miércoles, 23 de agosto de 2017

La cajetilla de cigarrillos (las canciones de mi vida)


Rupert llegó a su apartamento, entró, depositó sus llaves sobre la mesita que esta al lado de la puerta de ingreso, al entrar preguntó por su pareja.

_¡Hola!, ¿amor estás en casa?

Rupert, siguió su camino con rumbo hacia la nevera, la abrió y extrajo una cerveza, la destapó y bebió de ella la refrescante bebida, pero su rostro era de quien se pregunta, ¿estará o no?, con botella en mano subió las escaleras que lo conducirían al segundo nivel, donde se encontraba la habitación de ellos, entró y nada, cuando quiso regresar hacía la sala, vio que sobre el marco de la ventana de la habitación había una cajetilla de cigarrillos, esto le llamó mucho la atención, caminó hasta la ventana y al verlos, su corazón palpitó a prisa, sintió que sus piernas no le sostendrían, tomó la cajetilla con cigarros, esta por la mitad, los vio con detenimiento y pensó.

_No es mi marca, estos son más suaves, jamás he fumado de esta marca. ¿De quien serán y qué hacen aquí?

Él se sentó sobre la cama con cajetilla en manos, e imaginó lo que pudo haber pasado, pensó en lo que ella le diría cuando se lo preguntara.

Las imágenes de Rupert, eran de su chica con alguien a quien no le colocó rostro, pues no recordaba quien de sus amigos fumaba de esa marca, él seguía con las imágenes en su cabeza... 

Ella subida sobre el hombre sin rostro, haciendo movimientos pélvicos, echando su cuerpo hacia atrás y apoyándose sobre las rodillas de quien disfrutaba de la hermosa chica, quien ahora gemía de placer, gemidos que se hicieron más pronunciados cuando le llegaba el ansiado orgasmo. Una vez terminada la faena sexual, ella se dejó caer sobre el individuo, este la besó, ella le respondió y luego le sonrió, una sonrisa que daba las gracias por llevarla al lugar del placer, cómo si hubiera mucho tiempo que no estuvo ahí. 
Luego se recostó al lado del personaje, este cogió su caja de cigarrillos y colocándose dos en sus labios, los cuales los encendió al tiempo y una vez que estos alumbraron al rojo, como el de su pasión, le colocó uno a los sensuales labios de la chica, ambos aspiraron y luego dejaron salir la lujuriosas figuras del humo del tabaco, el cual ascendió, dejando su característico olor, luego ella se colocó su cabeza sobre su pectoral y hablaron mientras fumaban; luego de un rato y ya repuestos de su aventura sobre la cama de Rupert, la chica le dijo al desconocido.

_Debes irte, tengo que salir, además Rupert no tarda en llegar y no creo que te lo quieras encontrar aquí. ¿Verdad?
_Claro que no muñeca, ¿cómo lo puedes pensar? ¿Me llamarás? Preguntó, pues otras veces ya lo hizo.

El tipo se vistió y mientras lo hizo, colocó la cajetilla de cigarrillos sobre el marco de la ventana.
¿Los olvidó sin desearlo, o los olvidó a propósito?; pero algo si es seguro, y es que, ella no se percató del olvido de su pareja. 

Una vez sola se vistió y salió con premura pues, se le hizo tarde para lo que debería de hacer.

Esas fueron las imágenes de Rupert, luego pensó. 

_Tres son muchos para una relación, ella tendrá que elegir entre él y yo, o se queda con él, o regresa conmigo, pero los tres, eso no. 

Rupert, bajó a la sala, con cajetilla de cigarros en mano, tomó otra cerveza y se sentó sobre el sofá, con la mente aturdida, pues, Rupert siempre fue fiel a su amada compañera, no comprendía el por qué, ella tuvo que hacer lo que él imaginaba que pudo suceder, pero era claro que tuvo que pasar algo en esa habitación, uno no sube con un desconocido a la habitación solo para hablar. 
Él pensaba en la posible discusión entre él y ella al verla y al hacerlo, él escuchaba que ella le indicaba que, esos cigarrillos no eran de nadie más que de él, pero ella sabe exactamente que no fumo de esta marca, los míos son mucho más fuertes que estos, esta marca es para maricones. Realmente Rupert estaba muy molesto, con él, con ella y con la vida. 

Sumergido en sus pensamientos, pensamientos de un tipo celoso y lastimado en su orgullo, él seguía con la cajetilla de cigarrillos entre sus manos. 
Entonces se escuchó cómo las llaves movían el cerrojo de la puerta de entrada. La puerta se abrió, ella entró sin darse cuenta de que Rupert estaba sobre el sofá, observándola con esa mirada de decepción.

_¡Rupert! Me has asustado, ¿qué haces ahí, como fantasma?

Ella caminó felizmente hasta donde él estaba y seguía sentado, se agachó para saludarlo de beso en la boca, Rupert, con modo y disimulo le volteó el rostro, permitiendo que el beso le fuera depositado en su mejía, esto le extrañó a ella, pues, Rupert no era así.

_Siéntate. Dijo Rupert, como si diera una orden.

Ella obedeció y se sentó justo frente a él, luego de unos segundos de silencio y de miradas, Rupert colocó sobre la mesa de centro la cajetilla de cigarrillos que se encontró en el marco de la ventana de su habitación. Ella al ver la cajetilla, sintió que el mundo se le vino encima, esto la puso nerviosa sin ella poder disimularlo, además de la penetrante mirada de Rupert sobre ella, esperando una explicación lógica. Ella tuvo que controlarse y lo único que se le ocurrió fue.

_¡Rupert! te felicitó, veo que has empezado a fumar otra marca más suave. Bien por ti mi amor esa marca que fumabas era muy fuerte y te pudo hacer daño.

Rupert, la observó por otro rato, sin dejar de verla a los ojos, entonces dijo.

_No, no es mi marca, yo no los olvidé, jamás fumaría esta porquería para afeminados. ¿Quién es?
_No es lo que piensas Rupert. Es solo un amigo, un viejo amigo a quien no conoces.
_No intentes burlarte de mí, pues los encontré en nuestra habitación, ni siquiera pudiste decir que eran de una vieja amiga, es más, no creo que sea la primera vez, esta vez los has olvidado ocultados de mí.
_No mi amor, no es lo que tú piensas, no te imagines que te he engañado, jamás lo haría, no podría. Yo te amo.
_Tres son muchos para el amor -dijo Rupert- Tienes que elegir bien, o eres de él o regresas conmigo, pero esta vez sin mentiras, sin engaños, o eres mía, o eres de él, no se burlarán de nuevo de mí. No me interesa como luzca, ni como sea él, no sé por qué el pensó que lo que es mío también es para él, quizá fue un viejo amor, pero te repito, tres son muchos para el amor, tienes que olvidarlo, tienes que alejarte de él. O eres para mí, o te vas con él.

La chica permaneció sin decir nada, simplemente lloraba, se tomaba la cara con sus manos para enjuagar sus lágrimas, realmente se le veía descompuesta, pues Rupert le demostraba que realmente la amaba, pues, otro ya la abría echado de su lado. 

Luego de un rato sin que nadie dijera nada más, ella tomó aire y pidió perdón, aceptó el engaño y le prometió a Rupert, que solo se dejó llevar por los recuerdos, pero a quien amaba era a él, que nunca más volverá a ver a su viejo amigo, y que sí sucedió, pero solo una vez. 
Pero recalcó.
_Te juro, solo fue una vez, deberás creerme y darme una nueva oportunidad...



                                     El Fin



Inspirado en la canción: Him. Compositor: Rupert Holmes.
Historia de: R. Holmes y S. Raga




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