viernes, 27 de enero de 2017

Tan Cerquita (las canciones de mi vida)


Tomando una taza de café, con mil dudas en sus pensamientos, no se lo podía creer, de pronto se dio cuenta de lo tonto que fue, se repitió.
__ Merezco la medalla de oro de los distraídos.
__ Es triste darse cuenta, cuando ya es tarde ¿no crees? Ven acompáñame, ya es la hora.

Le dijo su amigo, ambos se levantaron y caminaron con rumbo al compromiso que los esperaba, llegaron a la capilla, lugar en donde se encontraban los invitados y el novio, esperando por la novia, los chicos se colocaron al lado de las madrinas de boda de quien ya caminaba con su hermoso vestido blanco hacia el altar, en donde esperaban el novio, el cura y entre sus amigas y padrinos del novio, ellos, los que fueran sus mejores amigos desde que un día se conocieron en el primer grado.

Quien tenía mil dudas aun dando vueltas en su cabeza, la veía caminar hacia su futuro, mientras ella caminaba radiante hacia el altar, con una bella sonrisa, este la veía con una cara de tristeza y de desconsuelo, con las ganas de gritar a todos lo que le gritaban sus silencios, a la vez, se repetía con mucho dolor en su corazón.

__ Tan cerquita que te tuve y te perdí.

Su amigo, quien lo entendía por saber el por que se encontraba con esa tristeza que no sabía disimular, le colocó su mano en el hombro, como deseando pasarle fuerzas para soportar ese momento, un trago amargo para quien nunca pudo ver lo evidente. 
Mientras, ella seguía felizmente caminando sobre una alfombra roja con rumbo al altar, el chico sintió que su vista se le borró, él se extrajo los lentes que siempre usó y a sus ojos los sobó, pensando que era su visión la que le borraba la realidad, pero no era así, él, en pensamientos retrocedía en el tiempo, unos años atrás, pudo haber regresado hasta aquel primer día de clases, cuando los tres se conocieron y se hicieron amigos inseparables, pero eso no era importante pues, solo eran unos niños, retrocedió solo unos diez años en el tiempo y apareció en una de tantas tardes con ella, fueron muchas tardes, las que juntos estuvieron, a veces los tres, pero la mayor parte solo ellos dos, ella, quien era su mejor amiga, su confidente, siempre escuchó de su amigo las aventuras de sus historias amorosas, algunas de miles, de sus propias conquistas, las otras de sus conquistas fueron propiciadas por ella, a petición de él claro. 
Él nunca se dió cuenta de lo que su hermosa amiga sentía realmente por él, seguramente ese par de espejuelos no le permitieron ver su secreto, uno que se guardó desde el prime día que lo conoció, cuando al lado de su pupitre él se sentó, con el entusiasmo y miedo que da el primer día de clases, él observó a su alrededor y en seguida se encontró con una sonrisa que le dio la paz y la seguridad, le devolvió la confianza, que al retirarse su madre y dejarlo en aquel salón él sintió, desde ese instante, ella inició su historia de amor, una que siempre se guardó con la esperanza de que un día, él la descubriera y se contagiara con ese amor puro.

El tiempo pasó, crecieron y siguieron juntos, hasta el día en que se graduaron, mientras este tiempo transcurrió, a ella, su secreto le seguía creciendo más y más, pero él seguía ciego sin lograr ver lo que ella con esa mirada transparente le transmitía, el secreto que se asomaba por detrás de sus pupilas, un descuido que le costaba caro hoy día. 
Mientras, ellos se encontraban, este le contaba sus más íntimos secretos y cada vez que le comentaba algo de alguna de sus conquista, terminaba con esta frase.

__ ¿Y qué hago aquí coleccionando besos?
__ Si, tienes suerte con las chicas, lo único malo es que ellas tambien han coleccionado los tuyos, pues con ninguna has hallado el verdadero amor, ese que se siente en el alma, pero, ¿tú que sabes de eso? ¿Verdad?
__ pues, la verdad que así estoy bien, sin compromisos, sin atarme a nadie y si alguna coleccionó mis besos, esos nunca los olvidará.
__ De eso estoy segura.

Dijo la chica con un brillo en sus ojos y deseando ser parte de una de sus conquistas, deseaba tener uno solo de sus besos para recordarlo para siempre, pero ella seguía guardándose ese eterno amor, pero no de amiga, sino de mujer.

__ ¿Sabes? Me alegra tenerte como mi amiga, nada mejor que una confidente mujer, para conocer más de lo que les gusta a las chicas, eres lo mejor que me a pasado, tú me devolviste la fe, pues recuerdo cuando aquella, ¿la recuerdas? mi primera colgasón, la que me rompió el corazón. Si que me dejó perdido, sin confianza en mí, sin fe. Pero llegaste tú y me devolviste la fe, la confianza en mí.
__ Sí, lástima que no entendiste cuando te la devolví, como dices tú.
__ ¿A qué te refieres?
__ A nada en especial, a lo que dices, que recuperaste la fe y la confianza en ti y mira en lo que te convertiste, en un verdadero Don Juan, uno que no le interesa para nada el amor, solo sumar y sumar más conquistas.
__ Bueno, la verdad que si desearía enamorarme, pero no he encontrado a la indicada, tú sabes a lo que me refiero. Además, tú que me dices, si tampoco te has enamorado, es más, han sido tan pocos los chicos que has tenido, ¿que estas esperando eh?, cuando sientas te dejará el tren.
__ Creo que el tren en el que me gustaría viajar por el resto de mi vida, ya me dejó.
__ Jajaja, esa estuvo buena. Mira la hora que es, bueno amiga, te dejo, pues tocará coleccionar un nuevo beso.

Él se acercó a su mejor amiga, al hacerlo estuvo tan cerquita como siempre, vio a sus ojos y en ellos creyó ver una luz mágica, algo especial, pero como siempre, su corazón cerró las puertas y no vio más nada que eso, un par de bellos ojos, beso su mejía y se largó; ella se quedó ahí observándolo alejarse, con mil suspiros guardados en su pecho, con una rabia por no poder ser más evidente, pero...

__ Es un ciego, acaso no logra ver lo que siento por él, algo que me guardo desde el día en que a mi lado se sentó.

Se repitió con rabia, con un desconsuelo, con una envidia por la que hoy disfrutaría de sus besos, unos que hace mucho deseaba estrenar, aunque fuera por amistad o por lástima, eso a ella no le importaría. 

Despues de un buen rato recriminándose, se levantó y en su casa entró, subió hasta su habitación para seguir la lectura de centenares de libros, como si su habitación fuera una biblioteca, cada que se encontraba con una frase, veía los signos de interrogación y estos le traían a la mente; ¿por qué no se da cuenta lo que siento por él?, pero él solo ve en mí una amiga... ¡Tonto!, deberían de darle una medalla de oro por despistado, por distraído, por poco observador, por no ver lo que con mis ojos no se fingir. 
Así le llegaba la noche y se acercaba a su ventana y observaba la luna, pasaba así un largo rato, soñando las historias que leía, en donde los protagonistas eran; ella y él, así pasaba horas colgada de la luna.

Todo esto tenía al chico retraído con sus recuerdos, en ese instante, cuando ya ella estaba a un paso para llegar al altar y ser entregada por su padre a quien sí, logró ver por atrás de sus pupilas y que en ellos vio lo hermoso del amor que ella guardó por mucho tiempo por su amigo hasta que se apareció quien ahora la desposaría. Pues, ella al darse cuenta que nunca su amigo se percataría de su amor por él, de que estaba perdiendo su tiempo y que este pasaba y le advertía que se quedaría sola con aquel utópico romance que solo ella tenía, fue que conoció al chico que parado y con una mirada extasiada y enamorada la esperaba en el altar, ella se dio una oportunidad y en él encontró lo que tanto ansió y nunca consiguió con su mejor amigo. 

Este se dio cuenta, del brillo que ella llevaba en su mirada mientras avanzaba hacia el altar, entonces comprendió que ella siempre estuvo enamorada de él, sintió una profunda tristeza al darse por enterado que lo que a veces vio y no entendió fue un bello y real amor de ella por él.

__ ¡Maldición!, ¡cómo no lo vi, tan cerquita que la tuve y la perdí!, ¡soy un perfecto idiota!, uno que siempre estuvo coleccionando amor, y ahora estoy muriendo por gritarle lo que gritan mis silencios, si ahora ella viera en mis ojos, vería lo que ahora siento por ella, justo ahora que ya es tarde, que tonto fui, tan cerquita que te tuve y te perdí.

El sacerdote dijo:

__ En el nombre del Padre...

Esta frase lo regresó a su triste presente y con mucho dolor en su corazón, el que tuvo las puertas cerradas para ese amor. Escuchó la misa sin despegar por un solo segundo la mirada en la hermosa y tierna carita de su amiga.

__ Qué linda que se ve, si que es hermosa, una mujer bella, una que toda una vida la tuve enfrente de mí, ahora sé que estuvo todo ese tiempo enamorada de mí y yo nunca lo vi, tonto de mí, yo hablándole de mi colección de besos, una colección tan larga que cambiaría por uno solo de ella.

Esto pensaba el decepcionado chico, cuando escuchó que el sacerdote dijo:

__ Podéis ir en paz, la Santa Misa a terminado.

La novia, su amiga de toda la vida, salía muy feliz del brazo del ahora su esposo, ella, mientras caminaba se le veía muy feliz, no evitó ver a sus amigos de infancia, y con mucha cariño con ellos se sonrió, ellos le devolvieron otra igual, pero solo una de las dos fue sincera, la otra fue disimulada, con las ganas de gritarle lo que le gritaban sus silencios. Se repitió:

__ Tan cerquita que te tuve y te perdí. Lo que fue ya no será.

Una vez en el salón de la recepción, ambos amigos se encontraban bailando, el chico a quien ahora por detrás de sus pupilas se acercaba su secreto, uno que ella ya no lograba ver, que además no deseaba ver, uno que ya era tarde para ver.

__ Te ves muy linda, ¿eres feliz?
__ Sí, nunca pensé que sería tan feliz, por fin mi eterno amor encontró quien le entregara otro igual.
__ Entiendo lo que me dices.
__ Y, (dijo ella para cambiar de tema) hay chicas hermosas en la fiesta, ¿estas listo para seguir coleccionado más besos?
__ ¡Ah!.. Sí... Claro... Ya sabes, las mañas no se pierden, ya son muchos, pero unos más no caen mal, hasta que logre encontrar un amor cómo... 
__ Bueno, ahora bailaré con nuestro mejor amigo. (Lo interrumpió)
__ Claro, ve.

Él se dirigió hasta la mesa y pidió un trago, comiéndoselo estaba, cuando regresó su otro mejor amigo.

__ Muchas nenas lindas ¿no crees? ¿Qué dices, seguirás coleccionando besos? Por qué yo sí.
__ No, ve tú, esta noche todas estas linduras son tuyas.
__ Bueno amigo, ya lo que no fue, ya no será, así que no te dejes perder la fe, pues ya no habrá quien te la regrese. Lo siento mucho amigo, pero era tan evidente lo que nunca lograste ver.

La fiesta continuo y el chico solo observó, con la mirada como colgando de la luna a sus amigos disfrutando de una maravillosa noche, hasta que los novios se fueron a disfrutar de su luna de miel.
El chico al verla salir con su ahora esposo, dijo.

__ Adiós mi amor, que seas muy feliz, lo tienes bien merecido. Y se repitió. 
__ Tan cerquita que te tuve y te perdí...


                                          El Fin


Inspirada en la canción: Tan cerquita. De: Raúl Alejandro Escajadillo Peña (Aleks Syntex) y Raúl Ornelas
HIstoria de: R.A. Escajadillo Peña. R. Ornelas y S. Raga.







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