jueves, 29 de junio de 2017

Aún ahora lo recuerdo


Aún ahora te sueño, recuerdo nuestras tardes de amor frente a la chimenea, una botella de vino, un par de copas desilusionadas y despreciadas, pues el vino lo bebíamos directamente de nuestra piel.

Aún recuerdo, los momentos de ilusión observando el reloj en la pared, para nuestro encuentro, en nuestro lugar secreto, lugar celestino para nuestros encuentros de amor clandestinos, los mejores días de nuestras vidas.

Aún recuerdo cuando éramos dos personas solitarias que vagaban por este mundo sin vida, en busca de nuestro amor, recuerdo cuando el destino nos unió, fue un momento que jamás olvidaré, por que lo llevo en mi corazón y mi mente me lo recuerda en cada instante, fue maravilloso ver tu carita de asombro cuando te dije hola, no sabías que decir, pues, nadie antes de mí te habló, lo mismo a mí me sucedió.

Aún recuerdo que después de aquel insignificante hola, nuestros ojos brillaron más fuerte que el sol, nuestro corazón se aceleró, nuestras mejías se encendieron nos llegó un calor que jamás antes sentimos, eso nos causó tremenda emoción que antes de responder el hola, reímos como locos y nerviosamente luego respondiste hola, así empezó esto que aún recuerdo y que cuando lo hago se ruboriza mi piel.

Aún recuerdo que después de aquel sencillo hola, caminamos por la calle sin saber hacía donde nos llevaba aquel camino, esa tarde fue tan corta y hermosa, al caer la tarde y acechar la noche, nos despedimos sin saber aún si nos veríamos otro día, cómo saberlo si era la primera vez, ninguno sabía que decir, si solo un adiós y todo llegaría a su final, pero fuiste tú quien preguntó; te veré mañana, yo sentí que las estrellas del cielo se me vinieron encima, respondí; claro que sí, te parece que sea aquí.

Aún puedo recordar que reímos otra vez como un par de locos, pero era de felicidad, por fin nuestra soledad era desterrada de nuestra piel, esa noche fue la más larga noche de mi vida y al día siguiente era uno muy brillante y esperaba con ansiedad a que el reloj me diera el banderazo de salida en tu búsqueda, a nuestro encuentro.

Aún recuerdo que al llegar al mismo lugar, me encontré con la nada, esa tarde sufrí, esperé hasta que de nuevo me llegó la noche y esta vez las estrellas se cayeron, pero cayeron a mis pies, las pisotee de rabia porque mi soledad que quedo perdida por ahí regresaba a mí. Regresé a mi casa, preguntándome; ¿qué pasó, me engañó, se burló? Así pasé la noche sin lograr dormir.

Aún recuerdo que a la mañana siguiente el sol por mi ventana entró, me iluminó y me dio calor, pero yo solo frío sentía, la mañana pasó, me llegó la tarde y el reloj de pared me dio el banderazo de partida otra vez, lo pensé, me dije; ¿debo ir, de pronto y hoy si llega?, salí al mismo lugar.

Aún recuerdo que al llegar ahí estabas, con el rostro pálido y el pecho asustado, pensando; ¿vendrá? cuando me viste llegar corriste y a mis brazos te lanzaste como quien ve un salvavidas en medio del océano, nos besamos y supimos que seríamos felices, que las dos personas solitarias habían encontrado a quien llenaría su vida.

Aún recuerdo que caminamos otra vez, esta vez lo hicimos abrazados y cuando nos era posible un beso para confirmar que aquello no era un sueño, así empezó nuestra historia, así empezó lo que hoy es grande y que aún tenemos, nos tenemos el uno al otro. Es maravilloso.

Aún recuerdo cuando nos entregamos lo mejor del amor, nunca antes había visto una mujer desnuda, ni en revistas, quedé asombrado, imaginando que no había visto nada más bello en mi vida, eras linda, mucho más de lo que con ropa antes te vi, en tu rostro lo mismo, el asombro de quien no conoce nada del otro y que por primera vez lo ves. Como dos imanes, nos atrajo nuestros cuerpos, yo creí que conocía el calor, pero nunca imaginé que este fuera tan placentero, tan caliente pero que no quemara y si recuerdo el roce de tu piel, jamás sentí nada más suave, liso y esponjado, tú me veías con miedo mientras mis manos recorrían todo tu lindo cuerpo, eramos dos ciegos que por vez primera veíamos la belleza de la vida, era como leer un libro con escritura bralle, fue maravilloso.

Aún recuerdo cuando te recostaste boca arriba y me invitaste a subir sobre tu cuerpo, el mío temblaba, el tuyo tiritaba, no era de miedo ni de frío, era de deseo y emoción, cuando me coloqué sobre tu morena piel, el calor de tus poros me recibió, un sudor frío nos invadió, sin saber cómo, de pronto me encontraba adentro de ti, algo te dolió eso me afligió, pero no me dejaste retirarme, el dolor pronto pasó y en su lugar nos llegó el placer, esa fue nuestra primera vez, lo recuerdo muy bien. Hoy nos encontramos cada semana en este lugar, nos embriagamos, alcohólicos de amor somos, no necesitamos doce pasos para dejar este vicio, solo deseamos entregarnos lo mejor de nuestro ser, de nuestra piel, de nuestro amor. 

Aún recuerdo cuando fuimos un par de personas solitarias y abandonadas por el sentimiento amor, creímos que nunca lo conoceríamos eso nos mantenía tristes y aislados, escuchar a nuestros amigos hablar de lo que era ser amado y de lo que era amar, eso nos entristecía y mucho, solo imaginar lo que otros ya conocían y disfrutaban y que a nosotros se nos negaba, a nadie le interesábamos, sé que soñábamos, pero sin saber que era lo que nos sucedía, eran experiencias de otros, nunca soñamos la nuestra; ahora no lo soñamos, lo vivimos, ya no somos más dos personas que viven de vidas ajenas, tenemos nuestra propia historia y aunque a nadie se la contamos, sabemos que la nuestra es la mejor... 
Simplemente, porque en la nuestra si hay amor.



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