jueves, 16 de febrero de 2017

Tropecé de nuevo y con la misma piedra.


Caminé de nuevo por un camino que un día me juré jamás volvería a andar, me asombré cuando contigo me encontré, había pasado ya tanto tiempo, nunca lo imaginé, que aun estarías en el mismo lugar, paralizado después ahí quedé. 

Al sentirte, de inmediato todo lo recordé, cómo si fuere ayer, las imágenes regresaron a mi mente, clarito que lo vi. 

Miedo sentí, deseé retroceder y regresar por donde al lugar llegué, pero para entonces tarde fue. 

Bien recuerdo cuando me juré, no regresar al mismo lugar y menos, al hacerlo encontrarte de nuevo y justo en el mismo lugar. 
¡Sí aquí fue!, eso lo tengo claro, tú ahí y yo aquí, cómo la primera vez, rendido de nuevo ante ti. 

¡Maldición! Me repetí, tonto que fui, si ya me habías hecho caer un día, ni la experiencia adquirida me sirvió de nada, encontrarme contigo mágico fue; lo comparo cómo si me encontrará de nuevo con aquella bella mujer que un día me hizo al suelo caer. 

Fue, por su belleza, por ser casi una realeza: Ahora me digo, que en estas cuestiones nunca habré de aprender, ni la mayor de las experiencias me ayudará. Si tienes que caer una y otra vez así sucederá. 

¡Maldita mi suerte!, atreverme a entrar en este camino, el que una vez me vio mordiendo el polvo, seguramente ahora de mí, otra vez te ríes, como lo hiciste la primera vez. 

Yo te vi esa vez, cuando caía sin voluntad y lo mismo veo hoy, ¡tonto de mí!, por qué no tuve que aprender de aquella primera vez. Eso del amor, es tal cual, a muchos nos habrá pasado pero no como yo hoy aquí, con la misma; ¡que burrada! no me lo perdonaré, jamás lo haré, nunca lo superaré. 

Yo que un día, cuando mordiendo polvo me dejaste me juré que jamás volvería a esto a suceder, pero a malvada, me lo has hecho de nuevo y la culpa no es tuya, es solo mía. 

Cómo podría imaginar que volvería a perder, eso era como decir, uno entre cien que me sucediera a mí otra vez. Como esta vez, hincado estoy de nuevo ante ti. 

Satisfecha seguro estas, me has doblado de nuevo las rodillas, parece que de nuevo te pido perdón, eres buena, lo debo de aceptar, pero seguro nunca aprenderé. 

Si un día regreso por aquí, aunque tome mis precauciones, seguro de nuevo caeré, no me lo puedo aun creer y aunque venga muy avispado, seguro de mí, colocando con aplomo cada pie, seguro que de nuevo caeré.  Lo mejor e inteligente, sería nunca más regresar. 

En cuestiones de amor, es esto siempre igual, tropezar una y otra vez, ¿pero con la misma?, jaja, mejor me río y lo hago de mí, pues tonto sería llorar, mejor será aceptar, que de nuevo me has hecho caer, me has hecho ceder a tú voluntad. Yo tan seguro y tan grande, ante tan pequeña vine a zozobrar. 

Juró, que cuando al camino entré, todo recordé, te busqué con desesperación, pero no te vi hasta que ya era demasiado tarde, si que eres buena para hacer caer a un experimentado hombre como ahora yo soy.

De haberlo sabido, ni me lo pienso y ni regreso, pero me dije; no puede ser que me suceda otra vez.

Ya muchos caminos he caminado desde ese día, tan desconcertado estoy, que no me lo imaginé y en él me adentré, seguramente como un juguete soy, como muchos a los que hasta aquí habrán llegado, seguro como a mí lo has hecho caer. Y lo disfrutas con verlos morder el polvo como ahora lo hago de nuevo yo. 

Me preguntó; ¿cuantos incautos has hecho al suelo caer?, si que eres buena, lo debo reconocer, sigue como estás ahora, disfrutándolo. Un día hace tiempo ya estuviste disfrutando verme de rodillas y tratando de levantarme del golpe que por tu culpa me llevé, si que eres buena lo dije y lo repito, lo he de reconocer.

Experta ya eres en este juego, ver a muchos tirados y rodando a tus pies, valga la expresión, de que otra manera lo podría definir para que, quien me escucha me comprenda la descripción.

No sé si fue una trampa o de nuevo como la primera vez, todo fue una maldita casualidad, nada premeditado, solo simplemente, sucedió, yo en ese entonces me dije; ya aprendí mi lección, nunca volverá a suceder y debo de reconocerlo, que jamás antes, después de aquel nuestro encuentro me pasó. 

Diría que soy para ti una diversión, debo ser como un juguete y hasta tal vez, ya una colección, dí y sé sincera, ¿a cuantos cómo a mí has hecho tropezar y los has visto caer?, si que lo disfrutarás, pues quien una vez lo prueba y lo disfruta, ya nada la puede detener. Sé que seguirás asi con uno y con otro. 

Ahora, aun aquí y arrodillado, me digo; ¿habré sido el primero? ¿conmigo te adictaste y tanto lo disfrutaste? que desde aquella caída ya no dejas a nadie por aquí pasar sin meterle zancadilla y de nuevo aclaro, valga la expresión, pues viene al caso, aunque no es lo definitivo y correcto, por ser de otra cosa de la que te hablo, pero queda como anillo al dedo, eso ni que no. 

Tropecé de nuevo y al suelo caí, comiendo polvo ahora me tienes ante ti, además de que aun estoy de rodillas sin poder levantarme. 

Tropecé de nuevo y con el mismo condenado pie y tambien, ahora lo digo y sin censura ni premura, mucho menos vergüenza, pues nadie ahora me ve. Y es que fue con la misma condenada piedra. 

Desgraciada piedra, no superas el tamaño de misero piedrín, pero bien que me has deslizado y al suelo vine a dar. 

Por eso, tropecé de nuevo y con la misma condenada piedra, literalmente lo digo, eso me sucedió. 
Maldición y ahora lo recuerdo bien, que también fue con el mismo pie. 

Condenada piedra, al río ahora te lanzaré, ya no harás daño a nadie, a nadie lo harás de nuevo tropezar. 
Un día juro volveré y espero caminar tranquilo por este mismo lugar.





No hay comentarios.:

Publicar un comentario