martes, 29 de agosto de 2017

Las plumillas nuevas del auto de mi hijo


Mi muchacho recién había comprado su primer carro, fruto de un esfuerzo y un ahorro que le limitó mucho en sus gustos, pero claro está, que si no se hacen estos sacrificios jamás se podrá tener nada en esta vida (lo digo desde el punto de vista honesto y honrado), además siempre le inculqué a mi muchacho que no había de endosarse una deuda, que mejor hiciera como siempre he hecho yo, ahorrar y luego comprar de contado, aunque sé muy bien que hacer historial crediticio también es importante. 

Ya llevaba un mes con su auto nuevo y cómo quienes tuvimos esta experiencia, sabemos muy bien que esto conlleva gastos extras, algo que no hacemos ni con la novia, mi hijo se compró unas plumillas nuevas y modernas para su auto nuevo, su orgullo, se compró el par delantero y uno trasero, este lo compró original pues, el del auto lo traía arruinado, quebrado y las lluvias anunciaban su pronta presencia.

_Padre ¿me ayudas a colocar las plumillas?, fíjate que traen un seguro especial y no quiero quebrarlas.
_Claro hijo, vamos. 

Me sentí muy feliz de que mi hijo me tomara en cuenta para esta actividad, algo que normalmente lo hacen solos o con los amigos. Salimos de la casa con las plumillas nuevas, eran las más importantes. 

Allí estaba su Toyota, color azul oscuro, muy oscuro, que casi parecía negro, si que era un carro muy lindo, un modelo juvenil y deportivo, el que yo pude haber deseado cuando tuve mi primer auto, pero eran otros tiempos y el mío fue un pickup, marca Pony, ya lo recordarán, pues he escrito sobre él.

Nos acercamos al auto, en el rostro de mi hijo la emoción, algo que no se podía disimular. Mi hijo me pregunta.

_¿Es necesario abrirlo?
_No, lo que haremos es algo sencillo y no hay necesidad de abrirlo, es más, no nos llevará mas de un par de minutos.
_Está bien, cómo tú digas.

Nos acercamos al auto, mi hijo me entregó las plumillas nuevas, eran hermosas, modernas, pero traían un adaptador muy curioso, el cual, había que estudiarlo bien para no incurrir en daños, cómo es mi costumbre leí las instrucciones, esto me llevó un tiempo prudente, pero este se alargó un poco más, pues realmente era curiosa la manera de instalar estos artilugios, por fin, luego de quebrarnos la cabeza por un buen rato.

_¡Ya lo tengo! Pero sí que es sencillo, todo esta en leer las instrucciones detenidamente y luego observar las figuras. 
_¿Ya le has atinado, has descifrado cómo colocarlos? Sabía que lo lograrías.

Dijo un emocionado muchacho; procedí a extraer los viejos y una vez sin ellos, muy engreído y dando indicaciones a mi hijo, instalé el primero, luego para el segundo.

_¿Quieres instalar este tú?
_Bueno, deja intentar, me dices si lo voy haciendo bien.

Dijo mi hijo confiado de que cualquier problema, yo estaba ahí para guiarlo.

_Ya. ¡Lo hice! Gracias padre. Realmente eres bueno en estas cosas. Contigo aprendo mucho.
_Gracias hijo, todo es cuestión de seguir las instrucciones, solamente es eso. ¿Ves la importancia de conocer el idioma inglés?
_Sí, Pa.
_Bueno, ¿no se ven lindos?

Dijo el orgulloso de mi hijo, me regaló un abrazo, y entonces le digo.

_¿Por qué no vas por el trasero y de una lo instalamos?
_Me parece padre, ahora vengo.

Mi hijo se fue a la casa por la plumilla trasera, una original que su auto no traía desde que lo compró, este le hacía falta. 
Mientras mi hijo regresaba con la plumilla trasera, yo me acerqué con unos vecinos quienes lavaban su auto, estos cuando me acerqué me dicen.

_Quedaron nice esas plumillas.

_¿Sí verdad?, le lucen al carrito.
_Y son caras.

Dijo el hijo de mi vecino; quienes entusiasmados lavaban su carro. 
Fue entonces cuando escuché a mi hijo, quien salía de la casa con el grito en la boca y la angustia en su rostro. 

_¡¡Padre, que se roban el auto!!

Mis vecinos y yo volteamos y efectivamente, una pareja pasaba de lo más tranquilos frente a nosotros, con el auto de mi hijo.

_¡¡Malditos, ladrones!!

Les gritamos junto con mis vecinos. 

Ellos, nos ofrecieron perseguir a la pareja de ladrones pues, no estábamos dispuestos a perder la inversión de mi hijo, a pesar de que era peligrosa la empresa a la que nos estábamos metiendo; vecinos, mi hijo y yo, perseguimos a los ladrones. Mientras los perseguíamos, nos cuestionábamos.

_No les parece raro, ¿por qué no van rápido?, los roba autos salen echos pistolas para no ser alcanzados y estos van a una velocidad normal.
_Ten cuidado papá, de pronto es una nueva estrategia de estos roba autos y lo hacen para que nos acerquemos y una vez cerca, nos matan y nos roban este auto, ¿no crees?
_Tiene razón el joven vecino, mejor nos vamos con precaución, como si no fuera nuestro el auto.
_Tienen razón, no seremos héroes, pero vayan atentos por si ven una patrulla.
_¡¡Un momento!!

Dijo mi hijo con un tono de voz avergonzado y luego se echo a reír.

_Miren, ese carro lleva el parabrisas trasero y al mío le hace falta.
_Es cierto. 

Dije, observando a mi hijo con cara de extrañeza.

_¿Qué sucede vecinos? 
Dijo quien nos ofreció el auto para perseguir a los roba carros.

_Significa padre -Dijo el hijo de quien conducía, tambien riéndose- que ese auto no es el de ellos.
_¡¿Qué?!
_Perdón vecino, ya me recordé que no he sacado mi carro del parqueadero, era tanta mi emoción que le colocamos las plumillas nuevas al auto de esa pareja y ni se han dado cuenta.
_Me dicen, ¿qué hemos estado persiguiendo un auto que no es el de ustedes? 
_¡Sí! ¿No es cómico?
_Bueno, no me lo parece, pero viéndolo desde el lado amable, que bueno, ¿no creen? Eso significa que le has colocado tus nuevas, modernas y caras plumillas a un auto que no es el tuyo, o sea, que en otras palabras, le has regalado tus plumillas a un par de extraños. ¡Jajajajajaja!
_¡¡Jajajajajaja!! 

Reímos todos, pero una vez la adrenalina bajo, mi hijo casi que llora, pues sus plumillas ahora eran de otras personas y ni modo que decirles que estuvimos maniobrando su auto por casi una hora, instalando esas lindas plumillas, al final de cuentas, los malandros resultamos siendo nosotros.

Mi hijo perdió sus plumillas nuevas. Pasamos por el predio donde estaba bien guardado y cuidado su auto. Lo sacó y lo parqueó en el mismo lugar en donde estuvo el otro y no nos quedó más que instalar la plumilla faltante y esperar al siguiente mes para poder comprar otras plumillas.

Tanta era la emoción de mi adolescente hijo, que no se percató que estuvimos instalando sus nuevas, modernas y lindas plumillas a un auto que no era el suyo. Pero, sí que eran idénticos a no ser, porque ese si tenía la plumilla trasera de agencia.



                                  El Fin



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