jueves, 27 de abril de 2017

Ella, mi Correcaminos. Yo, su Coyote.

Te vi sentada ahí frente a mí, no te conocí, tú me observabas, 
lo hacías atentamente, sin pestañar, pareciera que si lo hacías 
perderías, yo seguía ahí sin darme cuenta, alguna vez recuerdo 
que te vi parada coqueteando, casi modelando, te peinabas 
y luego te despeinabas, te pintabas, luego la acetona me mareaba, 
pero seguía sin ver lo evidente, para mí, seguías siendo la niña insolente, 
la que te saca de tus casillas, con la que jamás podrías imaginar 
estar ni un solo día, no sabía lo que tú veías en mí, mientras 
seguía ahí sentado y tú ahí enfrente. 

Me llegaba la hora de entrar, me llamaba la televisión, yo me entraba 
y entonces te me acercabas, me invitabas a ver mi programa en mi televisor, 
en mi sala y hasta ibas al comedor, tomabas de la alacena alguna golosina, 
regresabas con ella y la colocabas sobre tus piernas, me invitabas a comer 
de mis golosinas, yo las recibía sin dejar de ver mi programa, 
eran; las aventuras animadas de ayer y hoy, yo atento a lo que le pasaba 
al viejo Coyote, tú me decías odio a ese Correcaminos, quisiera que se lo coma 
el pobre Coyote, yo te veía con el seño en V. 

Cómo era posible que esta dijera tal cosa, acaso está loca, luego yo reía 
al ver lo que le pasaba al viejo Coyote, admiraba a esa empresa Acme
mientras ella me insistía con que dicha empresa no existía, yo de nuevo 
la veía con la misma letra V en mi frente. 

Niña insolente, por qué no juega con sus muñecas, pero prefería jugar 
con mis carros de colección, esa era mi obsesión. 

Al día siguiente, yo sentado y ella ahí enfrente, me gritó; mañana me iré 
contigo al colegio, ya le dije a mi madre y me dijo que estaba muy bien, 
nos iremos caminando y tomados de la mano, no es fenomenal, nos verán y 
creerán que somos novios. en mi frente la odiosa V. 

Y así fue, camino al colegio y ella a mi lado, tomada de mi mano, 
yo enfurecido por ver a mis amigos con la misma V en sus frentes, 
qué hacía esa niña entre nosotros, los miembros de una manada de machos, 
alguien dijo; vieron la explosión que le dieron al Coyote. Ella respondió y dijo, 
sí, lo vimos y juntos; no es cierto. 

Yo dije así es, ya saben con la V en mi frente. Además ella agregó, saben que 
ya esta a la venta la nueva Barbie. Guácala, dijo el más indecente, 
mientras el resto seguíamos con nuestra V en la frente. 

Al llegar al colegio entramos y corrimos para sentarnos enfrente, 
ella estaba justo adelante, enfrente a la señorita y a su lado su mochila,
al verme, me gritó; ven te guarde este lugar, anda y siéntate, escucharemos 
y repasaremos las matemáticas. Ella si que era inteligente, no puedo decir que no, 
pues, muchas veces me ayudó con esa materia, para la cual yo era un completo burro, 
no me entraba ni con manzanas, menos con otras frutas. 

Sonó el recreo, salí huyendo a esconderme con mis amigos, con ellos, corríamos 
detrás de una pelota, nos creíamos que eramos Messi, pero ella nos resultó 
un Cristiano y anotó lindos goles, pero nadie se los celebró. 
Ella era hasta en esto la mejor. 

De regreso a la casa, me adelanté, la dejé olvidada, pero por detrás de mí, ella gritaba, 
oye no te olvides de mí, y como era la mejor atleta por más que corrí siempre 
me dio alcance. Ella como si nada y yo que agonizaba y vomitaba, sin aliento 
y tosiendo ella me ofreció darme aliento de boca a boca y de nuevo casi vomito.

Ya pasó mucho tiempo de aquello, ahora yo me mantengo frente a su casa 
esperando que salga para verla, pero ella nunca se aparece, me lo merezco, 
por todo el desprecio que de mi recibió, no era yo, eran mi carencia de hormonas, 
unas que le llegaron primero a ella, y en una linda mujer la convirtieron,
pero eso no lo vi hasta hoy, pero para ella, yo ya no existo, de mi se olvidó, 
mis amigos y yo, ahora somos como el viejo Coyote por detrás de ella, el Correcaminos
Pero nunca nadie le dio alcance.



Un cuento tomado del libro: "Historias de un adolescente Tímido". De: Sergio Raga.





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