miércoles, 4 de enero de 2017

Mirando a las muchachas pasar


Parado en una esquina, mirando pasar a las muchachas estoy; a mi lado pasan: Morenas, trigueñas y rubias; altas, chaparritas, delgadas y gorditas. 

A cada una, con mis ojos les digo bellos versos los que no me atrevo a gritar. 

Las chicas se ven y son hermosas al caminar, mi corazón detrás de ellas se va, pero no las puedo alcanzar, pues son tantas, que me conformo con solo verlas felices a mi lado pasar.

Sigo aquí, no quiero el día termine, pues detrás de una, llega otra y la que viene es mucho más bella que la anterior.

Mi corazón se quiere detener, pero luego de un lapso late mucho más fuerte y la que en ese instante a mi lado recien pasó, la vida me devolvió, pues la anterior me la quitó y con ella se la llevó.

Me coloco de lado, de frente y no encuentro la pose que a una de ellas le robe el corazón. 

Pero lo sigo intentando, la verdad, no quiero que ninguna se enamore de mí, ni yo de ella, pues solo quiero verlas a mi lado felices caminar, solo quiero verlas desfilar.

Me digo; muy joven aun soy para entregar a una sola todo mi amor, seguro si con una me voy y ella se fija en mí, ya no podré ver a la que más tarde por aquí seguro pasarán. 

Es como un desfile de pasarela y le digo a mi corazón; de ninguna te debes enamorar, creo que me entendió, pues más fuerte me latió.

De esta esquina, un policía me quiere quitar; me dijo: O caminas, o te tendré que detener y tras las rejas te pondré, ahí te encerraré por sospechoso, podrías ser un mafioso ladrón

Le digo: No señor, acaso no las ve, mire y me dará la razón.

El policía agitando su bastón o macana se acomodó el gran pistolón y el sombrero a cada que una que pasa él se quita y tambien suspira.

Oye muchacho, si que tienes razón.

Al rato de que ambos ahí estamos, solo observando y suspirando, viendo pasar a un ejemplar mejor a cada minuto, algún parroquiano grita: ¡Qué me han robado... Policía ayuda por favor!

Mi compañero de esquina le grita y le responde a su llamado de auxilio: No molestes, no ves que ocupado estoy.

La patrulla de policía se detuvo frente a nosotros, mientras seguíamos suspirando y lanzando piropos a las trigueñas, rubias y preciosas, la patrulla le hace el llamado a su oficial, pero este le indica que esta en una importante y secreta misión.

La patrulla comprende y sigue su ruta. 

El policía y yo, seguimos disfrutando de aquel desfile de chicas que enamoradas, felices y alegres van.

El poli y yo las quisiéramos a todas conquistar, pero solo nos queda observarlas y desearlas, pues ninguno se atreve a entregar su amor a la que le sigue de la anterior, por miedo a que la que llegue luego sea más preciosa y mucho mejor que la anterior.

Ellas lo saben muy bien y con coquetería enfrente de nosotros van. 

Al pasar, de reojo ellas nos ven, el poli sigue agitando su bastón o macana y se acomoda el tremendo pistolón, pero solo es nerviosismo en él. 

Yo en mi mente sigo fabricando mil versos los que aun no me atrevo a gritar.

El día se empieza a nublar y sus colores blancos y celestes en grises se van convirtiendo, pero el desfile de bellas chicas nada ni nadie lo detiene.

Es tarde ya, ¿no crees? Me dice  mi amigo el del bastón y enorme pistolón. 

Le digo: Nunca vi nada mejor, mi corazón se quiere con una escapar, pero mi pecho engrilletado lo tengo, pues me podría traicionar. 

Es cierto, el mío tambien ya lo espocé, pues con la rubia se quiso de mí alejar. Yo le dije: Alto ahí, es un 4-54, ¿ya sabes?, la clave del polizón. 

Te comprendo mi poli, mira la que viene por ahí, ¿no es la mejor?

Ya lo creo mi amigo, pero no me arriesgaré, me lo dices para quedar solo en esta esquina, pero de aquí ya no me moveré, pediré que mi turno sea nocturno tambien, para tener segura esta maravillosa esquina mañana por la mañana.

El sol ya se murió y el desfile no termina aun, las rubias y morenas preciosas van, se me olvido hasta almorzar y la verdad no quiero ni cenar.

Bueno mi poli el día ya terminó, la noche ya llegó, me tengo que ir a mi casa, pues mis padres creen que en el cole estoy, pero para poder ver tanta muchacha pasear y por aquí caminar o mejor dicho desfilar, me tengo que capear. ¿Tu comprendes no es así? 

Claro amigo, te agradezco me pusieras en alerta. En este lugar jamás un policía habrá de faltar y ese siempre seré yo. Vete sin pena que esta esquina es nuestra ya.

El maravilloso desfile de muchachas por hoy terminó y tengo a mi casa que regresar, pero mañana temprano y sin falta aquí estaré, pues madrugaré, según mis padres al cole iré, pero dispuesto a disfrutar otro día más estaré... Solo mirando a las muchachas pasar.

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