer, que traía en ella, en su cuerpo, todos los pecados carnales. Jorge, al igual que Desiré, ambos sintieron pecaminosos deseos uno por el otro.

__ Ese es mi nombre ¿y tú eres?
__ ¿No me recuerdas? Soy Desiré. A pasado mucho tiempo... Y, desearía estar contigo, cómo la última vez lo estuve. ¿Lo recuerdas?
Mientras Jorge hacía memoria, Desiré se le insinuaba sin ningún recato y separó la silla que se interponía a la vista de Jorge y con ello, le permitió ver a Jorge un para de piernas, por una de las cuales, le brillaba una gotita que se le escapó a su intima e ínfima ropa interior. Ella entre abrió las piernas para que Jorge viera un poco más allá, justo donde ella deseaba ser vista; Jorge se puso de pie, y se acercó hasta donde ella lo esperaba y la tomó entre sus brazos, y antes de besar sus labios, le dijo.

__ ¿Cómo poder olvidar a tan bella mujer? Claro, Desiré. Te recuerdo y, lo que más recuerdo fue la última vez que te amé. 
Entonces Jorge con mucho deseo la besó, ella abrió su sensual boca y le permitió a Jorge introducir su lengua en la cavidad de su deliciosa boca, ella cuando sintió la carne húmeda y suave adentro de su boca, la atrapó y la succionó, hasta que casi la secó, le extrajo todos los jugos que pudo, la saliva de Jorge era algo que a ella le causaba un enorme placer y ese beso la terminó de encender y a Jorge ni se diga, él sentía que su entre pierna no soportaba tanta fuerza y esta se le notaba sobre su pantalón. 
Ella sin disimulo ni recato, resbaló su mano desde el pecho de Jorge pasando por sus musculoso dorso hasta llegar a donde se encontraba la hombría ahora palpitante de Jorge, ella primero la acarició y luego la apretó, ambos se veían a los ojos y lo hacían con muchos deseos. 
Los dos estaban completamente mojados en sus entrepiernas, ella no soportaba la comezón que sentía entre sus bellos muslos y le restregó su vientre al de él, haciendo movimientos circulares y de nuevo se besaron, esta vez, ella fue quien le introdujo su lengua y cuando lo hizo no pudo evitar que un gemido se le escapara de su garganta. 
Ella le esculcó toda la boca con su lengua dando un delicioso masaje en ciertas áreas de la cavidad bucal de Jorge, quien sintió que las piernas lo traicionaban, entonces, ella lo tomó de la mano y lo sacó de aquel concurrido lugar y de nuevo con oscilante caminar, la serpiente con su victima entre sus fauces se lo llevó, la extrajo del lugar para evitar que algún otro depredador se lo quitara. 
Con mucha habilidad lo llevó a un baño del lugar, eso fue, cómo si la serpiente lo llevará a un agujero o su madriguera y ahí lo introdujo, al hacerlo lo enrollo y lo apretó. Jorge quedó atrapado entre los anillos de la serpiente lujuriosa y lo apretó. 
Ambos ya adentro del baño, ella colocó el pasador para que nadie los interrumpiera y procedió con mucha ansiedad a quitarle el cincho, mientras que Jorge se extrajo su camiseta, dejando expuesto su pecho, ella lo saboreó y sin dejar de desabotonarle el pantalón y luego bajarle el zipper, quedando un calzoncillo blanco que no podía mantener a la erección de Jorge. 
Desiré, cómo una loca desesperada, de un tirón le bajó la frágil e intima pieza, ahora nada le impedía a Desiré saciar su hambre de hombre y se comió a su victima, la devoraba con mucha ansiedad; Jorge sufría de un enorme placer, Jorge estaba muriendo de placer, recibiendo el veneno de la víbora que le clavaba sus colmillos, el veneno entró en el torrente sanguíneo de Jorge dejándolo inmóvil. 
Ella hizo lo que deseó con la erección de Jorge, él sintió como estaba a punto de sufrir el más intenso orgasmo y retiró a Desiré, quien se negaba a dejar de succionar las delicias de Jorge, pero este luchó para sobrevivir y logró separar de su cuerpo a la serpiente que lo mordía, cuando lo hizo, se escuchó un sonido metálico, pues la succión era muy fuerte.
Jorge con tal de sobrevivir al mortal ataque, la lanzó contra el lavado del baño y ella quedó sentada sobre el enorme mueble del lavamanos y se rindió al sentir la fuerza de quien hace unos segundos fuera víctima mortalmente herido. 
Al sentir la fuerza de su victima, ella abrió sus hermosa piernas y lo envolvió entre ellas, de nuevo la lucha por escapar de aquellos fuertes anillos, los que casi le quitaban la vida por la constricción de enorme serpiente, pero ella fue aflojándolos cuando sintió, cómo Jorge buscando salvar su vida le besaba su entre pierna, dejando al descubierto la parte más sensible de quien lo tuvo a su merced hace unos instantes.
La lucha de poderes inició y la habilidosa lengua de Jorge le daba una prueba de su mismo deliciosos chocolate; ella se apoyaba con sus pies desnudos sobre el filo del amueblado del enorme lavamanos, mientras su larga melena castaña, topaba con el grifo, pues ella miraba para el cielo pidiendo misericordia, la cual no llegaba. Cuando Jorge sintió como el sabor de su sensible punto débil cambiaba de sabor, se incorporó y la tomó de sus firmes y redondeadas nalgas y la atrajo hacia él, al tenerla fuera del mueble, solamente agarrándose de los bordes del lavado, con cada pierna al lado y sus bellos y sensuales pies queriendo hacirse de algo para no resbalar y caer.
Jorge entró en ella, como antes lo hizo el mortal veneno de ella, este era como un bálsamo para ambos, como un antídoto del veneno que circulaba por las venas de Jorge. 
Jorge sabía que debía de luchar por entregarle a ella el mejor recuerdo e inició a penetrarla con fuerza y en vez en cuando, lo hacía delicadamente, ella era ahora quien moría ante su mirada atónita, quien para defenderse de las embestidas de Jorge, lo rodeo con sus piernas y lo juntó hacia ella, como deseando que Jorge entrara completamente en ella para así ahogarlo y después alimentarse del cadáver de la victima que luchaba por su vida. 
Ambos sintieron cuando les llegó la oleada final, ambos dejaron escuchar sus lamentos, mientras de sus cuerpos mutilados se escapaban líquidos, los cuales al unirse, neutralizaron la ponzoña que cada quien le entregaba a su oponente.
Despues de entregarse aquellos deliciosos líquidos, los dos quedaron desfallecidos ante el enfrentamiento de victima y victimario...

__ Claro, eres Desiré, creí conocerte. Disculpa, pero estas tan cambiada, estas bellísima, por eso no te conocí. Pero por favor, siéntate y acompáñame. Deseas algo de tomar. 
Jorge la acomodaba en su mesa, pues aquel lugar seguía abarrotado y haciendo una señal, estuvo con ellos un mesonero a quien le pidieron algo de tomar, el mesonero quien tambien deseó a tan bella mujer, les dijo.

__ En el acto señor. Con su permiso señorita.
__ Te vi y me dije: ¡Es Jorge! Por eso me acerqué. ¿No te molesta verdad? ¿No esperas a nadie o sí?
__ No Desiré, en todo caso, si esperara a alguien, ese alguien ya llegó.

Desiré sonrió después de escuchar las bellas palabras de quien fue su novio de juventud. Mientras quedaron en silencio, ambos se avergonzaron y a la vez, quisieron disimular el deseo que uno sentía por el otro. 
También se sintieron mal por los pensamientos y el deseo que sintieron cada uno por el otro. 

Horas más tarde, ya en el apartamento de Jorge y descansando sobre una enorme cama, tanto Desiré como Jorge, se contaban lo que había imaginado cada uno cuando se reencontraron, y esa platica los llevó al siguiente encuentro amoroso, el cual fue mucho mejor que el que recién habían tenido. 

Ambos se habían deseado a morir.

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