lunes, 24 de abril de 2017

Sailing (erotismo light)


Sailing (erotismo light)

Salgo del puerto Boca, con rumbo hacia los cayos: Oídos, estos me invitan a tomar un nuevo rumbo, la corriente me arrastra hacia tu Cuello, fuertes vientos y corrientes que hacen navegar fuertemente
hasta hacerme naufragar en dos islotes, dos elevaciones volcánicas y gemelas, de nombre Senos. En los cuales, descanso por un largo rato y me alimento en ellos. Lo que queda de mi embarcación me espera entre las dos bellas islas, mientras descanso y observo el resto de mi viaje; un océano enorme sin olas, que por momentos se ve 
apaciguado y por otros se observan elevaciones y agitaciones, pero no tormentosas, solamente me invitan a seguir navegándolas, seguir mi travesía. Salgo de entre estas dos bellas islas que me han dado mucho placer y doy inicio a una intrigante pero excitante travesía.
Elevo mi ancla y suelto las velas, esperándo que el viento me lleve a través de él, mientras lo conquisto, lo conozco, siento cómo las aguas se agitan, se elevan, escucho sus palpitaciones, sus agitado sonidos como gemidos que me fascina oírlos, que me motivan e invitan a seguir más hacia el sur sobre este lindo océano ahora tan caliente y convulsivo, uno que recién estoy estrenando y conquistando. Viajo por mucho y por un buen rato sobre él, mi quilla acaricia tus ahora agitadas y saladas aguas, veo cómo de ti brotan pequeñas burbujas como sudor a mi paso y estas se agitan cada vez más y más, estoy por llegar a mi destino final.
¿Qué es eso? una hendidura que atrae mi curiosidad, parece un pequeño remolino, veo mi mapa y aparece su nombre: Ombligo. Me aventuro a él, lo disfruto, este me atrae hacía él, tengo cuidado de ser fino, pues los movimientos aquí son más fuertes, son más agitados, caudalosos, escucho los mismo sonidos que se asemejan a gemidos, los que ya escuché en las islas gemelas, pero ahora son mucho más fuerte y los movimientos son más violentos y más fuertes también, saldré en un santiamén. Al salir de aquel lindo remolino, que me detuvo y me atrapó con sus cálidas corrientes, me encuentro con dos vertientes y entre ellas hay una linda isla, con un monte en ella, le llamé: monte Venus por el planeta que está justo sobre ella; otra pequeña elevación, no tan prominente, pero es tan alucinante, que me da miedo de adentrarme en ella, quizá no pueda ya salir de allí. Antes debo tomar una decisión, dirigirme directo a ella o a cual
de las dos vertientes debo ir primero, son idénticas que no importaría si tomo a la izquierda o a la derecha, me iré por la izquierda y regresaré por la derecha.
Dirijo el timón hacía ahí, estas tiemblan mucho a mi paso por aquí, no se quedan quietas, hacen que casi me salga de mi ruta. 
Llego hasta el final, allí esperaré justo donde se unan las dos vertientes,
en ese breve momento pasaré a la otra, debo estar atento, pues esto sucede rápidamente y por breves instantes; ahí viene, paso de una a la otra. Creo según mi mapa, que a estas terminaciones se les conoce como golfos de nombre: Pies. Las vertientes por la que descendí y ahora retorno y ascuendo llevan por nombre: Piernas. Una vez más esos temblores, esas corrientes frenéticas que casi me hacen perder el control de mi nave. Ya diviso al fondo esa cuenca, con esa elevación, que cosa más ardiente y bella, es algo que me atrae tanto, justo como atraerá un canto de sirenas; sin querer, voy con rumbo hacia ella, me espera con ansias, eso creo, pues, pareciera que tiene vida, me acercó y no tengo el control de mi nave, nada me detiene, es un lugar peligroso, pero a la vez me atrae de una manera que no logro explicar, pienso que si me detengo en ella ya no saldré de ahí, pero ya he perdido mi timón y mis velas se han rasgado, los fuertes vientos ya no me permitirán regresar al puerto Boca.
Pierdo el control, voy con rumbo a ese lindo lugar.
Aquí estoy, mi nave se ha dañado, mi quilla a encallado en este lugar
he atracado y entrado y estoy atrapado y una vez adentro no quiero de aquí salir, es húmedo y caliente, quema pero no daña mi piel 
aquí quiero residir, creo que aquí me gustaría vivir y hasta aquí me gustaría morir. Ya no tengo nave para huir, aquí encuentro aguas que sacian mi sed, se escuchan sonidos de satisfacción, creo que mi travesía llegó a su final, creo que aquí acabaré; aquí terminé.
SergioRaga
Tomado de mi libro: Poesía de Erotismo Ligth.

Salgo del puerto Boca, con rumbo hacia los cayos Orejas, 
estos me invitan a tomar un camino, la corriente me arrastra por 
El Cuello, fuertes vientos y corrientes que hacen navegar fuertemente,
hasta hacerme llegar a dos islotes, elevaciones volcánicas, gemelas, de 
nombre Senos. En lasa cuales, descanso por un largo rato, 
me alimento en ellas, mi embarcación descansa entre las dos bellas islas, 
descanso y observo el resto de mi viaje, un mar enorme sin olas, 
se ve apaciguado por momentos se observan elevaciones, agitaciones, 
pero no tormentosas solamente que me invitan a ser navegadas, 
salgo de entre estas dos bellas islas que me han dado mucho placer, 
y doy inicio una intrigante pero excitante travesía. 
Elevo mi ancla y suelto las velas, esperando que el viento me lleve 
a través de él, mientras lo conquisto, lo conozco, siento 
cómo las aguas se agitan, se elevan, escucho sus palpitaciones,
su agitado sonido, que me fascina tanto, que me motivan a seguir 
más hacia el sur, en este lindo océano, uno que recién conquisto.
Viajo por mucho, por un buen rato sobre él, mi quilla acaricia sus 
aguas, ahora saladas, veo cómo brotan pequeñas burbujas a mi paso
y estas se agitan cada vez más. 
¿Qué es eso? una hendidura que atrae mi curiosidad, 
parece un pequeño remolino, veo mi mapa y su nombre:
Ombligo. 
Me aventuro a él, lo disfruto, este me atrae hacía él, tengo 
cuidado de ser fino, pues los movimientos aquí son más fuertes,
son más agitados, caudalosos, escucho los mismo sonidos 
que escuché en las islas gemelas, pero ahora es mucho más fuerte, 
los movimientos son más violentos, más fuertes también, 
al salir de aquel lindo remolino, que me detuvo y me atrapó 
con sus corrientes, me encuentro con dos vertientes, entre
ellas hay una linda isla, con un monte en ella, otra elevación 
no tan prominente, pero es tan alucinante, que me da miedo 
Antes debo tomar una decisión, dirigirme a ella, o a cual 
de las dos vertientes debo ir, son idénticas que no importa 
si tomo la izquierda o la derecha, me iré por la izquierda, 
y regresaré por la derecha. 
Dirijo el timón hacía ahí, estas tiemblan mucho a mi paso por aquí, 
no se quedan quietas, hacen que casi me salga de mi ruta, 
llego hasta el final, allí esperaré a que se unan las dos vertientes, 
en ese breve momento debo de pasar a la otra, debo estar atento, 
pues esto sucede rápidamente y por breves instantes, ahí viene
paso de uno al otro, creo según mi mapa, que a estas terminaciones 
se les conoce como golfos de nombre: Pies.
Las vertientes por la que descendí y ahora retorno, 
llevan por nombre: Piernas.
Una vez más, esos temblores, esas corrientes frenéticas que casi me 
hacen perder el control de mi nave. 
Ya diviso al fondo esa cuenca, con esa elevación, es bella, 
es algo que me atrae tanto, como atraerá un canto de sirenas, 
sin querer, voy con rumbo hacia ella, me espera con ansias, 
eso creo, pues, pareciera que tiene vida, me acercó y no tengo control
de mi nave, estoy que nada me detiene, es un lugar peligroso, 
pero a la vez me atrae de una manera que no logro explicar, 
pienso que si me detengo en ella ya no saldré de ahí, 
pero ya he perdido mi timón, y mis velas se han rasgado, 
los fuertes vientos ya no me permitirán regresar al puerto Boca. 
Pierdo el control, voy con rumbo a ese lindo lugar. 
Aquí estoy, mi nave se ha dañado, mi quilla a encallado, en este lugar 
he atracado y entrado, y una vez adentro no quiero salir, 
aquí quiero residir, creo que aquí me gustaría vivir, 
aquí me gustaría morir. 
Ya no tengo nave para huir, aquí encuentro aguas que sacian mi sed, 
se escuchan sonidos de satisfacción, creo que mi travesía llegó a su final, 
creo que aquí acabaré, aquí terminé.




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