viernes, 24 de marzo de 2017

Tú decoras mi vida.


Lienzo en blanco, sin saber que pintar, ya había pintado tanto que deseaba pintar algo trascendental, algo que me llenara de orgullo, no que me diera un premio, ni un titulo, era algo que buscaba para mí, ansiaba pintar algo que solamente tuviera sentido para mí, que llenara mi vida, una que estaba vacía, en blanco, cómo el lienzo que llevaba días frente a mí, sin un color que me diera el pincelazo de partida, un trazo que me dejara ver una obra de arte. 

Pasaba horas enteras frente a esa tela en blanco, recorría mis recuerdos, desde que tengo memoria y nada me inspiraba, y el lienzo seguía en blanco, sobre mi paleta, mil colores esperando por ser estrenados, mil combinaciones posibles, pero nada me inspiraba, nada que me animaba, me repetía; seguiré esperando por mi inspiración, pero esta quien sabe por donde andaba, en donde se encontraba. 

A veces salía a la calle, lugares por donde un día fui feliz, me sentaba y recreaba en mi mente todas aquellas alegrías, pero a mí nada me encendía, nada que me llegaba la inspiración que yo buscaba y eso me desesperaba. 

Un día desempolvé mis obras anteriores, me trajeron lindos recuerdos, recree cuando las pinté, fueron momentos lindos que estaban plasmados en ellos, pero al verlos, más me acongojé, pues, me percaté que ninguna hoy causaba nada en mí, solo eran lindos recuerdos, colores que en su momento fueron fuertes, combinaciones que creí perfectas, pero que hoy palidecían, las combinaciones eran obsoletas no transmitían nada. 
Entonces, seguí en la búsqueda de algo que me diera la inspiración para lo que sería al menos para mí, mi obra de arte. 

Otro día más, y nada, me asomé a mi ventana, estaba sobre el segundo nivel, arriba de mi cuarto, una buhardilla, lugar en donde guardaba mis pertenencias, una chica ventana la abrí, esta rechinó, me dije; más tarde la aceitaré, sentí una fresca brisa que entró por ella, yo la disfruté, luego colocando mis brazos en cruz sobre la chica ventana me recosté, solamente a observar lo que afuera había. 
Por debajo de mí, el jardín de mi madre y en él, ella podando sus rosales y otras plantas más que adornaban y decoraban nuestra casa, sí que era lindo ese jardín, me dije; mi madre encontró su inspiración y en sus coloridas flores tiene la armonía que yo busco, pero la inspiración no me llega.

Seguí justo ahí, por afuera de los linderos de nuestra casa, justo al otro lado del jardín, apareció mi inspiración, lo que tanto esperé, por fin lo tenía frente a mí, amalgama de colores, las mejores curvas, las mejores líneas. 

Aquella imagen llenaron mi corazón de armonía, de coloridas combinaciones, de música, todo en una sola imagen. 
No podía dejar de mirarla, me preguntaba; de dónde había salido, era la primera vez que la veía, me repetí; dónde estuvo toda mi vida. 
La seguí con mi mirada mientras caminaba, cuando viró por la esquina, bajé de mi estudio, corriendo salí y por la calle me aventuré, pues como dejar pasar lo que tanto tiempo esperé y que por fin lo encontré. Al llegar a la esquina, ante mí, ella que ya volvía, se detuvo un poco inquieta, pues casi la atropello.

_¡Cuidado!
_Mil disculpas.
_¿Qué sucede contigo, casi me embistes?
_Aunque no lo creas, iba detrás de ti, corría por miedo a no encontrarte. -ella sonrió-
_Lo digo en serio, tú eres la inspiración que busco desde hace días para crear mi obra de arte.
_¿De qué me hablas? no te comprendo. -yo sonreí y me dije; qué sabe ella de lo que hablo-
_No me hagas caso. Soy Heriberto.
_Yo me llamo Cristina. Y soy nueva en el vecindario.
_Bienvenida.

Regresamos y caminamos para su casa, al pasar frente a la mía, le indiqué que vivía allí, le señalé hacía la ventana de la buhardilla y le dije.

_Ahí estaba esperando por mi inspiración y fue cuando pasaste, baje de prisa y te seguí por temor a perderte, fue cuando nos encontramos.
_¿En serio? ¿No tratarás de impresionarme nada más? Pues, a cada quien se les ocurre cada historia para que una se interese en ustedes.
_Te juro que te digo la verdad. ¿Te gustaría ser mi inspiración? ¿Te gustaría decorar mi vida?
_¡Wao! tú si que sabes como pedir las cosas. Claro, por qué no.

Al siguiente día, ella estaba sentada frente a mí y en mi lienzo en blanco por días, se trazaban las primeras líneas, luego los primeros colores, más tarde las combinaciones perfectas, para luego de casi un mes después; ambos sentados sobre la verde y fresca grama del jardín de mi madre, ahí nos encontrábamos sentados con una manta sobre nuestras espaldas observando el cielo y sus estrellas, colocando nombres a cada una de ellas. 

El amor y la inspiración me llegaron juntos, cómo debería de llegar a cada corazón; inspiración y amor van de la mano, pues así se crean las obras de arte, de un corazón inspirado y enamorado.

Con el paso del tiempo, aquel lienzo que esperó por días y días ser decorado, aun se mantenía como yo pensé en ese tiempo, con sus vívidos coloridos, trazos perfectos, combinación perfecta, para los mejores colores jamás por artista utilizados. 

Hoy, después de tantos años los sigo observando y aun los veo como si lo hubiera pintado apenas ayer, ella me llega por detrás y me abraza y al hacerlo me pregunta.

_¿Qué tanto ves en esa vieja pintura?
_Veo a quien decoró y aun decora mi vida.

Ella sonríe y me besa, y además me dice.

_Me encanta escucharte decir eso, creo que nunca me cansaré de oírlo. Pues, tú tambien has decorado la mía. 

Hoy día, tengo otro lienzo frente a mí, pero no soy yo quien lo pinta, es un artista contratado por mí, claro, bajo mi supervisión, este tiene amontonado varios lienzos echados a perder, pues soy muy exigente, porque quiero que tambien perdure con el tiempo, pues en él apareceremos: Ella y mis dos hijos. 

Este cuadro decorará nuestro hogar. Y quiero que tampoco nunca pierda su color, armonía y amor.







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